Los heridos de los enfrentamientos entre cristianos coptos y militares acusaron al ejército egipcio de haber atacado a los civiles que se manifestaban pacíficamente frente al edificio de la televisión estatal. Un último informe en el depósito de cadáveres del Hospital Copto de El Cairo, donde fueron trasladadas la mayoría de los civiles, contabilizó un total de 23 víctimas, cifra que fue confirmada por la televisión egipcia. Fuentes de seguridad informaron que al menos 17 civiles y cuatro militares murieron en los choques, y que hubo cerca de 200 heridos. Las autoridades egipcias decretaron un toque de queda desde las 2 hasta las 7 (hora local) en el centro de El Cairo. A esta medida se sumó el llamado del primer ministro egipcio, Esam Sharaf, quien decidió convocar a un comité de crisis para analizar las repercusiones de estos disturbios, anunció el portavoz gubernamental, Mohamed Hegazi. Estos enfrentamientos representan los más graves que se viven en Egipto desde las revueltas callejeras que acabaron en febrero con el régimen de Hosni Mubarak.

El vocero Hegazi explicó que la reunión tratará sobre “las causas y consecuencias de los lamentables acontecimientos de esta tarde (por ayer) y los medios para superarlos”. Poco antes, Sharaf había asegurado que estos choques “no son un enfrentamiento entre musulmanes y cristianos sino (que responden a) tentativas de sembrar el caos y la discordia”. En un breve mensaje difundido en su cuenta de Facebook, Sharaf pidió a los egipcios que no respondan a los llamamientos de la discordia. “Es un fuego que nos quemará a todos sin hacer distinciones”, aseguró el funcionario, quien instó a la unidad frente a “las fuerzas del sabotaje, el abuso y el extremismo”.

Mientras tanto, la situación que se registraba en el centro hospitalario de la ciudad era crítica. No quedaban camas libres y los heridos menos graves fueron ubicados en sillas de ruedas, mientras los médicos eran convocados mediante las redes sociales para que se acercaran a colaborar en la atención de las víctimas. Mithaq Tishad, un hombre de 39 años que fue herido durante las refriegas, señaló desde la habitación en la que descansaba junto a un herido de bala que un tanque le pasó por encima de la pierna y se la destrozó por completo.

“Mi hermano y yo estábamos en Maspero (zona de la ciudad donde se encuentra el canal oficial de radiotelevisión), en una manifestación pacífica. No hemos hecho nada, simplemente llevábamos cruces. Comenzaron a llegar los tanques, cuando la gente empezó a correr me caí y un tanque me pasó por encima de la pierna”, relató. La causa de las manifestaciones de los coptos se originó por la quema de una iglesia en Edfu (ciudad ubicada en el sur de Egipto), donde se desencadenaron los enfrentamientos. Asimismo, Fifian Magdi aseguró que su prometido, Maikel Musaid, un joven de 25 años que preside la organización “Apoyo al Liberalismo y al Desarrollo Social”, murió por una hemorragia en el pulmón luego de ser arrollado por un vehículo militar.

“Estábamos juntos participando en la manifestación cuando fue atropellado por un vehículo blindado del ejército. El murió en el coche mientras lo trasladábamos al hospital”, dijo Magdi entre llantos. Manal Salmi, una mujer que acompañaba a su esposo Rumani, que se encontraba casi inconsciente en una camilla, acusó a los militares por haberlos golpeado cuando se manifestaban. Los pasillos del hospital central estaban llenos de familiares y allegados a las víctimas, que lloraban y gritaban mientras alzaban cruces de madera.

Afuera del hospital, grupos de baltaguiya (matones) armados con palos y cuchillos se enfrentaron a familiares de las víctimas, según denunció Kamel, un testigo que pasaba por allí. La mayor parte de los heridos presentaron traumatismos y contusiones, dijo Kyrolos Noah, un urólogo de 52 años que llegó desde otro hospital hasta el centro de salud.