EL MUNDO › UNA DELEGACIóN DE LEGISLADORES OPOSITORES LE EXIGE QUE ROMPA RELACIONES CON EL GOBIERNO DE MADURO

Dilma apuesta al diálogo político en Venezuela

La intención del gobierno brasileño es cerrar el caso, al contrario de lo que plantean el PSDB y otras fuerzas contrarias al gobierno. Aécio Neves denunció que fue atacado por simpatizantes de Maduro durante un viaje a Venezuela.

 Por Darío Pignotti

Página/12 En Brasil

Desde Brasilia

Diplomacia agitada: un grupo de funcionarios de la cancillería brasileña se reunió el viernes con altos ejecutivos norteamericanos mientras otro lo hacía con una delegación procedente de China. A pesar de tener que cumplir sus compromisos con representantes de las mayores potencias mundiales, el ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, parecía más preocupado en atender las instrucciones de la presidenta Dilma Rousseff para resolver una crisis en ciernes con Venezuela capaz de estremecer al Mercosur y Unasur.

Marco Aurelio García, asesor especial de asuntos internacionales de Dilma, plantó cara frente a la embestida opositora para romper lanzas con el gobierno venezolano como lo demandan sectores de la oposición.

Consultado sobre el posible llamado a consultas del embajador en Venezuela, García respondió categórico que “eso está descartado, el gobierno brasileño ya se manifestó sobre actos extremos y no vamos a seguir extendiendo este episodio”.

Los dichos del hombre cuyo despacho está a metros de la oficina de Dilma, publicados ayer, ponen de manifiesto la intención de cerrar el caso, al contrario de lo que plantean el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) y otras fuerzas contrarias al gobierno.

El entuerto con el Palacio de Miraflores comenzó el jueves cuando el líder de la oposición Aécio Neves, del PSDB, arribó al país caribeño encabezando un grupo de parlamentarios interesados en reunirse con el dirigente detenido Leopoldo López, acusado de promover la violencia en las protestas de 2014, que dejaron 43 muertos.

Neves, candidato presidencial derrotado en 2014 por la reelecta Dilma Rousseff, denunció haber sido víctima de un supuesto ataque perpetrado por simpatizantes de Maduro y Hugo Chávez a pocos kilómetros de la aeroestación de Maiquetía.

“Hubo una acción deliberada tanto del gobierno venezolano como del gobierno brasileño para impedir que la comitiva saliera del aeropuerto y llegara a la prisión de Ramo Verde”, acusó Neves el viernes a poco de haber retornado a Brasilia.

“Vamos a discutir la forma como podemos rever la participación de Venezuela (en Mercosur) por no cumplir el acuerdo de Ushuaia, el de la cláusula democrática”, lanzó Neves, con el mismo estilo algo piromaníaco que lo llevó a promover el impeachment de Dilma, una propuesta desestimada incluso por otros dirigentes del PSDB por carecer de bases jurídicas.

El relato de Neves no coincide exactamente con el del embajador brasileño en Caracas, Rui Pereira, quien dijo que no hubo una amenaza concreta a los visitantes sino un embotellamiento tras el cual unos treinta chavistas rodearon la camioneta con actitud agresiva.

Por cierto las imágenes registradas con un celular y divulgadas por los senadores no muestran más que unos cuantos inconformes abucheando a los brasileños.

Más allá de lo que realmente ocurrió, la prensa local dio por cierta la versión de Neves y los suyos: la radio más popular de San Pablo dijo, el jueves por la tarde que “milicias asesinas del chavismo” habían rodeado a los parlamentario poniendo en riesgo su vida.

Ante semejante presión la cancillería divulgó un comunicado calificando como “inaceptables los actos hostiles de manifestantes contra los parlamentarios” y concluyó señalando que “a la luz de las tradicionales relaciones de amistad entre los dos países, el gobierno pedirá al de Nicolás Maduro, por los debidos canales diplomáticos, un esclarecimiento”. Con todo el comunicado no cita a consultas al embajador, como demandan las derechas de ambos países, lo cual hubiera resentido las relaciones entre Dilma y Maduro.

A la furia de Neves y la prensa se suma la de la mayoría del Senado que, a través de su titular Renán Calheiros, exigió una posición “altiva” del Palacio del Planalto. Dominadas por mayorías conservadoras las dos cámaras del Congreso se muestran cada vez más hostiles hacia Venezuela e inclinadas a su separación del Mercosur.

Al mismo tiempo son frecuentes los discursos de respaldo a la firma de acuerdos comerciales unilaterales, sin respetar a los miembros del Mercosur, con la Unión Europa y Estados Unidos, a donde viaja la semana próxima Rousseff. Nada hace pensar que el incidente de la semana pasada será rápidamente archivado por los enemigos del Palacio del Planalto, presidencia brasileña.

Esto es lo que surge de las declaraciones del titular de Diputados, el muy conservador Eduardo Cunha, quien luego de pedir explicaciones a la cancillería por la actitud “omisa” de Dilma recomendó enviar una nueva delegación a Caracas, esta vez integrada por senadores y diputados. Algo que podría ocurrir en breve.

Según trascendidos aparecidos en dos diarios, para Dilma la posición de Neves y sus seguidores es equiparable a una provocación contra el gobierno de Maduro. Al respecto, Marco Aurelio García señaló que “si uno está en un polvorín no entra fumando y menos aún enciende un fósforo”.

Para el funcionario que lleva 13 años al frente de la asesoría presidencial, la estrategia de Neves y sus conmilitones es, en primer lugar, una amenaza a la convivencia pacífica entre el oficialismo y la oposición caribeñas.

“Quien conoce la vida política en Venezuela sabe que las cosas allá no son fáciles. (en ningún lado hay santos) los santos están en las iglesias, no se llega a una solución pacífica apoyando a uno de los lados... existe el riesgo de un conflicto que puede causar muchas muertes y sufrimiento al pueblo venezolano.”

En opinión de García, el camino más apropiado es facilitar el diálogo entre las partes, como procura hacerlo la comisión especial creada en Unadur, integrada por tres miembros un brasileño, un ecuatoriano y un colombiano.

Siguiendo esa estrategia Dilma recibió hace diez días al vicepresidente Diosdado Cabello (también habló con Lula) y el mes pasado respondió, a través de un funcionario, una carta enviada por las esposas de los presos Leopoldo López y Antonio Ledezma (éste con detención domiciliaria) a quienes no atendió en persona.

En conversación informal con este diario la presidenta estimó como positiva la victoria de Henrique Capriles, gobernador del estado de Miranda, en las primarias realizadas en mayo por la Mesa de Unidad Democrática donde fueron derrotados López y Maria Corina Machado.

Por cierto Machado, dirigente del movimiento golpista La Salida, es el principal contacto de Aécio Neves en Venezuela, y junto a quien se fotografió en su efímero paso por Caracas el jueves último. Lo que está en juego no es sólo la paz en ese país, sino la estabilidad regional, apuntó Marco Aurelio García.

Si la crisis se agravara, esto “terminará afectando a Brasil que tiene una significativa relación comercial, y tendría un efecto desastroso en Colombia porque el gobierno venezolano ayuda mucho en el proceso de paz con las FARC, y comprometería el funcionamiento del Mercosur y Unasur. Todos estos son factores para que todos trabajen sin hacer proselitismo ni para el gobierno ni para la oposición”. Mientras Neves juega con pólvora, el vocero de Dilma se comprometió a defender la “preservación de la democracia, la paz y una solución negociada”.

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Aécio Neves llega al aeropuerto de Caracas luego de denunciar un ataque de simpatizantes del gobierno venezolano.
Imagen: EFE
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