ECONOMíA › BOICOT DE UNA SEMANA CONTRA LA SUBA DE PRECIOS

Sin papa ni calabaza en el puchero

“Hasta el viernes, no compre papa ni calabaza”, exhortaron ayer cuatro asociaciones de consumidores que lanzaron un boicot contra esos productos, cuyos precios escalaron exageradamente las últimas semanas. Los organizadores son los mismos que convocaron a una huelga de compra contra el tomate hace dos semanas, con un éxito reconocido hasta por el presidente Néstor Kirchner. Como en aquella oportunidad, también participa la Cámara de Autoservicios y Supermercados propiedad de Residentes Chinos (Casrech): 736 locales de esa red suspendieron la compra de aquellos bienes hasta la próxima semana para presionar por una disminución de precios.

Las asociaciones de consumidores cargaron la mayor parte de la responsabilidad por las subas a las grandes cadenas de súper e hipermercados. “Hoy el problema está en la comercialización minorista. Los más grandes son los que están produciendo la mayor distorsión de precios”, denunció Pedro Bussetti, de la asociación Defensa de Usuarios y Consumidores (Deuco). El sector de la producción fue aumentando gradualmente el envío de mercaderías a los distribuidores mayoristas, pese a lo cual ni la papa ni la calabaza reflejaron una baja de precio al consumidor final.

La papa se ofrecía ayer en el Mercado Central a 70 centavos la más económica y a 1,5 peso la de calidad superior. El margen “razonable” que debería cargar el vendedor minorista, de acuerdo con los parámetros habituales, sería de entre 60 y 80 por ciento. Eso llevaría el precio final a entre 1,25 y 2,70 pesos, tomando el valor más alto de esa escala. Sin embargo, la papa llega al público a valores que van de 3 a 6 pesos, 330 y 300 por ciento más caro de lo que sale en el mercado concentrador.

La calabaza, en tanto, cotiza en el Mercado Central a 3,6 pesos y se vende a los consumidores finales a entre 8 y 10 pesos. Osvaldo Bassano, de la Asociación Defensa de Usuarios y Consumidores (Adduc), remarcó que el precio bajó a nivel mayorista –desde más de 4 pesos la semana pasada–, sin que se reflejara en los supermercados. “Se está creando conciencia en la gente en cuanto al poder que tiene su decisión de comprar o no comprar para luchar contra la especulación”, reflexionó Horacio Bersten, de la Unión de Usuarios y Consumidores. Los convocantes al boicot estimaron que en caso de lograr con esa acción una reducción del consumo del 20 por ciento durante esta semana, el precio registraría una caída importante. Esto es porque cada semana llegan 250.000 bolsas de papas al Mercado Central y con una baja de la demanda de aquella magnitud, los vendedores no tendrían más remedio que bajar el precio.

Susana Andrada, del Centro de Educación al Consumidor, indicó que tampoco se debe abusar del instrumento del boicot para no dañar su efectividad. Por otra parte, denunció presiones e intimidaciones del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, por criticar la política oficial contra la inflación.

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