EL MUNDO › EL MANDATARIO CONDENó LA RETóRICA ANTIMUSULMANA DE LA OPOSICIóN

Obama se mostró en una mezquita

El presidente norteamericano dijo a un grupo de feligreses en Baltimore que se enteró de casos de jóvenes musulmanes que temen ser detenidos y echados del país. “Estados Unidos protege todas las creencias”, sostuvo.

El presidente estadounidense, Barack Obama, visitó ayer una mezquita en Baltimore, donde deploró la áspera retórica electoral de dirigentes republicanos con los musulmanes. El mandatario, cuyo abuelo se convirtió al islam, y quien ya visitó mezquitas en Egipto, Indonesia y en Malasia, hizo su primera visita a uno de los más de 2000 lugares de culto musulmán en Estados Unidos desde que asumió como presidente en 2009.

Sumando su voz a un debate que recobró vigencia con las internas presidenciales en el país, Obama dijo a un grupo de feligreses congregados en las puertas de una mezquita de la Asociación Islámica de Baltimore que se enteró de casos de jóvenes musulmanes que temen ser detenidos y echados del país. “Hemos visto a chicos que son intimidados, hemos visto mezquitas vandalizadas”, señaló Obama, al tiempo que advirtió que tal tratamiento tan inadecuadamente desigual de ciertos grupos o minorías que debería tener el tejido social. “Eso es lo que no somos”, sentenció Obama. “Ninguno puede permanecer en silencio. Juntos tenemos que demostrar que Estados Unidos protege a todas las creencias.”

Para los defensores de los derechos de los musulmanes, la presencia de Obama es un gesto largamente esperado hacia una comunidad que ha advertido de una creciente discriminación que ha acompañado a los temores públicos sobre el accionar del Estado Islámico (EI) y otros grupos islamistas. Aunque el jefe de Estado estadounidense visitó mezquitas durante viajes al exterior, esperó hasta el último año de su mandato para repetir tal gesto en un templo de su país, algo que parece reflejar las delicadas implicaciones políticas que rodean a esta cuestión.

Durante la campaña de este año para elegir a los candidatos para las presidenciales de noviembre, el republicano Donald Trump propuso a inicios de diciembre prohibir el ingreso de musulmanes a Estados Unidos. A este pedido se sumaron posteriormente algunos de sus contrincantes, como el neurocirujano retirado Ben Carson, quien lanzó la idea de registrar de forma más minuciosa a los estadounidenses musulmanes y el ganador del caucus en Iowa, Ted Cruz, quien sugirió solo aceptar a refugiados cristianos. Sin embargo, el gobierno continuó firme en su intención de trasladar hasta 10.000 personas a suelo estadounidense.

Sin hacer referencias directas a los comentarios de los candidatos republicanos, Obama dijo ayer que la “inexcusable” retórica contra los musulmanes empleada por algunos políticos no tiene cabida en su país. El presidente señaló el hecho de que grupos estadounidenses de defensa de los musulmanes denunciaron un aumento de los ataques contra personas o mezquitas luego de los atentados del EI del año pasado en París y de otro cometido en San Bernardino, California, por dos musulmanes estadounidenses al parecer inspirados por el grupo jihadista. “Tenemos que entenderlo: un ataque a una fe es un ataque a todas nuestras fes”, dijo Obama, al notar también que es una tarea global y de todos los creyentes, ya sean musulmanes, cristianos o judíos, condenar la violencia. “Varias generaciones de musulmanes ayudaron a construir Estados Unidos. El islam siempre ha sido parte de la historia del país, desde tiempos coloniales.”

La visita de Obama a la mezquita de Baltimore en su último año en el poder refleja su disposición de terciar en cuestiones sociales que por lo general había eludido a lo largo de su presidencia. Durante años, el presidente, cuyo segundo nombre es Hussein, rechazó afirmaciones incorrectas de que en realidad es musulmán y que nació en Kenia, y no, como es en verdad, en Hawaii, una creencia que aún predomina entre los republicanos, según muestran sondeos.

El mandatario, reconociendo haber sufrido eso en carne propia, destacó que Thomas Jefferson, uno de los máximos próceres estadounidenses y uno de los Padres Fundadores de la nación, también había sido acusado de ser musulmán. “Así que no fui el primero”, dijo Obama, provocando las risas de cientos de fieles que asistieron a escuchar su discurso.

El presidente, el primero negro de la historia de su país, también trazó un paralelo entre la lucha de los musulmanes estadounidenses por lograr una mayor aceptación social con la de los afroamericanos, y añadió que en una época no había gente negra en la televisión. “Nuestros programas de televisión deberían tener a algunos personajes musulmanes no relacionados con la seguridad nacional”, dijo Obama al hablar de los estereotipos y de que hay muchos musulmanes que, como policías, militares o funcionarios de inteligencia, ayudan a mantener “seguros” a todos los ciudadanos, así como a los médicos o deportistas. En este campo, Obama destacó la presencia del representante del equipo olímpico estadounidense en Río de Janeiro en 2016 en esgrima, Ibtihaj Muhammad en la sala. “Le pedí que venga con el oro”, dijo, lo que provocó risas y aplausos por parte de la audiencia.

Su presencia altamente simbólica tuvo lugar más de seis años después del discurso que dio en El Cairo en 2009, que abrió con un saludo en árabe Salam aleikum (“Que la paz esté con usted”) y en que llamó a pasar la página de un “ciclo de desconfianza y de discordia” entre Estados Unidos y el mundo musulmán.

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“Hemos visto mezquitas vandalizadas”, dijo Obama.
 
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