EL MUNDO › EL PARTIDO GOBERNANTE DE BRASIL ENFRENTA DESAFíOS EN LAS MUNICIPALES DE OCTUBRE

Elecciones problemáticas para el PT

Las tensiones en el Partido de los Trabajadores crecen a medida que los sondeos arrojan que algunas candidaturas en importantes reductos del partido no logran despegar. Suenan alarmas en San Pablo, Belo Horizonte, Salvador de Bahía y Porto Alegre.

 Por Eric Nepomuceno

Desde Río de Janeiro

Se acerca la fecha de las elecciones municipales en Brasil –faltan tres semanas para el domingo 7 de octubre– y crecen las tensiones en el PT, como reflejo cristalino del no crecimiento de sus candidatos en importantes reductos del partido o, en algunos casos, de su ineludible desplome. Con mayor o menor estridencia, suenan alarmas en San Pablo, Belo Horizonte, Salvador de Bahía, Recife y Porto Alegre. Los más recientes sondeos indican, en la media de sus proyecciones, que el partido surge como favorito solamente en una capital, Goiania, del estado de Goiás, de escasa importancia en el mapa político nacional.

Mientras, la principal agrupación opositora, en Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), y uno de los estratégicos aliados del gobierno, el Partido Socialista Brasileño (PSB), se insinúan como los más propensos a conquistar un número mayor de capitales que el PT y su principal y más influyente socio, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

La simple suma de capitales no tendría mayor relevancia si el PT lograse asegurar el control de algunas de las más importantes, pero lo que se ve no permite ninguna esperanza. Al contrario: en ciudades donde Lula da Silva y la presidenta Dilma Rousseff se involucraron de manera directa, como Recife, Belo Horizonte y muy especialmente San Pablo, centro económico del país, el escenario no tiene nada de alentador.

En al menos dos capitales importantes, Belo Horizonte, en Minas Gerais (provincia natal de Dilma), y Recife, en Pernambuco (provincia natal de Lula), los resultados, tal y como se perfilan hoy, indican que, además de augurar derrotas, el PT corre el riesgo de ver alterarse el equilibrio de fuerzas dentro de la alianza del gobierno nacional. En Pernambuco, el candidato del gobernador Eduardo Campos, del PSB, podrá imponer una derrota contundente al candidato de Lula. Y en Belo Horizonte, el mismo PSB aparece aliado al principal partido de la oposición, el PSDB del ex gobernador Aécio Neves, que desde ya se lanza como postulante a la presidencia para el 2014.

Aquí hay que observar dos puntos. Primero: la muy posible derrota de José Serra, del PSDB, en San Pablo, servirá para consolidar, con gran anticipación, la candidatura de Aécio Neves. Segundo: el fortalecimiento del PSB, que a estas alturas parece inevitable, agrandará la figura de Eduardo Campos. Derrotar de un solo golpe a la principal figura del PT y a la presidenta del país podrá brindar, a Eduardo Campos, fuerzas suficientes para trazar un nuevo diseño en cuanto a sus pretensiones para 2014. Muchos analistas ya prevén que el joven gobernador pretenderá ser el candidato a vicepresidente con Dilma (que, de mantenerse el actual cuadro político y económico, tiene su reelección prácticamente asegurada a dos años de los comicios), desplazando al PMDB. En caso de que no lo logre, tiene dos opciones, todas desagradables para el PT: aliarse al candidato de oposición, Aécio Neves, o, en un drástico cambio de escenario, con el empeoramiento de las condiciones económicas, lanzarse él mismo como postulante, disputando con Dilma.

Resta San Pablo, donde el candidato del PT, Fernando Haddad, aunque se haya acercado bastante a José Serra –en realidad, ambos están empatados en segundo lugar–, no obtuvo el despegue esperado. A esa altura, la concentración de la artillería del PT en la principal ciudad brasileña parece cercana a alcanzar su poderío máximo. Además de Lula y Dilma, la ex intendente Marta Suplicy, con gran penetración en el electorado, se sumó a la campaña. Semejante bombardeo de fuerzas, sin embargo, no ha sido suficiente para que Haddad se despegara de su rival más directo. A la cabeza de los sondeos, a 16 confortables puntos de distancia, está un presentador de programas populares de televisión, Celso Russomanno, apoyado por los obispos electrónicos de sectas evangélicas y con fuertes vinculaciones con la derecha más populista.

La táctica adoptada por Serra y Haddad en este final de campaña ha sido intercambiar artillería pesada, conformados con la ida segura de Rusomanno a la segunda vuelta. Es decir: ambos disputan la plaza para enfrentar, en esa segunda vuelta, a un candidato que, hace tres o cuatro meses, era considerado poco más que una figura folklórica, inconsistente y ocasional. Rusomanno sigue siendo inconsistente y folklórico, pero dejó claro que de ocasional no tiene nada.

La situación de Dilma es complicada dentro de su partido. Ella se resistió de manera determinada, hasta ahora, a participar en actos públicos de apoyo tanto de Haddad en San Pablo como del ex intendente de la ciudad y ex ministro de Lula, Patrus Ananias, en Belo Horizonte. Esa resistencia tiene una explicación obvia: no unir su figura y su cargo a la imagen de dos candidaturas en difícil situación. El problema es que nadie puede asegurar que los dos lleguen a esa segunda vuelta. Se considera que en una y en otra ciudad no pasar a la segunda vuelta será, para el PT, una derrota mucho más desastrosa que llegar y luego perder en el escrutinio final.

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El ex presidente Lula da Silva apoya la candidatura de Fernando Haddad.
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