EL MUNDO › ANTE EL AVANCE DEL GRUPO ISLAMISTA, EL AYATOLA CHIITA LLAMO A PROTEGER LOS LUGARES SAGRADOS Y DEFENDER LA UNIDAD DEL PAIS

Miles de jóvenes se suman al ejército de Irak

El presidente iraquí Nuri Al Maliki llamó a la resistencia en Samarra, una ciudad ubicada 130 kilómetros al norte de Bagdad y tomada a mediados de la semana por combatientes de EIIL. El viernes, el ejército iraquí la reconquistó.

Miles de jóvenes se sumaron al ejército iraquí para frenar el avance del grupo islamista Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL). La movilización fue en respuesta al llamado del gran ayatolá Ali al Sistani, líder espiritual de los chiítas iraquíes, que pidió a sus correligionarios proteger los lugares santos en Kerbala y Nayaf de los extremistas sunnitas de EIIL. El primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, llamó a los iraquíes a unirse en la lucha contra el grupo terrorista. “Pertenecemos a un solo país y a una sola religión”, dijo el mandatario en un llamamiento dirigido a los sunnitas, los kurdos y los líderes tribales iraquíes. “No escuchen a los que hablan de sunnitas y chiítas”, pidió el jefe de gobierno en un discurso transmitido por la televisión estatal iraquí. El grupo islamista presentó una iniciativa a sus rivales para dejar de luchar en la provincia siria de Deir al Zur, fronteriza con Irak, informaron ayer varios foros utilizados por los jihadistas. La propuesta, cuya autenticidad no pudo verificarse de forma independiente, fue lanzada por el jefe militar del EIIL, Abu Omar al Shishani.

Al Maliki pronunció su discurso en Samarra, ubicada 130 kilómetros al norte de Bagdad y tomada a mediados de la semana por combatientes de EIIL. El viernes, el ejército iraquí reconquistó la ciudad. “Desde Samarra comenzamos la batalla para vencer al terrorismo”, exclamó el primer ministro iraquí. Desde principios de la semana, el grupo terrorista sunnita avanza hacia Bagdad y ya controla varias ciudades, entre ellas Mosul, en el norte de Irak. Sin embargo, medios iraquíes aseguraron ayer que, además de Samarra, también fue recuperada Tikrit y que el ejército está atacando desde el aire posiciones de los rebeldes en Mosul.

La ofensiva de EIIL provocó la huida de cientos de miles de iraquíes en Mosul. Según la organización Médicos sin Fronteras, en todo Irak está huyendo alrededor de un millón de personas (ver aparte). En Bagdad fueron puestas en máximo estado de alerta las fuerzas de seguridad. Los rebeldes islamistas pretenden cercar la capital desde varias direcciones para después avanzar sobre la ciudad. En un principio, el rápido avance de los sunnitas en Irak había tomado por sorpresa al ejército iraquí. Muchos soldados se dieron a la fuga ante la ofensiva de los islamistas. El EIIL pretende instaurar un califato que se extienda desde el Mediterráneo hasta el Golfo Pérsico. Según datos de Naciones Unidas, los combates han causado en los últimos días la muerte de cientos de civiles.

El influyente clérigo chiíta Muqtada al Sadr instó a sus seguidores a resistir. Con el apoyo de la población, los servicios de seguridad iraquíes lograron expulsar a los insurgentes de cinco poblaciones ubicadas en la provincia de Saladino. Según una fuente de seguridad, la localidad de Al Duluaya, 80 kilómetros al sur de Tikrit, capital de la provincia de Saladino, fue el primer pueblo liberado por la policía y los vecinos. Al Muatasim y Al Ishaquia, ubicados 20 y 30 kilómetros al sur y al sudoeste de Samarra, al sur de la capital provincial Tikrit, también fueron liberados. La policía y los vecinos de Al Meshek y Al Zauiya, al nordeste de Biyi, 40 kilómetros al norte de Tikrit, expulsaron a los insurgentes. Las fuerzas armadas se concentran en la zona de Auinat, 15 kilómetros al sur de Tikrit, para liberar esa localidad, cuyos suburbios fueron bombardeados por la aviación gubernamental.

El vocero del ejército iraquí, general Husam Ata, dijo ayer que sus tropas recuperaron todas las regiones de la provincia de Saladino, excepto algunos cuarteles y la sede de la gobernación, ubicada en Tikrit. Al Maliki dijo que las fuerzas armadas recuperaron la iniciativa y empezaron su trabajo para limpiar las ciudades de los insurgentes. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, ordenó el despliegue del portaaviones George H. W. Bush al Golfo Pérsico, informó ayer el Pentágono.

El movimiento proporcionará flexibilidad adicional al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, si se requieren opciones militares para proteger vidas estadounidenses e intereses en Irak, indicó el vocero del Pentágono, John Kirby. Anteayer, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró que no volvería a enviar tropas a Irak aunque aclaró que solicitó a su equipo de seguridad que estudie otras opciones. Y aclaró que no tomaría ninguna medida a menos que Irak se movilice para evitar la amenaza de división interna.

En ese sentido, la respuesta de los iraquíes que corrieron a alistarse en el ejército tras el llamado del ayatolá hace temer un agravamiento de las tensiones étnicas que ya entre 2006 y 2007 dejaron al país al borde de la guerra civil. La creciente crisis empujó a la nación de más de 31 millones de habitantes hacia un precipicio; hay crecientes temores de que se provoque una partición territorial del país entre chiítas, sunnitas y kurdos, la tercera mayor comunidad del país.

Para agravar la situación, el departamento de contraterrorismo iraquí informó ayer que el hijo del vicepresidente de Saddam Hussein, Izzat Ibrahim al Douri, murió en un ataque aéreo sobre la ciudad de Tikrit, junto a otros 50 partidarios del ex presidente. La fuerza aérea de Irak mató a más de 200 combatientes de EIIL en ataques contra posiciones de los islamistas en la ciudad de Baiyi, informó el servicio noticioso online Al Sumaria News, citando a funcionarios de seguridad iraquíes.

El plan de EIIL para retirarse de Deir al Zur contempla permitir a su adversario, el Frente al Nusra, filial de Al Qaida en Siria, salir de la provincia de Deir al Zur para combatir a las fuerzas del régimen sirio en Damasco y otros lugares. Los sunnitas controlan amplias zonas del Oeste y del Este de la provincia tras los choques del 30 de abril con el Frente al Nusra en Deir al Zur, que causaron más de 600 muertos, según activistas.

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Voluntarios iraquíes en Bagdad juntan sus armas para unirse al ejército iraquí en su combate con los jihadistas.
Imagen: AFP
 
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