EL MUNDO › EL JEFE DEL PENTAGONO ADMITIO QUE NO SABE SI LA GUERRA DURARA “DIAS O TAL VEZ SEMANAS”

Rumsfeld abrió el paraguas antes que llueva

En un día de violentos combates en Nasiriya y de una tormenta de arena que impidió el avance de las tropas, el gobierno de EE.UU. abandonó los anuncios optimistas de la guerra y varios funcionarios, incluido Bush, advirtieron que “lo peor está por venir”.

“No está claro el número de días o semanas que durará la guerra. Pero las tropas están más cerca del principio que del fin del objetivo”, declaró ayer el secretario de Defensa norteamericano Donald Rumsfeld. El jefe del Estado Mayor conjunto estadounidense, general Richard Myers, dijo que “lo más duro está por venir”. Bush fue más optimista. Después de pedirle al Congreso 74.700 millones de dólares para financiar la guerra, dijo que “no podemos saber la duración de la guerra, pero sabemos su resultado: triunfaremos”. En medio de fuertes combates con los iraquíes, las fuerzas estadounidenses atravesaron ayer la ciudad de Nasiriya (una zona crucial en su avance hacia Bagdad), en un combate durísimo que dejó “entre 300 y 500 muertos”, según el Pentágono. Una tormenta de arena bloqueó el avance de marines al noroeste de Nasiriya e interrumpió las operaciones de la 101ª División Aerotransportada estadounidense. Más al sur, los aliados lograron controlar el puerto de Um Qasr.
Una columna de unos 4000 marines norteamericanos cruzó ayer el río Eufrates en Nasiriya. Esta ciudad tiene 265.000 habitantes y representa un punto clave en el avance de las fuerzas aliadas hacia la capital iraquí. Cuando se dirigía al norte de la ciudad, según los norteamericanos, fue tiroteada con armas automáticas, cohetes RPG y morteros. Tuvo que pedir apoyo aéreo y defenderse con artillería. Pero los combates en esta región también dejaron bajas del lado estadounidense. Un oficial del comando central norteamericano (Centcom) en Qatar confirmó que hubo víctimas entre las tropas aliadas pero no quiso dar cifras. Las autoridades iraquíes todavía no dieron cifras sobre bajas en su ejército. La única estimación vino ayer de un mando militar norteamericano que afirmó ante el canal británico Sky News que en los últimos dos días murieron unos 500 soldados iraquíes. En su parte diario, el ministro de Información iraquí, Mohamed Said al Sahaf, negó lo dicho por el Pentágono y aclaró que “el ejército iraquí descuartizará” a las fuerzas invasoras.
El avance norteamericano se frenó con una tormenta de arena que azotó gran parte del país. Cientos de tanques y vehículos de los marines tuvieron que detenerse al noroeste de Nasiriya. La 101ª División Aerotransportada también tuvo que interrumpir sus operaciones. Según un oficial del Centcom, dos helicópteros de combate, un Apache y un Black Hawk, fueron dados por desaparecidos por la tormenta. Después de cinco días de combate, las tropas invasoras lograron controlar el puerto estratégico de Um Qasr, sobre el Golfo Pérsico. Después de cercarla durante varios días, el ejército británico entró en Basora, donde se enfrentó con una fuerte resistencia. Los alrededores de Bagdad sufrieron ayer un fuerte bombardeo, mientras la tormenta de arena cubría la capital con una niebla espesa. Según un vocero del Pentágono, general Stanley McChristal, los bombardeos siguen concentrados en debilitar la Guardia Republicana de Saddam. Estos ataques aéreos preparan un asalto terrestre contra la capital. La vanguardia estadounidense estaba ayer a 100 kilómetros de la ciudad, pero el grueso de las tropas estaba mucho más alejado.
Las declaraciones de Washington fueron ayer más moderadas que las del lunes, cuando el Pentágono se jactó del avance “espectacular” de sus tropas hacia Bagdad. El general Richard Myers, jefe del Estado Mayor conjunto estadounidense, dijo ayer que “lo más duro está por venir”. En una entrevista con la cadena estadounidense ABC, Myers dijo que “sabíamos que sería una batalla muy dura”. Y anticipó que cuando las tropas de Estados Unidos se acerquen a Bagdad la resistencia será más encarnizada porque “ahí están las mejores unidades”, la Guardia Republicana. El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, reconoció anoche que la coalición “evidentemente tiene algunos problemas”. En una entrevista con el canal francés France 3, dijo que “en una batalla como ésta hay emboscadas y dificultades com las que encontramos en Basora”. Dijo que la coalición tiene controlado casi todo el país salvo los alrededores deBagdad y que los iraquíes no tienen “una defensa coherente”. La caída del régimen “es una cuestión de tiempo”, agregó.
El problema es cuánto tiempo. Rumsfeld declaró ayer que los aliados “están haciendo un muy buen trabajo”, pero inmediatamente aclaró que están “más cerca del principio que del fin” de la guerra. Indicó que las fuerzas de la coalición no se detendrán hasta que el régimen sea derrocado. Ayer, Bush pidió al Parlamento norteamericano 74.700 millones de dólares para financiar la guerra y tomar medidas contra posibles atentados en ese país. El presidente norteamericano espera que el presupuesto adicional para el 2003 sea aprobado por el Congreso antes del 11 de abril. Cuando la guerra, según las precauciones enunciadas ayer, quizá todavía siga su curso.

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Un soldado británico abre el paraguas mirando hacia el desierto de Kuwait, en el sur iraquí.
 
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