EL MUNDO › ENTREVISTA AL POLITóLOGO GRIEGO DIMITRI DELIOLANES

“No queremos más austeridad”

Deliolanes, corresponsal de la TV pública griega, ha publicado dos libros sobre la situación económica en su país y acaba de publicar un tercero, La sfida di Atene (El desafío de Atenas) sobre la política antiausteridad de Tsipras.

 Por Elena Llorente

Página/12 En Italia

Desde Roma

Grecia no la tiene fácil. Con una crisis económica que se arrastra desde 2009, una desocupación general que supera el 27 por ciento y una desocupación juvenil superior al 40 por ciento, con recortes de salarios y aumento de impuestos, y una deuda pública de 315 mil millones de euros, los griegos no dan más. Este es el mensaje que trata de transmitir el nuevo jefe del gobierno, el exponente del partido de izquierda Syriza, Alexis Tsipras. Pero las autoridades de la Unión Europea (UE) no parecen convencidas de que si se cae Grecia puede caerse toda Europa. Esta es el arma que tiene en sus manos el gobierno griego y que tal vez podría dar algún resultado en los próximos días, según la tesis de Dimitri Deliolanes, doctor en Ciencias Políticas y corresponsal en Italia de la Televisión Pública Griega. Deliolanes, que conoce a fondo la situación griega habiendo publicado dos libros sobre el tema, acaba de publicar un tercero, La sfida di Atene (El desafío de Atenas, Ed. Fandango) sobre la política anti austeridad di Tsipras.

–Después de la reciente gira europea no demasiado exitosa del primer ministro Tsipras y de su ministro de Economía, Yanis Varoufakis, y de la próxima reunión de ministros de Economía de la UE (el 11 de febrero) y de jefes de gobierno de Europa (el 12 de febrero) ¿qué espera el pueblo griego del gobierno?

–El pueblo griego, que siempre ha tenido un gran sentimiento de patriotismo –seguramente ustedes latinoamericanos nos pueden entender mejor– espera que su gobierno diga de manera categórica que el pueblo no quiere saber más nada con la austeridad. Dicho esto se puede hablar luego de cómo pagar la deuda y de todo lo demás. Después de cinco años de sufrimientos, la austeridad no nos interesa. El enfrentamiento entre la política de Tsipras y la del gobierno alemán, que defiende la austeridad, no es un enfrentamiento de Tsipras sino de todos los griegos contra esas decisiones. Por eso hace dos días la gente salió a protestar por las calles de Atenas, unida, sin distinciones políticas.

–Algunos piensan en la crisis griega como si fuera la Argentina del 2001, cuando se declaró el default de la deuda externa...

–Argentina es muy recordada en estos días en Grecia. Pero a diferencia de lo que ocurrió en Argentina, la gente no va desesperada al cajero automático para llevarse todo el dinero que tiene en el banco...

–¿Esto quiere decir que los griegos confían en que se encontrará una solución?

–Sí, la gente está convencida de que se encontrará una solución porque, de lo contrario, se deberá salir de la Eurozona. Lo digo incluso en mi libro. La gente está convencida de que se encontrará un compromiso más o menos honorable. De lo contrario será el fin de la Eurozona. Algunos alemanes piensan que la salida de Grecia de la Eurozona podría provocar daños contenidos. Eso no es verdad.

–¿O sea que usted descarta la posibilidad de que Grecia tenga que salir de la Eurozona?

–De la Eurozona no puede salir ningún país porque la Eurozona se destruiría. Esta es la fuerza de Grecia en este momento. El problema en Europa es político, no financiero. Hay un modelo impuesto por los países ricos y ahora ha surgido una alternativa, Tsipras, otra política no liberal pero sí expansiva. En la opinión pública europea hay mucha rabia. Me refiero a Podemos en España, al mismo Beppe Grillo en Italia, a la francesa Marine Le Pen que consiguió buenos resultados en las elecciones europeas siendo de derecha. La rabia contra la austeridad ha hecho que nacieran movimientos antieuropeos por todos lados. Y este es un riesgo para Europa.

–¿Qué sucederá si no se logra un acuerdo en las reuniones de ministros de Economía y de jefes de gobierno del 11 y 12 de febrero? Parecen dos fechas definitorias...

–Esas fechas no son definitorias porque hay tiempo hasta el vencimiento de ciertos bonos importantes en junio. Varoufakis pide tiempo para poder elaborar con la UE una política de desarrollo, de crecimiento. Porque Grecia querría tomar fondos europeos y destinarlos al desarrollo para estimular así el crecimiento económico. No hay que olvidar que la deuda griega es ahora equivalente al 175 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto) mientras en 2010 era el 130 por ciento del PIB. Mientras tanto Grecia tomó otras deudas y el PIB bajó. La deuda ha crecido de forma gigantesca gracias a la política de austeridad de la llamada “troika” (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).

–El encuentro en programa entre Tsipras y el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, ¿no podría abrir una puerta de escape para Grecia?

–Pienso que, muy sabiamente, el gobierno griego está cultivando esta alternativa. Pero no creo que sea una alternativa real. Creo sin embargo que es muy sabio cultivarla. Si los griegos, supongamos, fueran libres de elegir con quien quisieran estar aliados militarmente, con Estados Unidos o con Rusia, yo creo que la mayoría de los griegos diría que con los rusos. Con los rusos tenemos algunas cosas en común. Nosotros tenemos un enemigo que para ellos es un vecino fastidioso, Turquía. Para Grecia, Turquía es una amenaza, real, concreta, cotidiana. Hay continuas violaciones del espacio aéreo y de las aguas territoriales griegas. Creo que la opinión pública vería con buenos ojos una eventual alianza con los rusos para garantizar la integridad territorial de Grecia.

–Después de haberlo entrevistado ampliamente para su libro ¿qué idea se ha hecho de Tsipras?

–Tsipras ha hecho un recorrido de realismo, de maduración política, impresionante desde 2012, cuando su partido Syriza surgió como el principal partido de oposición. Pero buena parte de su partido se ha quedado atrás. El no es un ideólogo, es un político hábil, dispuesto a hacer la justas maniobras para lograr su objetivo. Pero el problema es que no tiene detrás un partido en condiciones de ayudarlo.

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Un niño levanta una bandera griega durante una marcha de apoyo al flamante gobierno de izquierda.
Imagen: AFP
 

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