ECONOMíA › EDUARDO BASUALDO PLANTEó QUE LA NACIONALIZACIóN DE YPF ABRE UN CAMINO A IMITAR EN OTROS RUBROS

Más Estado en sectores estratégicos

El economista estimó necesario profundizar las políticas de intervención estatal en la economía, en la línea que se definió con claridad tras el conflicto de 2008. Español y Porta marcaron luces y desafíos de la política oficial. Fue en el congreso de AEDA.

 Por Javier Lewkowicz

“En los próximos años es necesario que se profundice la política económica que empezó en 2008. ¿Qué quiere decir? Mayor presencia estatal en producciones estratégicas junto a la adopción de políticas activas para combatir el elevadísimo grado de extranjerización, concentración y escasa diversificación de la producción que tiene nuestro país.” Esa definición sobre la estrategia que sería deseable que el Gobierno adopte fue ofrecida ayer por el prestigioso economista Eduardo Basualdo, que actualmente es uno de los directores independientes designados por el Estado nacional en YPF. De escasas apariciones públicas, Basualdo explicó que el conflicto alrededor de la resolución 125 en 2008 volvió a abroquelar a los sectores dominantes en contra del Gobierno, que a partir de allí concentró su accionar en la prioridad de redefinir el carácter neoliberal del Estado, diseñado a partir de 1976 y especialmente en la década del ’90.

La disertación se dio en la charla “Los desafíos del escenario productivo: industria, energía y crecimiento económico”, en el IV Congreso de AEDA. La mesa contó con la participación de Paula Español, vicepresidenta de AEDA y gerente de finanzas de Cammesa; Fernando Porta, economista del Centro Redes, y Leonardo Boto, de Inprotur. Porta advirtió que la tasa de reinversión del sector privado es menor a la de los ’90 y que “se necesita una mejor hipótesis para explicarlo”.

“El principal desafío para el de-sarrollo de la Argentina es superar la restricción externa y hacerlo sin caer en la tentación de recurrir al endeudamiento ni al ajuste. Para ello hay que mejorar la inserción exportadora, sustituir importaciones y recuperar la soberanía energética”, destacó Español (ver aparte). En relación con la profundización de la industrialización, mencionó la “relevancia de YPF como proveedor de energía, pero al mismo tiempo demandante de insumos y bienes de capital, y la actividad minera”. “Se busca desarrollar proveedores nacionales y también locales”, explicó. El sector automotor, maquinaria agrícola, industria naval, ferroviaria y aeronáutica y el sector de salud son segmentos que también destacó como oportunidades para sustituir importaciones.

En forma retrospectiva, Basualdo dividió en dos al ciclo kirchnerista: antes y después del conflicto con las corporaciones del agro en 2008. “Es un conflicto que no tiene fundamento económico sino político. Los sectores dominantes intentaron desestabilizar al Gobierno que, a pesar de la resolución concreta a favor de la Mesa de Enlace, políticamente terminó triunfando. A partir de este conflicto se hizo más sólida la alianza entre grandes propietarios rurales y los grupos económicos locales, con lo que se restablece la alianza dominante desde la dictadura, esa que condujo al proceso de destrucción nacional entre 1976 y 2001. El primer gobierno kirchnerista tiene como contrincante fundamental al capital financiero y sus representantes políticos, es decir, los organismos internacionales. La disputa de 2008 le permite definir como contrincantes a los grupos económicos locales. Y justamente la característica de un gobierno nacional y popular tiene que ver con eso, con el cuestionamiento del sistema de dominación anterior, del bloque que dominó en el período con el patrón de acumulación de valorización financiera. Ese conflicto le permitió al Gobierno dar un salto cualitativo”, analizó.

Por su parte, Porta advirtió tres “reacciones estructurales” desde 2003: la reestructuración de la deuda, la estatización de las AFJP y luego la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central junto al cambio de paradigma en el mercado energético, medida que todavía no mostró sus resultados, matizó. “Se manifiestan límites en el modelo, como la inflación, la baja tasa de inversión del sector privado, la reducción del margen de maniobra en el frente fiscal y el fantasma de la restricción externa. Creo que la idea de que para estimular la producción basta con el aumento en la demanda, es decir, de que la estructura de la oferta finalmente se acomoda, demostró no ser necesariamente así”, advirtió. “Las bases materiales del modelo anterior de acumulación permanecen, es necesario modificar el perfil productivo, para lo cual debe haber un conjunto sistémico de medidas apuntadas a estimular la oferta”, agregó. Español analizó que la industrialización requiere “profundizar herramientas de financiación”. Mencionó la necesidad de tener en el país una planta de refinación de cobre, de pasta celulósica, ampliar la refinación de petróleo y la del polo petroquímico.

En tanto, Basualdo dijo que la nacionalización de YPF “es un hecho fundamental porque es la primera vez que el Estado tiene participación directa en la producción de bienes”. También elogió el decreto 1277, que regula el mercado hidrocarburífero. El economista de Flacso destacó que el principal canal de transmisión de la crisis mundial es Brasil, aunque también incide la presión para remitir más utilidades por parte de las multinacionales. “No sólo la crisis es un impedimento, los sectores dominantes, que buscan imponer un patrón de acumulación centrado en la actividad agraria, con todo lo que ello supone para los sectores populares, también lo son”, fustigó.

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Los economistas Paula Español, Eduardo Basualdo y Fernando Porta expusieron en el IV Congreso de AEDA, que finaliza hoy.
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