EL MUNDO › LAS POTENCIAS NO HABLAN DE “GOLPE”

Cautela mundial

La comunidad internacional parecía dispuesta a trabajar con las nuevas autoridades de Egipto. A pesar de que numerosos países pidieron un rápido regreso al orden constitucional, ninguna potencia occidental calificó el derrocamiento de Mohamed Mursi como golpe de Estado.

Unas horas después de que los militares destituyeran al primer presidente egipcio elegido democráticamente, el mandatario estadounidense, Barack Obama, se declaró “profundamente preocupado” por la evolución de la situación en el país árabe más poblado, al que Estados Unidos aporta una ayuda militar sustancial. “Llamo a los militares egipcios a ceder toda la autoridad rápidamente y de manera responsable a un gobierno civil democráticamente electo a través de un proceso abierto y transparente”, dijo Obama.

Una de las más fuertes reacciones fue la de Alemania, cuyo ministro de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, consideró la intervención de los militares como “un fracaso mayor para la democracia en Egipto”. “Es urgente que Egipto vuelva cuanto antes al orden constitucional”, afirmó.

Desde Túnez, donde realiza una visita oficial, el presidente francés, François Hollande, llamó a “hacer todo lo posible” para reanudar el proceso de democratización en Egipto, tras el golpe de Estado militar.

La ministra italiana de Relaciones Exteriores, Emma Bonino, estimó que “nunca hay razones para alegrarse” al ver al ejército en las calles, como es el caso en Egipto.

Gran Bretaña, en cambio, anunció que cooperaría con las nuevas autoridades. “No apoyamos las intervenciones militares en un sistema democrático”, dijo el jefe de la diplomacia británica, William Hague, “pero trabajaremos con las autoridades en Egipto”.

El secretario general de la ONU, Ban Kimoon, pidió, por su parte, que se restablezca rápidamente un gobierno civil, lo cual recordó en conversación telefónica con el canciller egipcio. “Hace falta restablecer cuanto antes un gobierno civil que refleje las aspiraciones del pueblo”, declaró.

En tanto, China declaró que respetaba “la elección del pueblo egipcio” y llamó también al diálogo y la reconciliación. Rusia, por su lado, pidió a todas las fuerzas políticas de Egipto “contención” y que permanezcan en el marco “democrático”. “Consideramos importante que todas las fuerzas políticas de Egipto den muestras de moderación [...] y confirmen en actos la voluntad de resolver los problemas políticos y socioeconómicos en el marco democrático”, declaró la cancillería rusa en un comunicado.

La Unión Europea también llamó a todas las partes a “regresar rápidamente al proceso democrático”, en especial con nuevos comicios presidenciales, como prometieron los militares al suspender la Constitución.

En la región, el rey Abdalá de Arabia Saudita felicitó al nuevo presidente interino, Adli Mansur, al que calificó de “presidente de la hermana República árabe de Egipto”, incluso antes de que éste prestara juramento. Incluso Katar, que fue el principal apoyo financiero y político de los islamistas egipcios en el poder, afirmó que seguirá apoyando a Egipto, y su emir felicitó al nuevo presidente interino.

Siria, con quien el presidente Mursi había roto relaciones diplomáticas, estimó que su derrocamiento era un “gran logro”. Mauritania “tomó nota del cambio” y se dijo “aliviada por el desenlace de la crisis”. En cuanto a Israel, el gobierno mantuvo silencio sobre la crisis en Egipto, primer país árabe con el que firmó un acuerdo de paz, en 1979.

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