EL MUNDO › LANZARON UNA OFENSIVA TOTAL CONTRA BASORA, QUE ESTA EN UNA CRISIS HUMANITARIA

“No es nuestra tarea contar a los muertos”

Basora, principal ciudad del sur iraquí, era escena ayer de violentos combates después de que tropas británicas cesaron el sitio y entraron a disputar el lugar, en medio de una crisis humanitaria. Mientras tanto, otra batalla estallaba en Washington.

Por Yolanda Monge
Enviada especial a Kuwait

Jornada clave la de ayer en el avance desde la retaguardia de las fuerzas aliadas. Los marines del ejército británico cambiaron de estrategia en la ciudad de Basora. El asedio a la segunda ciudad en importancia de Irak estaba fracasando ante la defensa férrea que plantaron las fuerzas regulares e irregulares iraquíes. Ante el desastre humano que se anunciaba en la ciudad tras días sin agua ni luz, el mando británico declaraba la ciudad “objetivo militar legítimo”.
Traducido, el término viene a decir, en palabras del coronel Chris Vernon, portavoz del ejército británico: “Entraremos y tomaremos la ciudad”. Tal decisión seguía a una llamada urgente del secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, para evitar una “crisis humanitaria” en Basora debido a la falta de suministros básicos para la población. Hasta ahora, las fuerzas angloamericanas habían evitado el combate urbano en el centro de Basora, donde operan milicias de fedayines, limitándose a cercar la ciudad. Pero ayer, los soldados de la coalición comenzaron a entrar en las calles. La batalla se libraba cuerpo a cuerpo. A última hora de la noche de ayer surgieron rumores de sublevación en Basora. Pero anoche, el coronel Vernon fue claro al respecto: “He dejado Basora hace hora y media y no existía ninguna sublevación; si la hay ahora (por la noche de ayer), bienvenida sea”.
La 1ª brigada blindada británica, más conocida como las famosas Ratas del Desierto de la Segunda Guerra Mundial, continuaba anoche sumida en una feroz batalla en los alrededores y en el interior de Basora. Las fuerzas iraquíes comenzaron a replegarse tras penetrar las tropas del Reino Unido ayer por la mañana, informó Vernon. “Hemos encontrado una resistencia muy dura” por parte de fuerzas “extraordinariamente leales a Saddam Hussein”, entre ellas tropas irregulares de los fedayines del presidente iraquí y unidades de la Guardia Republicana, explicó el coronel británico. “Los paramilitares han aterrorizado a la población –relató el portavoz del Estado mayor del ejército británico destacado en Kuwait– que se encuentra refugiada en sus casas.” Preguntado por sus tácticas para tomar la ciudad tras su cambio de estrategia, el coronel aseguró que en ningún momento piensan disparar artillería contra el centro de la ciudad ya que “está habitada”. “Luchamos con fuerzas irregulares que se visten de civiles para confundirnos, que colocan delante de ellos a mujeres y niños para defenderse de nuestros ataques. De esas fuerzas estamos hablando”, puntualizó Vernon asegurando que el número de “irregulares” rondaría los 1000. “No van a luchar a campo abierto”, confirmó el portavoz británico.
Aparentemente los mandos iraquíes aprendieron la lección de la primera guerra del Golfo en 1991 y no han presentado batalla con grandes concentraciones de tanques y tropas, que son vulnerables ante la superioridad aérea y tecnológica aliada. “Sabemos cómo luchar contra guerrillas urbanas, llevamos años haciéndolo en Irlanda del Norte”, respondió el militar aliado. En cuanto al mal tiempo que desde ayer azota al Golfo con intensas lluvias y tormentas de arena que limitan la visión a 500 metros, el mando británico dijo lo que pensaba de la meteorología: “No estamos para preocuparnos por un poco de lluvia y viento. Eso no va a pararnos”. Respecto del número de bajas entre las fuerzas iraquíes que habría causado la batalla, el militar británico fue más británico y más militar que nunca durante la rueda de prensa: “Nuestra misión no es contar muertos. Si matamos gente la enterramos. A los vivos los hacemos prisioneros de guerra”. “No me cuestionen más por números o por fechas, la guerra no tiene horarios”, zanjó el oficial.
Aunque lejos de sus preferencias, el coronel Vernon tuvo que pasar al terreno humanitario. El mando británico pronosticó que la primera ayuda debería llegar mañana a esta ciudad del sudeste de Irak. “Necesitan agua.No necesitan comida. Sólo necesitan agua y cierta asistencia médica”, informó el coronel. “Nosotros haremos nuestro trabajo para que puedan comenzar a hacer el suyo las organizaciones de ayuda internacionales y las ONG”, explicó. Expertos del Comité Internacional de la Cruz Roja –CICR– ya se habían trasladado ayer a Basora para intentar restaurar el sistema de suministro de agua y evitar una catástrofe humanitaria, según informó Fouad Bawaba, representante del CICR en Kuwait. “Un equipo de ingenieros se trasladó en la noche del lunes a Basora para intentar reestablecer los sistemas de suministro de agua y ya trabajan con equipos locales”, puntualizó Bawaba. Tras cuatro días de asedio, los habitantes de Basora mueren de sed. Según informaba la cadena de televisión árabe Al Jazeera, la población civil bebe agua directamente de ríos contaminados. Incluso hay civiles que se visten de militares para rendirse al ejército británico con el solo propósito de conseguir agua. Buena parte de los más duros enfrentamientos entre las tropas aliadas, principalmente británicas, y las iraquíes han tenido lugar cerca de Wafa Al Qaid, la principal planta de tratamiento de aguas de Basora, que no funciona desde el pasado viernes.
Intensos bombardeos de fragmentación se lanzaban durante la noche del lunes al martes sobre Basora, reportaba desde el lugar el corresponsal de la cadena árabe Al Jazeera, único periodista extranjero autorizado por el régimen de Irak en esa ciudad. El reportero enseñaba a las cámaras un pedazo de metal, en lo que se suponía era un trozo de estas destructivas bombas. El periodista no habló de víctimas. Pero los cerca de dos millones de habitantes –en su mayoría musulmanes chiitas– creían revivir estos días pesadillas ya sufridas durante la guerra del Golfo de 1991. Entonces, la coalición aliada que desencadenó la Operación Tormenta del Desierto golpeó tan duramente como pudo la red eléctrica y los conductos y pozos de agua. Desde entonces, recordaba ayer Al Jazeera, miles de iraquíes han muerto de enfermedades derivadas de la insalubridad del agua tales como disentería, cólera o hepatitis.

*De El País de Madrid, especial para Página/12

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Un soldado de infantería juega en la tormenta de arena.
 
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