EL MUNDO › ENTRE EL ESTADO DE SITIO Y LA RESISTENCIA

Tailandia se volcó a las calles

El gobierno del primer ministro Abhisit Vejjajiva no disolverá el Parlamento, como lo exigen los más de 100.000 manifestantes del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura que se movilizaron ayer en Bangkok. El premier afirmó que su gobierno fue formado de manera democrática y que las exigencias de los “camisas rojas”, como se conoce a los seguidores del depuesto y exiliado primer ministro, Thaksin Shinawatra, “no son acordes con los principios democráticos. (...) Nuestro objetivo es resolver los problemas del país y, por lo tanto, seguiremos trabajando en beneficio de la nación”, agregó.

El ultimátum de 24 horas que el Frente le otorgó al gobierno para convocar a elecciones terminó al mediodía de ayer, por lo cual se espera que los “camisas rojas” marcharán sobre los lugares estratégicos de la capital para paralizar la actividad administrativa y comercial.

Mientras tanto, desde el gobierno central, el jefe del Ejecutivo advertía que se podría declarar el estado de excepción en Bangkok en caso de que las manifestaciones pusieran en riesgo la seguridad. En caso de aplicarse el estado de excepción, el gobierno puede anular el derecho de reunión en la vía pública y el cierre de aquellos medios de comunicación que “inciten a la violencia”.

Aunque el Frente Unido no ha conseguido congregar al millón de personas que esperaba, han reunido en las calles de Bangkok a más de 100.000 personas. “No pueden pararnos, seguiremos hasta que el gobierno y los jefes del ejército escuchen al pueblo y reinstalen la democracia en Tailandia”, aseguraba ayer un manifestante, profesor universitario de ingeniería.

El primer ministro apareció por televisión poco antes del concluir el ultimátum, rodeado por sus ministros y por sus socios de la coalición gobernante para ofrecer una imagen de fortaleza y control y demostrar que las fuerzas armadas y la policía permanecen fieles a su gobierno. “La celebración de elecciones tiene que tener lugar bajo reglas comunes y en medio de una calma real, anunció Vejjajiva, desde el cuartel del ejército adonde instaló su gobierno temporalmente.

Su respuesta al Frente Unido no produjo la confrontación temida, pero los “camisas rojas” tampoco se han desanimado y continúan la manifestación en un ambiente festivo y pacífico. Sólo resultaron heridos dos militares cuando desconocidos lanzaron seis granadas contra el cuartel donde reside el jefe del ejército, Anupong Paochinda.

El gobierno actual cuenta con el apoyo de la elite conservadora, la mayoría del ejército y gran parte de la clase media, mientras que Shinawatra, aunque ha perdido apoyos, mantiene una fortuna considerable, negocios influyentes y conserva sus dominios electorales en el región septentrional, la más poblada del país.

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