EL MUNDO › SUSPENDEN EL DIALOGO EN COLOMBIA TRAS UN SECUESTRO AEREO

Un vuelo sin escalas a la guerra

El secuestro de un avión comercial con 30 personas a bordo, su desvío hacia la “zona desmilitarizada” de las FARC en el sur de Colombia y el rapto de un senador subrayaron ayer la agonía del proceso de paz.

Si el proceso de paz en Colombia sólo tenía una existencia nominal, ya ni siquiera es así. Ayer fue secuestrado un avión comercial con 30 personas a bordo, entre ellas el presidente de la Comisión de Paz del Senado, Jorge Gechem Turbay. El gobierno colombiano acusó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) del hecho, suspendió una reunión prevista para ayer con la guerrilla y anunció que considera suspendidas las negociaciones. Del otro lado, Raúl Reyes, el número dos de las FARC, dijo desconocer si el secuestro fue cometido por algún grupo de la organización. En todo caso, desde principios de enero, cuando el proceso de paz tambaleó como nunca, la ofensiva de las FARC y la respuesta de las fuerzas militares colombianas es patente y el contexto político sólo habilita a una agudización del conflicto: el actual gobierno de Andrés Pastrana abandonará el poder el 7 de agosto y el que casi seguramente será el nuevo presidente, el liberal disidente Alvaro Uribe, es partidario de la guerra total con las FARC. O sea, de sacarle la mera etiqueta de “paz” a un proceso para nada pacífico.
El coronel Joaquín Arévalo, jefe de la división antisecuestro del Ejército, dijo que el avión, un pequeño Fokker HK 3951 de la empresa Aires (que ya había sido secuestrado en septiembre del 2000), cubría la ruta Florencia-Neiva-Bogotá, cuando fue desviado de su rumbo minutos después de despegar de Neiva. Según testimonios de los pasajeros, los secuestradores, dos hombres y dos mujeres, se levantaron de sus asientos y amenazaron con armas de fuego a los pasajeros. Llegaron hasta la cabina de los pilotos y los obligaron a desviar el avión hacia el municipio de Hobo (280 kilómetros al suroeste de Bogotá, en el departamento de Huila). Allí, en una ruta, bajaron a los ocupantes, se llevaron al senador Gechem y dejaron al resto de los pasajeros, la tripulación y el avión a la vera del camino. Cubrieron su huida minando la zona para evitar que el Ejército lograra seguirle los pasos. El coronel Arévalo señaló que los secuestradores forman parte del frente móvil “Teofilo Forero” de las FARC y que Gechem fue trasladado hacia la zona desmilitarizada que posee la guerrilla desde el inicio de las negociaciones con el gobierno de Pastrana.
“No tenemos información alguna sobre lo ocurrido. Nosotros no le creemos a los generales, porque sólo desinforman al mundo”, afirmó Raúl Reyes a la Radio Caracol. “El gobierno tiene la certeza de que este hecho fue cometido por las FARC. Este hecho es un delito internacional catalogado como terrorismo”, declaró el comisionado presidencial para la paz, Camilo Gómez. Luego anunció la suspensión de la reunión prevista para ayer y la suspensión, de parte del gobierno, de todo contacto con la principal guerrilla colombiana. Las FARC tienen en su poder a cuatro congresistas colombianos, en una estrategia para llevar al gobierno a un intercambio de prisioneros con guerrilleros actualmente en la cárcel.
Si bien éste y otros tipos de violencia ya son bastante cotidianos en los últimos años en Colombia, la situación actual lleva a pensar que la guerra larvada pasará a ser una guerra abierta en los próximos meses. El primer hito del cambio de nivel fue la progresiva, y todavía incompleta, implementación del Plan Colombia, un plan antinarcóticos financiado por ahora por Estados Unidos para combatir a las FARC. Ese plan marcó el comienzo de un cambio de estrategia de Pastrana. Después del 11 de septiembre, Estados Unidos viene presionando al gobierno colombiano para que se endurezca más, a lo que las FARC responden escalando la ofensiva. Eso llevó a la crisis de enero, y a la actual, y a las que siguen.
Las elecciones de abril apuntarían a legitimar esta escalada. El candidato de un Pastrana que durante la mayor parte de su mandato fue acusado de ceder demasiado a las FARC no tiene más del uno por ciento. El debate sobre si ser más duro o más blando está al interior del opositor Partido Liberal. Pero Horacio Serpa, el blando, no pasa el 25 por ciento, mientras Uribe, el duro, trepó más del 10 por ciento en apenas 15 días y las encuestas ya le dan el triunfo en la primera vuelta. Mientras tanto,en el Congreso norteamericano descansa un pedido del gobierno de Bush para oficializar el envío de ayuda militar directa, más allá del Plan Colombia.
Irónicamente, o no, la segunda guerrilla colombiana, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), secuestró ayer un helicóptero privado de una empresa petrolera, en el este del país. Pero el ELN mantiene una negociación separada con el gobierno y no se integra en la estrategia de las FARC.

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Un avión como el secuestrado ayer, estacionado en el aeropuerto El Dorado de Bogotá.
“El gobierno tiene la certeza de que este hecho fue cometido por las FARC”, dijo un negociador.
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