ECONOMíA › HOY COMIENZA EN WASHINGTON LA CUMBRE DE PAISES INDUSTRIALES Y EMERGENTES QUE SE EXTENDERA HASTA MAÑANA

El G-20 se reúne con la mira puesta en la crisis

Los presidentes debatirán la necesidad de reformular el sistema financiero internacional para evitar nuevos sobresaltos. Las naciones en desarrollo quieren tener mayor incidencia en la futura coordinación global.

La reunión del Grupo de los 20 para reformular el sistema financiero del planeta comienza hoy con una larga lista de pedidos y con la tercera economía mundial, Alemania, en recesión (ver aparte). Los representantes de los países que participarán del encuentro en Washington adelantaron los principales ejes del debate. Desde mayor trasparencia y coordinación en las decisiones de intervención pública hasta más inversión productiva abarca el espectro de temas que abordarán las autoridades. Al margen de algunas cuestiones de forma, los países emergentes que actualmente lideran el crecimiento mundial –como China, Brasil, Rusia e India– buscarán un lugar más acorde con los tiempos que corren, de manera de integrar un G-7 de potencias ampliado. Sobre ese objetivo irán Brasil y Rusia, mientras que China pre r su parte, el gobierno de Japón adelantó que pondrá a disposición del Fondo Monetario 106.000 millones de dólares de sus reservas. El FMI considera, en tanto, tener la pericia necesaria para coordinar una salida de la crisis. Bush admitió que no alcanzará una sola cumbre para cerrar con todos.

Los líderes del selecto grupo que integran las siete potencias y también los países emergentes comenzaron a llegar ayer a la capital estadounidense para iniciar las actividades hoy temprano. Entre los que ya arribaron se cuenta el brasileño Lula da Silva, que encabezará varias reuniones bilaterales. Una será con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Brasil intentará impulsar la creación de un organismo internacional que evalúe anualmente las políticas de transparencia y gestión de los sistemas financieros de cada país. Lula insistirá sobre esa idea, a pesar de que fuera rechazada por la delegación estadounidense en la reunión ministerial de la semana pasada en San Pablo.

Pero ése no será el único pedido que haga Brasil este fin de semana. El gobierno de Lula, junto con el de Rusia, China e India, hizo un llamado a la “reforma de las instituciones multilaterales para que reflejen los cambios estructurales en la economía mundial”. Además del rol central que los mercados emergentes vienen desempeñando actualmente, estas economías están siendo fuertemente afectadas por la crisis que gestaron las malas decisiones de las potencias en el pasado. Por eso quieren ocupar otro lugar en los nuevos acuerdos que se alcancen mañana. “No tiene sentido que temas que afectan a toda la humanidad sigan siendo discutidos solamente por los países ricos”, dijo Lula.

La influencia de esos países, en particular de China, se hizo sentir por estos días con el anuncio en Beijing de un histórico plan de 586.200 millones de dólares para alentar la demanda. A pesar del increíble poder de fuego de la autoridad monetaria del gigante asiático, no quiere cargar con la responsabilidad de aliviar la crisis solo, como otros quieren atribuirle. Protegida por un sistema financiero con casi nula exposición internacional, China no figura entre los más golpeados por la tormenta bursátil. El primer ministro británico, Gordon Brown, hizo alusión a las “sustanciales reservas” chinas, que alcanzan a 1,9 billón de dólares, unas ocho veces más que los recursos actuales del FMI (de 250.000 millones) para socorrer a las economías en dificultades.

India también se presenta algo desacoplada del descalabro financiero. El primer ministro indio, Manmohan Singh, declaró en Nueva Delhi que el mensaje de su país en la cumbre será el de esforzarse al máximo para que la crisis financiera internacional tenga el menor impacto posible en las naciones emergentes. El mandatario instó a fortalecer las instituciones financieras, como el Fondo y el Banco Mundial.

El primer acto oficial es la cena de Estado que se celebra esta noche en la Casa Blanca, que irá seguida de la cumbre de mañana en el National Building Museum de la capital estadounidense. Bush se manifestó confiado en que se sienten las “bases” para reformar el sistema financiero, aunque reconoció que ésta será la primera de una serie de encuentros. “Estamos de acuerdo en que esta empresa es demasiado amplia para ser resuelta en una sola discusión. Por lo tanto, esta cumbre será la primera de una serie”, dijo el mandatario estadounidense.

Mientras se suceden las declaraciones desde distintas partes del planeta sobre las expectativas de este cónclave, los datos económicos en Estados Unidos y la Unión Europea apuran la resolución y establecen cambios mucho más profundos. La economía alemana ya entró en recesión –su Producto arrojó dos trimestres consecutivos en caída–, mientras que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos que reúne a los 30 países más ricos pronosticó una “desaceleración prolongada” de las potencias industrializadas (ver aparte).

Esa situación de fragilidad en el Viejo Continente dio renovado impulso a la necesidad de acrecentar la intervención pública. Los bancos centrales de todo el mundo y las autoridades de control deberán actuar conjuntamente para amortiguar los efectos de la turbulencia financiera, consideró el vicepresidente del Banco Central Europeo, Lucas Papademos. Para los analistas del organismo, la causa principal de la propagación de la crisis fue la falta de regulación en los mercados. Con ese objetivo, el presidente de la entidad que respalda el euro, Jean-Claude Trichet, y el de la Reserva Federal, Ben Bernanke, coincidirán hoy en una conferencia en Frankfurt.

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El primer acto oficial es la cena de Estado que se celebra esta noche en la Casa Blanca.
Imagen: EFE
 
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