Dirigente histórico del Partido de los Trabajadores de Brasil (PT), profesor de Economía de la Escuela de Administración de Empresas y de Economía de San Pablo entre otras instituciones, es autor del libro Renta Básica de Ciudadanía, la respuesta dada por el viento, un texto que profundiza la idea medular de su carrera como político. En 2000, cuando era precandidato a la presidencia, Eduardo Matarazzo Suplicy decidió vivir tres días en la favela de Heliópolis, en Ipiranga, para poder trabajar el concepto de renta básica. Suplicy, tres veces elegido senador en San Pablo por el PT, presentó de puño y letra el proyecto que dio origen a la Ley 10.835/2004, que establece una renta básica de ciudadanía en Brasil. Al legislador le gana el rol de profesor cuando expone exaltado los argumentos de su proyecto.

Es uno de los políticos más respetados del oficialismo de su país. Con su ex mujer, Marta Suplicy, comparten una misma pasión: la ciudad de San Pablo. Y ambos compiten por la alcaldía junto a otros tres precandidatos –la senadora Suplicy ya fue alcaldesa y perdió en la última elección municipal—. Sin embargo, el favorito de Luiz Inácio Lula Da Silva es el actual ministro de Educación, Fernando Haddad. Al parecer, el ex mandatario intenta evitar las internas y busca apoyos para lanzar a Haddad.

En 2001, el divorcio de los Suplicy, una de las parejas de políticos más conocidas de Brasil, de esas que parecen perfectas, dio tela para cortar y elucubrar sobre las causas que llevaron a la ruptura después de tres décadas. La prensa local mencionó en ese momento como un motivo probable el apoyo que dio el senador Suplicy a la creación de una comisión parlamentaria para investigar polémicos contratos de limpieza firmados por su esposa y entonces alcaldesa de San Pablo. Las revistas del corazón vincularon a Marta con quien se convirtió tiempo después en su nueva pareja, su asesor argentino, Luis Favre.

Los Suplicy tienen un origen militante que los distingue de la mayoría de los históricos petistas. El liderazgo de Lula da Silva se forjó en las luchas obreras de los años setenta y ochenta en la periferia industrial de San Pablo. Marta Suplicy ya era una persona mediática antes de ganar en los comicios municipales de 2000 gracias a sus intervenciones en programas de televisión como sexóloga. Eduardo Suplicy proviene de una familia adinerada. Los Matarazzo, por el lado de su madre, son reconocidos pioneros en la industria brasileña

El se dice tan cercano a Lula como a su sucesora, Dilma Rousseff, de quien destaca su fortaleza y convicción. Suplicy conoció a Lula en los años ’70, cuando éste era el líder de los metalúrgicos y él escribía columnas sobre Economía para el diario Folha de Sao Paulo. Suplicy lo describe como “un líder con un carisma muy grande, pero a la vez es una persona sencilla. Siempre se dirige a la población de manera simple, didáctica y muchas veces usando comparaciones con lo que el pueblo brasileño conoce mejor: el fútbol”.

Algo de esto ha sido inspirador para el propio Suplicy: se lo puede ver en Youtube en el Congreso citando fragmentos de temas del grupo de hip hop “Racionais” –una banda que les canta a los habitantes pobres de San Pablo– o disfrutando de un recital en una favela. Un político distinto.