EL MUNDO

Un triunfo envenenado

Por Walter Oppenheimer*
Desde Londres

En el quinto día consecutivo de campaña electoral condicionado por la polémica en torno de la legalidad de la guerra, el primer ministro británico Tony Blair se vio obligado a hacer público el dictamen que le envió el 7 de marzo el fiscal general del reino, lord Peter Goldsmith, en que cuestionó la legalidad de la guerra a Irak, sólo para desdecirse 10 días después. La polémica no parece haber erosionado las perspectivas de victoria de los laboristas en los comicios del 5 de mayo, pero cuestiona su amplitud.
Los analistas siguen pensando que la polémica sobre Irak no va a tener una gran influencia sobre los votantes. Blair se hizo acompañar de su rival Gordon Brown y de la ministra de Comercio e Industria, Patricia Hewitt, para presentar ayer a primera hora de la mañana las propuestas electorales para el mundo de los negocios. Pero también admiten que, si la ventaja de los laboristas es tan clara al llegar el día de las elecciones, aquellos de sus votantes que desean la victoria del laborismo pero quisieran castigar a Blair por la guerra de Irak pueden decidirse a abstenerse o votar a los liberales-demócratas. Ese es el mejor escenario que puede imaginar Gordon Brown: que los laboristas ganen las elecciones pero que Blair tenga que abandonar el gobierno cuanto antes.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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