ECONOMíA › DEBATE SOBRE LAS TRANSFORMACIONES Y PERSPECTIVAS DE LA ARGENTINA

La economía, en una nueva época

Así definió Aldo Ferrer el actual período económico en un panel del congreso de AEDA compartido con los economistas Miguel Bein, Daniel Heymann e Iván Heyn. Evaluaron las implicancias de la suba de precios y el favorable contexto internacional.

 Por Javier Lewkowicz

“Asistimos a un cambio de época. Y esta nueva realidad se distingue por la recuperación de la gobernabilidad de la economía argentina”, concluyó el economista Aldo Ferrer, en el panel “El rumbo de la economía argentina. Perspectivas macroeconómicas y desafíos actuales de política”, en el segundo congreso anual organizado por la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA). Esa mesa se completó con figuras de diverso origen político, teórico y académico, como Miguel Bein, destacado consultor del sector privado; Daniel Heymann, relevante macroeconomista, e Iván Heyn, integrante de la mesa directiva de AEDA. Debatieron con distintas visiones sobre el desempeño económico desde la salida de la convertibilidad y las perspectivas, abordando ejes como la potencialidad del agro para encabezar el desarrollo, la situación fiscal y una potencial vuelta al crédito internacional, el escenario en 2011 y la inflación, entre otros.

Los panelistas coincidieron en que desde la salida de la convertibilidad se produjo una ruptura con la histórica restricción de la economía vinculada al faltante de dólares para respaldar el proceso de crecimiento. Esa limitación provocó durante la fase sustitutiva de importaciones los denominados ciclos “stop and go”, donde la creciente industrialización requería cada vez mayor cantidad de divisas para la importación de bienes de capital, dólares que eran provistos por el agro, cuya oferta es rígida y llegado el momento no bastaba para las necesidades del modelo. En ese momento se debía devaluar con el posterior impacto recesivo, que reiniciaba el ciclo.

“Por primera vez desde 1914 sobran dólares, con un PIB que creció el 70 por ciento habiéndose generado mucho empleo. Y esas divisas son de verdad porque provienen del comercio”, resumió Bein. Aldo Ferrer completó la descripción: “La eliminación de la brecha externa junto a la fiscal, por la mayor presión tributaria, permitió recuperar la capacidad de hacer política económica por parte del Estado. Eso genera conflictividad con los sectores que gozaron amparados por el no intervencionismo y el comando de la economía desde el FMI”.

Estas mejoras responden, para Iván Heyn, a políticas oficiales como el tipo de cambio competitivo, la política monetaria del BCRA, las retenciones, la reestructuración de la deuda, la política de ingresos, nacionalización de empresas, el control de precios, la eliminación de las AFJP y la utilización de reservas internacionales para pagar deuda. Sin embargo, los panelistas reconocieron la importancia de la dinámica de los commodities, en especial la soja, con el aumento de precios y la pujante demanda asiática.

Frente a este escenario favorable para el agro no son pocos los sectores que evocan a la economía argentina de principios de siglo pasado. Sin embargo, “la producción primaria basada en exportación no genera desarrollo, y sólo brinda empleo a un tercio de los trabajadores”, apuntó Ferrer. En una línea similar, el profesor Heymann describió que “las exportaciones per cápita de productos primarios en nuestro país están muy lejos de las chilenas o de las venezolanas, y no alcanzan para los 40 millones de argentinos”.

En referencia a la inflación, los economistas tomaron posturas diferentes, aunque todos descartaron que se trate de un proceso descontrolado. Para Ferrer, la actual inflación es inercial, no es un problema estructural y tampoco es incompatible con el crecimiento. “Hay que recordar que la Argentina tiene en el siglo XX el record mundial de inflación”, indicó. En cambio, Heymann explicó que el aumento de precios atenta contra la posibilidad de pactar contratos en pesos, perjudicando el endeudamiento en “moneda blanda” de parte de los empresarios. Esto conlleva a tener que sostener márgenes de ganancia muy altos para autofinanciarse, impactando negativamente en la distribución del ingreso. Heyn respondió que exitosas experiencias de desarrollo como la de Brasil en los ’70 o la de Corea del Sur se llevaron adelante con inflación, gracias a la existencia de Estados desarrollistas muy fuertes.

Proyectando el escenario en 2011, Bein adelantó que calcula una suba del salario medido en dólares del 20 por ciento y un superávit comercial que llegaría a 8500 millones de dólares. Además, un nivel de gasto, en un año electoral, creciendo 5 o 6 puntos por encima de la recaudación y un tipo de cambio que rondará los 4,20 pesos.

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Heyn, Ferrer, Heymann y Bein analizaron los desafíos actuales de la política económica.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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