EL MUNDO › LOS FRANCESES DECIDEN HOY SOBRE LE PEN

¿No pasará?

Los franceses deciden hoy entre un derechista –Jacques Chirac– y un ultraderechista –Jean-Marie Le Pen–. El triunfo de Chirac se da por descontado, pero no se sabe
con qué margen y proyección.

 Por Eduardo Febbro

Página/12
en Francia
Desde París
“Ne faits pas les cons.” “No hagan boludeces.” La tapa de 20 Minutes, el diario gratuito distribuido en el Métro de París, retoma en lenguaje popular las consignas de voto de la totalidad de los partidos políticos –menos los trotskistas de Lucha Obrera–, la Iglesia, los artistas, los empresarios, los sindicatos, las asociaciones de defensa de los derechos humanos, los grupos civiles, los estudiantes, los rectores de universidad, los medios de prensa y cuanto grupo u organización existe en Francia: este domingo no hay que abstenerse, ni votar en blanco o a favor del candidato de la extrema derecha Jean-Marie Le Pen. Como lo pedía en un editorial el director del vespertino liberal Le Monde se trata de “tapar a Le Pen bajo las boletas de Chirac”. Arrasarlo, sacarlo de la historia de las urnas con un “chorro electoral” a imagen y semejanza del frente republicano que, desde hace dos semanas, manifiesta sin descanso por las ciudades y pueblos de todo el país. “No juguemos con la democracia. Votemos, votemos por ella”, escribió el director del diario popular Le Parisien.
Confrontados a una elección difícil, más de 41 millones de franceses elegirán este domingo al próximo presidente de la República entre dos opciones de derecha: el mandatario saliente Jacques Chirac, fundador del partido RPR, y el líder de la ultraderecha francesa Jean-Marie Le Pen. La estatura del personaje, su acción como jefe de gobierno y la justicia política hubiesen querido que Chirac disputara esta segunda vuelta con el primer ministro socialista Lionel Jospin. Pero las urnas dieron vuelta la historia privando al jefe de gobierno de los 192.000 votos que le costaron la disputa de la consulta de hoy. Una campaña electoral mal organizada, la certeza de que los franceses iban a juzgarlo por su limpia y exitosa acción gubernamental y el alto porcentaje obtenido por los dos candidatos de la “izquierda radical” (10,5 por ciento) le restaron a Jospin los votos necesarios para concluir una campaña de largo aliento. Iniciada en las elecciones de 1995 cuando hizo de un Partido Socialista desmoralizado, arruinado y desprestigiado tras los dos mandatos de François Mitterrand la primera fuerza política de Francia, la marcha ascendente de Jospin quedó trunca el 21 de abril. El líder socialista pagó en las urnas el precio de una política y un discurso percibidos como de “centroderecha”. Para muchos analistas, su eliminación desde la primera vuelta estaba ya prácticamente “cifrada” apenas entró en campaña. La noche en que Jospin anunció su candidatura dijo: “Yo no propongo un programa socialista”. La respuesta a esa frase fue la radicalización del electorado que volcó sus votos en la extrema izquierda privando a los socialistas de una legitimidad ganada a lo largo de la historia. Durante las manifestaciones entre las dos vueltas, uno de los cantos más escuchado decía: “20 años de política social hicieron el juego del Frente Nacional”.
Jean-Marie Le Pen logró la hazaña con la que viene soñando desde los años 70. Disputarle a la izquierda su supremacía en las urnas y enfrentar a la derecha en el mismo terreno. Las estimaciones lo sitúan hoy en un 18-22 por ciento ante un 78-82 por ciento para Jacques Chirac. Ni su pasado truculento –se lo acusa de torturador durante la guerra de Argelia–, ni su ideología contraria a todos los valores republicanos ni sus frases que recuerdan los momentos más sucios de la historia europea –“campos de internación” y “trenes especiales” para los extranjeros– disuadieron a esa porción del electorado que ve en Le Pen la solución policial a la violencia, la marginación social y el antídoto contra un mundo donde la nación desaparece bajo la influencia de grandes entidades como la Unión Europea. La gran incógnita de hoy consiste en saber cuántos abstencionistas habrá y en qué medida la izquierda y el centro moderado volcaran sus votos en la persona de Jacques Chirac, a quien detestan como la peste. Esa incógnita parece determinar tanto el porcentaje de Jean-Marie Le Pen como el esquema en que se disputarán las elecciones legislativas del mes de junio.
La elección de hoy es atípica en muchas direcciones: no sólo es la primera vez que los franceses elegirán a un presidente por un período de cinco años y no de siete, sino que, por sobre todas las cosas, la consulta no se presenta como la alternativa entre un candidato y otro, entre dos plataformas electorales, entre dos movimientos políticos. Las urnas serán el escenario de un combate entre la República y las sombras, entre lo moral y lo innombrable.

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