ECONOMíA › IMPORTANTE DISMINUCIóN DEL DéFICIT CON BRASIL

Brecha que se cierra

Impulsado por las exportaciones de automóviles, el intercambio comercial con la potencia regional registró una mejora sustancial. Los expertos debaten si es una situación coyuntural.

En los primeros seis meses del año, la balanza comercial con Brasil registró un déficit de 523 millones de dólares, 64,5 por ciento menor que el observado en el mismo período de 2012. Las exportaciones sumaron 8799 millones, un incremento del 19,5 por ciento, cifra que supera incluso los valores alcanzados en el primer semestre de 2011. En tanto, las importaciones acumuladas fueron de 9322 millones de dólares, 5,5 por ciento por encima de los registros de igual período de 2012.

El cambio de tendencia del vínculo comercial con la potencia regional lo explica el desempeño del complejo automotor. Hubo un aumento de las exportaciones de las terminales argentinas, mientras que retrocedieron las importaciones de autopartes. El debate es si esta mejora del intercambio puede sostenerse en el tiempo o es el producto de medidas de corto alcance o del mediocre desempeño de la economía brasileña.

Desde 2004, el déficit comercial con Brasil fue en aumento hasta alcanzar 6000 millones de dólares, en 2011. Esto fue resultado de la recuperación de la economía local a partir de la ruptura del modelo de convertibilidad. Algunas industrias mercadointernistas aprovecharon la nueva ecuación de rentabilidad por la salida del uno a uno para sustituir importaciones. También otras ramas consiguieron de-sarrollar estrategias de negocios basadas en las exportaciones. Es el caso de la automotriz: un sector reestructurado en los noventa que logró despegar en los últimos años.

Después de tres décadas de apertura comercial indiscriminada, el entramado productivo local había sido alterado hasta desmantelar algunos eslabones estratégicos de la cadena de valor. Un ejemplo es el vaciamiento en el rubro de las autopartes. La consecuencia entonces fue la carrera alcista en el déficit del intercambio con Brasil y con otros países de Asia.

Además de este bache comercial, las cuentas externas comenzaron a recibir la presión extra del rojo energético durante los últimos tres años. Eso marcó un punto de inflexión de la administración comercial-cambiaria en 2012, para evitar que la restricción externa lesione el poder de compra de los salarios a partir de una fuerte corrección del tipo de cambio. Esa era la salida tradicional al faltante estructural de dólares de la economía. Una estrategia para reforzar los controles fue agregar a las licencias no automáticas, que habían comenzado a aplicarse para moderar el impacto de la crisis internacional, las declaraciones juradas anticipadas de importación. Entre los resultados de esa mayor regulación sobresale que el déficit comercial con Brasil bajó de 6000 a 1500 millones de dólares en 2012. Hubo analistas del mercado que no asociaron la corrección del saldo comercial con las medidas de protección. Explicaron el proceso a partir de la desaceleración de los despachos al exterior debido al menor crecimiento de la economía brasileña. “Sin necesidad de producir para vender al mundo tampoco hubo necesidad de importar insumos”, afirmaron. Pero lo cierto es que en los últimos meses las exportaciones repuntaron y el déficit del intercambio no aumentó.

El desempeño del complejo automotor es relevante para explicar ese cambio de tendencia en el saldo comercial. Después de la desaceleración de 2012, las terminales nacionales recompusieron los despachos al mercado brasileño. Existe un debate entre analistas acerca de si esta tendencia puede mantenerse hasta convertirse en una situación estructural. Los escépticos, defendiendo las posturas de libre mercado, explican que “el mejor desempeño de la balanza con Brasil es un producto de medidas arbitrarias que se limitan a una dinámica de corto plazo”. En cambio, otros especialistas reconocen que los resultados de 2013 marcan un punto de inflexión para avanzar en el esquema de intercambio comercial compensado. Aunque advierten que la tarea no es menor y ponen el ejemplo del complejo automotor, bloque que explica gran parte del comercio total con Brasil. El rubro de autopartes registra un marcado desequilibrio, lo que responde a estrategias de negocios globales de las multinacionales que son difíciles de modificar. Por cuestiones de escala y financiamiento, los grandes proveedores de partes-piezas se encuentran en el mercado brasileño, mientras que las terminales se localizan en la Argentina.

Entonces, para revertir la situación del déficit comercial es necesario que las proveedoras internacionales no solo se radiquen en el país sino que realicen transferencia de tecnología en la rama. Si bien conseguirlo puede demorar años, el desarrollo de las fábricas de autopartes locales, recuperando eslabones clave del negocio, es imprescindible para alcanzar una reindustrialización con creación de trabajo calificado. Como se sabe, el rubro genera el mayor valor agregado de toda la cadena al tiempo que pone en funcionamiento el efecto multiplicador sobre el empleo y la actividad productiva de la economía.

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La balanza comercial con Brasil tuvo un déficit de 523 millones de dólares en el primer semestre del año.
 
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