ECONOMíA

Un escándalo Mundial

Como si el desprestigio que golpea a los organismos internacionales no fuera suficiente, el Banco Mundial quedó envuelto en una dura polémica con sus propios empleados, que acusan a las autoridades de poco transparentes. El conflicto se originó por la designación a dedo de una ejecutiva republicana para dirigir el departamento anticorrupción. La asociación de trabajadores descargó fuertes críticas contra el presidente Paul Wolfowitz. Además, envió una carta por correo electrónico a los 10.000 empleados de la institución en la que expresa su “preocupación” con las recientes designaciones. En la misiva, el grupo dice estar “particularmente ofendido” por las declaraciones de funcionarios del banco que han restado importancia a esas preocupaciones, al atribuirlas a un puñado de “descontentos” y a un intento de “socavar los esfuerzos para perseguir la corrupción en los proyectos del BM”. Esas declaraciones aparecieron publicadas recientemente en el diario británico Financial Times, que las atribuyó a un asesor de Wolfowitz. Según la asociación, esos comentarios subrayan “la creciente desconexión” entre la dirección y la mayoría de los trabajadores. El nombramiento de la discordia es el de Suzanne Rich Folsom, una ejecutiva con estrechos lazos con el Partido Republicano de Estados Unidos.

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