EL MUNDO › LOS MIGRANTES TEMEN CONVERTIRSE EN CHIVOS EXPIATORIOS; DIVISIONES EN EUROPA

Un efecto en el debate migratorio

El hallazgo de un pasaporte sirio cerca de uno de los suicidas que actuaron en el ataque de París avivó las tensiones al interior de la Unión Europea sobre la política de albergue de refugiados.

Los atentados de París y el hallazgo de un pasaporte sirio cerca de uno de los suicidas que actuaron en el ataque avivaron las tensiones al interior de la Unión Europea sobre el recibimiento de migrantes. Frente a partidarios de la línea dura que estiman fundados sus temores, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, intervino en defensa de la línea aplicada hasta ahora, asegurando que no hay motivo para revisar en su conjunto las políticas europeas en materia de refugiados.

Markus Soder, responsable de la Unión Social Cristiana (CSU), señaló que todos los refugiados no son terroristas del EI. “Pero pensar que no hay ningún combatiente entre los refugiados es ingenuo”, afirmó el referente del partido conservador católico bávaro. “París lo ha cambiado todo y ya no hay cabida para una migración descontrolada”, recalcó el dirigente cuyo partido critica, desde hace semanas, la política de su aliada, la canciller alemana Angela Merkel. Tras los atentados de París algunos sirios que buscan refugio en Europa temen convertirse en chivos expiatorios, aunque otros aseguran que, pase lo que pase, siempre será mejor que quedarse en su país, devastado por la guerra.

Atenas y Belgrado confirmaron que el pasaporte sirio hallado cerca de un autor de las explosiones en las inmediaciones del Estadio de Francia –que no se sabe todavía si es suyo– es de un migrante llegado el 3 de octubre por la isla griega de Leros y que luego pasó por Serbia.

Sin esperar a su investidura, el futuro ministro de Relaciones Europeas polaco, el conservador Konrad Szymanski, anunció el sábado que su país, hostil a la acogida de refugiados, no tendrá la posibilidad política de respetar los acuerdos europeos de relocalización de migrantes. “Señor primer ministro, se lo pido: cierre nuestras fronteras, ¡ahora!”, afirmó por su parte el populista holandés Geert Wilders, cuyo partido encabeza los sondeos en su país. El movimiento islamófobo alemán Pegida consideró, por su parte, que habrá atentados en Alemania si no se para la avalancha de solicitantes de asilo, si no se garantiza correctamente la seguridad en las fronteras.

Más de 800.000 migrantes llegaron a Europa por mar en lo que va del año, en su mayoría de Medio Oriente. Alemania prevé acoger a casi un millón de refugiados este año. El ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, advirtió que no se puede establecer un vínculo a la ligera entre los atentados de París y la crisis migratoria en Europa. “Los que cometieron los atentados son exactamente aquellos de quienes huyen los refugiados y no a la inversa”, dijo Juncker antes de la cumbre del G-20 de Antalya, en el sur de Turquía. “El responsable de estos ataques en París no está en pie de igualdad con los verdaderos refugiados que buscan asilo”, añadió.

Para el ministro de Relaciones Exteriores holandés, Bert Koenders, cerrar las fronteras es crear la ilusión de que hay seguridad, es un cuento de hadas que no ayuda a nadie. “No hay que ser ingenuo, hay que controlar a los migrantes, pero hay que tener mucho cuidado cuando relacionan las causas y los efectos”, dijo. “Entiendo este miedo, y no se puede excluir completamente la presencia de jihadistas entre los migrantes, pero nos enfrentamos a un terrorismo existente tanto antes como después de la oleada migratoria”, sostuvo Koenders.

En Croacia, principal país de tránsito de los migrantes en los Balcanes, el primer ministro Zoran Milanovic también consideró que el cierre de las fronteras y las alambradas “no impedirán dramas como éste”.

En Francia, el ex presidente Nicolas Sarkozy, líder de la oposición conservadora, pidió ayer a la UE una nueva política migratoria, pero recalcó que no existe un vínculo con los atentados.

El temor de los refugiados a represalias por el ataque en París no se hizo esperar. “Es un problema”, aseguró Ghaled, migrante sirio que se acercó a dejar una vela frente a la fachada de la embajada de Francia en Berlín, en recuerdo de las víctimas. El hombre de 22 años aseguró que el pasaporte hallado debe ser falso y que sólo lo pusieron cerca del cuerpo para acusar a los sirios. “Creo que es una gran mentira. Todo quedó destruido ¿y sólo quedó el pasaporte?”, preguntó el joven, con escepticismo. “Hay mucha gente que odia a los sirios”, señaló.

Otro sirio, de 24 años, que se hace llamar William por temor a dar su nombre real y que su familia en Siria sufra represalias, también teme que los refugiados se conviertan en chivos expiatorios. “En las noticias se habla mucho de los sirios. La policía encontró un pasaporte sirio. Naturalmente que estoy preocupado, esto no es bueno”, explicó el estudiante nacido en la ciudad de Hama. Otros migrantes prefieren hablar de la buena acogida de Alemania gracias a la política de “puertas abiertas” de su canciller, Angela Merkel, criticada por parte de sus aliados conservadores, la oposición e incluso la población.

“La gente sabe muy bien que no todos somos terroristas del Estado Islámico, el grupo que reivindicó los atentados”, explicó Mouhanad Dawood, que lleva 11 años en Alemania. “ También en Francia los sirios temen represalias. “Todos los sirios que conozco aquí estaban hablando por Internet de todo lo que nos pasará. La verdad es que nadie lo sabe. Los franceses ya no confiaban en los árabes y este odio crecerá”, afirmó Ayham al Khalaf, periodista instalado que huyó de Raqqa, un feudo del EI en Siria.

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Más de 800 mil migrantes llegaron a Europa por mar este año.
Imagen: EFE
 
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