ECONOMíA › DUHALDE LOGRO CONVENCER AL TITULAR DEL BANCO CENTRAL DE QUE SIGA EN EL CARGO

Blejer quedó a plazo fijo pero sin corralito

Tratando de eludir un nuevo dolor de cabeza con el FMI, Duhalde le pidió a Blejer que permaneciera un tiempo en el cargo. Lavagna también le había reclamado a Duhalde desde Washington que retuviera al titular del Central. La desconfianza de los líderes europeos también pesó.

 Por Claudio Zlotnik

A plazo fijo. Esa es la situación en la que Mario Blejer quedó al frente del Banco Central después de la reunión que mantuvo con Eduardo Duhalde. Blejer había llegado con la renuncia en la mano a ese encuentro en la Casa Rosada. Pero el Presidente lo convenció de permanecer en el puesto apelando a los sentimientos más primarios: “Le pido un esfuerzo por la Patria”, le sugirió el jefe de Estado, y Blejer no pudo negarse. “No soy de las personas que vaya a desairar semejante pedido de un Presidente”, les dijo a sus colaboradores más íntimos. También les comentó que por ahora se queda en el cargo. Pero que también tiene en claro una cosa: no quiere pasar a la historia como el titular del Banco Central en medio de una hiperinflación.
El pedido de Duhalde a Blejer es una consecuencia directa del viaje del jefe de Estado a Europa, en donde atendió los reclamos de sus colegas del G-7 de arribar a un rápido acuerdo con el FMI. La salida del titular del BCRA hubiera ido a contramano de los planteos que escuchó Duhalde. Incluso, desde Washington, desde donde partió anoche, Roberto Lavagna se comunicó con el Presidente para sugerirle que convenciera a Blejer para evitar un nuevo traspié en las negociaciones con el Fondo Monetario. “No queremos hacer cambios traumáticos por lo menos hasta que firmemos con el FMI”, señalaron en la Casa de Gobierno.
Hubo dos motivos que llevaron a Blejer a pensar en la dimisión: el choque violento con Economía por el corralito y, el más importante, la falta de una protección legal para abocarse a la reestructuración del sistema financiero. Pero además influyó el cansancio físico que sufrió el titular del Central. “Siento que pasaron tres o cuatro años y ni siquiera hace uno que asumí en el cargo. Esto es muy desgastante, especialmente por las peleas diarias con otros funcionarios”, se sinceró Blejer ante un grupo de colaboradores de confianza. El encuentro con Duhalde empezó a las cinco de la tarde y finalizó 45 minutos después. Blejer salió de la Rosada sin formular declaraciones.
Respecto de una ley de Indemnidad, Duhalde fue muy claro en su diálogo con el banquero. Se comprometió a empujar personalmente la sanción de la norma. Blejer, a su vez, le apuntó que no alcanzaría con la existencia de un decreto o una ley del Congreso sino que debería crearse un “comité político”, formado por legisladores y funcionarios del Gobierno, que debería abocarse a la evaluación de la situación de cada banco y la manera de resolver el problema.
Enterados de que el pedido de la protección legal era el principal reclamo, varios legisladores y gobernadores, entre ellos el cordobés José Manuel de la Sota, se comunicaron telefónicamente con Blejer para manifestarle el apoyo a la medida. En la Cámara baja, el titular del bloque del PJ, Humberto Roggero, y el presidente de la Comisión de Finanzas, Rodolfo Frigeri, se encuentran entre quienes acompañan el reclamo del BCRA. Sin embargo, cerca de Blejer son escépticos. Al tanto del agotamiento del funcionario, una alta fuente del Central se sinceró en diálogo con este diario: “No creo que él goce de la ley de Indemnidad. Será un regalo que le dejará al que venga”, arriesgó.
El otro punto en discusión es el corralito. Si bien el tema no se analizó durante la reunión en la Rosada, lo cierto es que Blejer se queda sabiendo que perdió la pelea con Economía. El banquero prefería la aplicación de un Plan Bonex II que terminara congelando los depósitos reprogramados. En cambio, Lavagna se inclinó por darle una oportunidad a esos 38 mil millones de pesos y que una parte de esos fondos sirva para intentar la reactivación de la economía. Para ello, se habilitará la compra de bienes con dinero encerrado en los bancos. Según comentó una fuente del Palacio de Hacienda, habrá una nómina muy precisa de los activos que podrán comprarse (acciones de empresas endeudadas, viviendas a estrenar) y la proporción que podrá abonarse con dinero y la que se paguecon bonos. El temor de Blejer es que estas operaciones potencien la fuga de depósitos y, por lo tanto, incremente la emisión de dinero. Esta expansión monetaria, que a su vez presionaría sobre el tipo de cambio, se transformaría en el embrión de un proceso hiperinflacionario. “No voy a ser el presidente de la híper ni el que remate las reservas”, aseguró Blejer a su círculo íntimo.
La salida del corralito será analizada hoy en una reunión que mantendrán Duhalde, Blejer y Lavagna. Anoche, cuando se supo que Blejer permanecía en su puesto, desde el Palacio de Hacienda insistían en su postura: “podremos hacer algún retoque, pero el espíritu del proyecto no se modificará”, apuntó un funcionario a Página/12. La idea de Economía es anunciar la medida en forma urgente, entre mañana y pasado. En este punto hay plena coincidencia con el BCRA: los funcionarios advierten la necesidad de poner en marcha una iniciativa que pueda cambiar la expectativa de los ahorristas y dejen de huir los depósitos. En lo que va del mes de los bancos se fueron 1180 millones de pesos, a razón de 100 millones diarios.
Desde que empezó a quedar en claro que Duhalde optaría por la solución de Lavagna para el corralito, en el Directorio del Central supieron que el final se acercaba. Sólo un expreso pedido del Presidente logró evitar el portazo. Pero la historia no terminó. “No pude prometerle que me quedaría hasta el final. Yo acompaño, pero antes quiero saber para qué. Y no tengo en claro cómo sigue el proceso”, explicó Blejer a sus colaboradores, dando cuenta de su inseguridad.

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Mario Blejer no se fue, pero tampoco quedó atornillado para siempre. Se confesó “desgastado”.
 
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