EL MUNDO › TIENE QUEMADO EL CUARENTA POR CIENTO DE SU CUERPO

El dictador Saleh pelea por su vida

 Por C. S. *

Ayer se dijo que el herido presidente de Yemen estaba en una condición mucho más grave de lo que previamente se había supuesto, después de que un ataque a su complejo presidencial la semana pasada provocara su abrupta huida del país. El presidente Ali Abdullah Saleh, quien está recibiendo tratamiento médico en un hospital saudita, sufre de quemaduras en el 40 por ciento de su cuerpo, sangra su cráneo y tiene un pulmón colapsado, heridas serias que sugieren que no va a poder volver a Yemen pronto.

Extrañamente, la información con respecto a la gravedad de sus heridas se filtró desde Washington, posiblemente en un esfuerzo por contrarrestar las afirmaciones de los asistentes de Saleh de que el presidente goza de buena salud e intenta regresar a Yemen cuanto antes para retomar su puesto. Sus heridas probablemente refuercen los esfuerzos de Estados Unidos y Arabia Saudita por persuadir a Saleh de que acepte un trato en el que entregaría el poder a su vicepresidente a cambio de la inmunidad para ser procesado.

A medida que las noticias de las heridas de Saleh se filtraron, unos 4000 manifestantes marcharon a la residencia del vicepresidente de Yemen, Abdel Rabbo Mansour Hadi, instando al líder a formar un consejo interino que formaría un nuevo gobierno y obstaculizaría un regreso del presidente. “El pueblo quiere formar un consejo transicional, no dormiremos, no nos sentaremos hasta que el consejo esté formado”, gritaban los manifestantes. William Hague, el canciller del Reino Unido, se unió a los pedidos ayer, instando a Hadi a “comenzar una transición política ahora”. Muchos temen que, si Saleh tiene la oportunidad de volver, su regreso reavivará la lucha en la capital, mientras las tribus de la oposición tratarán de destituirlo.

Saleh, de 69 años, fue herido el viernes cuando una explosión sacudió su complejo en la capital, Sanaa, matando a 11 de sus guardaespaldas e hiriendo a funcionarios y consejeros. La tribu Hashid, que tenía choques diarios con las fuerzas de Saleh en las dos semanas anteriores al ataque, negó haber estado involucrada.

Aunque su partida fue recibida con júbilo en Yemen, donde un levantamiento popular pedía su renuncia desde enero, dejó al país con un vacío de poder. Los analistas dicen que, cuanto más se tarde en encontrar una solución, mayor es el riesgo de que el conflicto entre la mezcla de leales al régimen, islámicos radicales, secesionistas rebeldes y tribus armadas de Yemen hunda al país en una guerra civil.

Occidente observó con alarma cómo caía Yemen en un baño de sangre, temeroso de que el caos le dé a Al Qaida, que está afianzado en el anárquico sur del Yemen, permiso para florecer. Duras luchas surgieron en Yemen ayer, con las tropas del régimen afirmando haber asesinado a 30 militantes islámicos cuya lealtad no resultaba clara, incluyendo a un comandante de Al Qaida, que había tomado control de la ciudad costera de Zinjibar hace diez días. Los opositores han acusado al presidente de permitir deliberadamente a los militantes islámicos tomar la ciudad.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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