ECONOMíA › LA CONFEDERACIóN DE LA INDUSTRIA ITALIANA DENUNCIó UNA “CONFISCACIóN”

Telecom suma aliados en Italia

La entidad patronal le pidió a la Comisión Europea que intervenga para preservar las inversiones de la compañía en Argentina. Al mismo tiempo, en Italia también se muestran preocupados por el avance de Telefónica en su país.

La Confederación de la Industria italiana (Confindustria) le solicitó ayer al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que intervenga para preservar las inversiones de Telecom Italia en Argentina. “La reciente decisión de la comisión antimonopolio de ese país resulta una confiscación de hecho de las acciones”, afirmó la titular de la entidad patronal, Emma Marcegaglia. El pedido se suma a los formulados también ante las autoridades europeas por un grupo de eurodiputados italianos y por las operadoras de telecomunicaciones y al malestar expresado por el viceministro de Economía italiano, Giusseppe Vegas. La intención es presionar para forzar una salida política del conflicto. Sin embargo, en Italia también se multiplican las voces de quienes advierten sobre los riesgos que conlleva la alianza con Telefónica de España. De hecho, ayer el viceministro italiano de De-sarrollo Económico, Paolo Romani, no descartó una gestión de su gobierno para persuadir a los socios italianos de Telecom y evitar que dejen el control de la firma en manos extranjeras. Confindustria es la principal cámara patronal italiana y su reacción es similar a la que tuvo la Unión Industrial Argentina cuando el presidente venezolano Hugo Chávez decidió expropiarle Sidor a la compañía Techint. La diferencia es que en este caso el Gobierno no expropió la firma sino que amenazó con hacerlo si Telecom Italia sigue demorando la desinversión ordenada por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. En octubre de 2007, los italianos se aliaron con Telefónica, su principal competidor en el país. Entonces se inició una investigación de donde surgió que tenían que vender para estar en regla con la legislación local y se les otorgó un año de plazo para hacerlo. De hecho, la compañía está llevando adelante una licitación privada para buscar comprador para sus acciones.

El problema surge porque la compañía no está dispuesta a vender sus acciones de apuro a precio rebajado. Por eso resiste su salida y hace lobby para tratar de sacar la mayor tajada posible al momento de emprender la retirada. Esa estrategia choca con las declaraciones de los propios italianos que cuestionan la alianza con Telefónica. “Como gobierno no podemos fingir que el problema no existe”, aseguró el viceministro italiano de Desarrollo Económico, Paolo Romani, en referencia a un posible escenario en el que la operadora italiana quedará bajo gestión extranjera.

El funcionario se refirió a una táctica de persuasión que podría llevar a cabo el gobierno hacia los bancos italianos Mediobanca e Intesa Sanpaolo, que integran el accionariado de Telecom Italia a través del consorcio Telco (que también integran Telefónica y Generali) para que permanezcan en la empresa. Ahora Telefónica es el principal operador tecnológico de la firma, pero no detenta la mayoría accionaria, situación que podría cambiar si Mediobanca e Intesa venden su participación.

Para fundamentar su temor, Romani hizo referencia al riesgo de desinversión que le genera el hecho de que la compañía pase a estar controlada por los españoles. “Si una multinacional no italiana adquiere una compañía radicada en Italia puede decidir no invertir en Italia y, por tanto, hay un riesgo de que se empobrezca la estructura que existe”, sostuvo. “En el caso de Telecom, la red no puede ser deslocalizada porque está radicada en nuestro territorio, pero una dirección de mayoría no italiana en Telecom, en el caso de una fusión o cualquier mecanismo societario, aunque no pueda deslocalizar, puede decidir invertir más en otros países, como Argentina, Brasil y España, así que el riesgo de que se empobrezca la estructura italiana existe”, concluyó. El argumento es justamente el contrario al que hacen valer los lobbystas que defienden la permanencia de Telecom Italia en el país argumentando que el capital extranjero es el único capaz de garantizar un nivel de inversión adecuado.

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El Gobierno le dio un plazo de un año a Telecom Italia para vender las acciones de su filial.
 
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