SOCIEDAD › LA CAMARA DE LOS LORES AUTORIZO
LA SELECCION GENETICA DE EMBRIONES

Vía libre judicial al bebé de diseño

Un matrimonio busca tener un bebé que sea genéticamente compatible con su otro hijo y así curarle la enfermedad mediante un trasplante. Para ello, es necesario seleccionar los embriones e implantar en la madre sólo el que “sirve”. Tras una ardua polémica, el máximo tribunal británico autorizó la práctica.

 Por Pedro Lipcovich

La máxima autoridad judicial británica autorizó recurrir a la fertilización asistida para la gestación de un bebé cuyos tejidos sean compatibles con los del hermano, afectado por una grave enfermedad de la sangre: esto hará posible curar al hermano mayor mediante el trasplante de células que se obtendrán del cordón umbilical del más chico cuando éste nazca. Algunos medios periodísticos británicos llamaron “bebés de diseño” a los nacidos mediante estos procedimientos, que ya se practican en Estados Unidos. De hecho, no es que se diseñe el embrión, sino que, de los embriones obtenidos por el procedimiento de fecundación in vitro, se toma uno que, genéticamente, permita el ulterior trasplante de células de cordón. El recurso había sido autorizado en 2002 por el organismo regulador británico, pero una organización civil emprendió acciones judiciales argumentando que, mediante este procedimiento, “el embrión se elige en beneficio de otra persona”. En la Argentina, al no haber marco regulatorio para la fecundación asistida, el procedimiento no está legalmente prohibido, pero la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva anunció que no lo admite.
Con la decisión de la Cámara de los Lores, culmina la larga batalla judicial que desarrollaron Raj y Shahana Hashmi, matrimonio residente en Leeds, en el norte de Inglaterra. Su hijo Zain, que cumplió seis años, padece talasemia beta, forma grave de anemia debida a que el organismo no puede fabricar suficiente cantidad de glóbulos rojos; debe recibir una transfusión de sangre cada tres semanas y se le administran drogas mediante sonda durante 12 horas por día. La única posibilidad de curación de Zain consistiría en un trasplante exitoso de células de la médula ósea, productoras de glóbulos rojos. Pero no apareció hasta ahora un donante cuyos tejidos sean compatibles. En caso de que naciera un hermano compatible, el trasplante podría efectuarse mediante células sanguíneas del cordón umbilical, que habitualmente se descartan.
En 2002, el organismo regulador de la fertilización asistida en Gran Bretaña, Human Fertilisation and Embryology Authority (HFEA), había autorizado el procedimiento para los Hashmi, pero una organización civil llamada Comment on Reproductive Ethics (CORE) apeló ante una corte judicial, que dejó sin efecto la decisión de la HFEA. Apelado a su vez este fallo, en 2003 una corte de apelaciones restableció la autorización. La prestigiosa Asociación Médica Británica también manifestó su respaldo.
Pero la CORE apeló ante la Cámara de los Lores, con el argumento de que el procedimiento “no tiene el propósito de ayudar a una mujer a tener un niño” ya que “el embrión se elige, no en beneficio de ese potencial niño, sino en beneficio de otra persona”. Shahana Hashmi replicó que “lo que queremos es asegurar que todos nuestros hijos tengan una vida saludable”. Ayer los cinco integrantes de la Cámara votaron, en forma unánime, que la HFEA actuó correctamente al autorizar la práctica.
La entidad antiabortista Life manifestó su “tristeza” ante la decisión, sosteniendo que “la decisión de la Cámara de los Lores puede llevar a la creación de seres humanos para proveer órganos a otros” y afirmando que “el mejor de los propósitos, como es el de curar a un chico enfermo, no justifica los medios”.
Entretanto, mientras se desarrollaban las apelaciones, la señora Hashmi ya había emprendido el procedimiento de fertilización asistida, que hasta ahora no tuvo éxito.
El procedimiento ahora aprobado en Gran Bretaña no está prohibido en Estados Unidos. En junio de 2003, se anunció el nacimiento, en Sheffield, de Jamie Whitaker, cuyos padres se habían trasladado a Chicago para la fertilización in vitro; células del cordón umbilical de Jamie se preservaron para ser trasplantadas a su hermano Charlie, de cuatro años, que padecía anemia de Diamond-Blackfan. En cuanto a la Argentina, el procedimiento no está prohibido. Sin embargo, según Claudio Chillik, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva, “en nuestro estatuto de ley de la sociedad sobre técnicas de reproducción asistida, sostenemos que el diagnóstico genético previo al implante debe utilizarse sólo para detectar enfermedades genéticas en el embrión y no, como sería en este caso, para contribuir a la cura de un hermano enfermo. Por lo tanto, no es una práctica admitida”.
Por su parte, Ignacio Maglio –asesor médico legal del Hospital Muñiz y de la Fundación Huésped, y miembro del comité de ética del Incucai– estimó que “el tema debe ser considerado en la perspectiva de la dignidad de las personas, en virtud de la cual cada ser humano debe ser considerado un fin en sí mismo y no un medio; ser tratado como sujeto y no como objeto. En este sentido, no es admisible la idea de un bebé concebido con un propósito puramente instrumental, con el único fin de obtener una alternativa terapéutica para el hermano; si, en cambio, ése no es el único fin, y ese nacimiento se enmarca en el proyecto familiar de tener más hijos y de planificar la prole en forma responsable, entonces la alternativa terapéutica para el hermano podría conjugarse con el amor filial y con el amor fraterno”.
De todos modos, subrayó Maglio, “mal puede discutirse esta cuestión en la Argentina, que es uno de los pocos países donde no hay marco regulatorio legal para la fecundación asistida, pese a existir una docena de proyectos presentados; no hay norma que diga qué hacer con los miles y miles de embriones que están siendo criopreservados”.

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Quienes se oponen dicen que no se puede hacer nacer un bebé como objeto para salvar una vida.
 
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