ECONOMíA › AGOBIADA POR LAS DEUDAS, LA PAPELERA MASSUH PODRíA PASAR A MANOS DEL ESTADO

Entre la quiebra y la nacionalización

El Gobierno analiza tomar el control de la empresa del ex presidente de la UIA para evitar su caída. Están en juego 800 empleos. Adeuda 249 millones de pesos, la mitad a la banca pública. La eventual estatización no condonaría esos pasivos.

 Por Sebastián Premici

La papelera Massuh está en la cuerda floja. Desde el Gobierno aseguraron a Página/12 que la compañía del ex pope de la Unión Industrial Argentina –Héctor Ma ssuh– pendula entre “la quiebra o la nacionalización”. “No es un momento político para dejar caer una empresa con tantos empleados. Además, la mayoría de sus acreedores son del ámbito público.” Con esta frase, fuentes oficiales dejaron entrever que la empresa estaría más cerca de la nacionalización. Por su parte, desde el sector privado remarcaron que la situación económica de la papelera es crítica y que Héctor Massuh dejó de asistir a las reuniones de la UIA desde octubre del año pasado “afligido por la mala situación de su empresa”. En tanto, la versión de trabajadores de la compañía es que Massuh habría vaciado la papelera y armado negocios rentables junto a sus hijos con otras cuatro empresas más pequeñas. La firma tiene deudas por 249 millones de pesos y emplea a más de 800 personas.

Desde los ministerios de la Producción y de Trabajo reconocieron a este diario que hubo varias reuniones entre los directivos de Massuh S.A. y los ministros de cada cartera, Débora Giorgi y Carlos Tomada. De algunos de esos encuentros también participó Mercedes Marcó del Pont, titular del Banco Nación. La deuda de la papelera ascendería a 249 millones de pesos y el 50 por ciento sería con la banca pública. Fuentes gubernamentales informaron a Página/12 que se está estudiando la situación patrimonial de la compañía y que cualquiera sea la salida –nacionalización, expropiación o quiebra– “no se condonará la deuda”.

La denuncia sobre el vaciamiento es impulsada por los trabajadores. Indicaron que Massuh habría desviando fondos e infraestructura de la papelera hacia cuatro empresas más chicas, fundadas por él y sus hijos. “Se comieron todo”, acusaron.

La papelera fundada por el ex hombre fuerte de la UIA –Massuh fue presidente de la entidad en 2002 y tuvo un rol influyente en todas las gestiones desde los ’90– sabe de crisis. En 1998, con la caída de los tigres asiáticos, la papelera ya reportaba una deuda cercana a los 100 millones de dólares. Ese mismo año, la compañía entró en concurso preventivo por cesación de pagos.

En 2007 su situación financiera no era mejor que años anteriores. Luego de varios meses de negociaciones para hacerse de liquidez, la papelera logró vender su planta de embalaje ubicada en la localidad de San Justo. La compradora fue la firma Fibra Papelera, que pagó 32 millones de dólares. Ese dinero se utilizó para la reconversión industrial de la compañía y para cumplir con las cuotas de la deuda concursal.

Al año siguiente, Massuh negoció la venta de la fábrica productora de papel encapado Brillapel con Ledesma. La familia Blaquier pagó 17,4 millones de dólares. Para lograr esta transacción, Massuh tuvo que conseguir una autorización, producto de su concurso judicial.

También en 2008 Massuh S.A. consiguió un préstamo de 40 millones de dólares de la IIG Trade Opportunities Fund NV, un fondo de inversión destinado al financiamiento del comercio internacional. Fue un préstamo a 5 años, destinado al repago de deuda. Sin embargo, las sucesivas ventas, sumado al crédito millonario, no alcanzaron para sacar del pozo a la papelera.

Luego de cinco meses de haber conseguido ese crédito, la empresa comenzó a deber los salarios de sus trabajadores. Según el último balance presentado ante la Bolsa de Comercio, la firma tiene un rojo de 70,1 millones de pesos. La paradoja de esta situación es que la empresa produce 50.000 toneladas de pasta celulósica, 45.000 toneladas de papeles para impresión, 40.000 toneladas de papel para embalaje y más de 5000 toneladas de papel para librería. Además, es la tercera en el mercado local. Fuentes oficiales creen que es necesario investigar a fondo la situación patrimonial de la compañía y la responsabilidad de sus dueños.

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Héctor Massuh fue presidente de la Unión Industrial. Hace seis meses dejó de ir a la entidad.
Imagen: Eugenia Kais
 
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