EL MUNDO › DIRCEU Y SOARES, LOS MAS CUESTIONADOS, SE MANTIENEN EN BRASIL

Duros de bajar en la interna petista

El PT se debate entre el establishment y su ala izquierda, mientras los hombres del escándalo se niegan a bajarse.

Por Darío Pignotti
Desde San Pablo

La estrella del PT es un icono del desencanto. El último viernes, militantes disconformes con la corrupción de algunos dirigentes manchó simbólicamente al estandarte de cinco puntas y así lo mostró a los reporteros apostados frente al local petista donde ayer se reunió el Directorio Nacional. El esperado encuentro de la máxima instancia partidaria tampoco satisfizo las expectativas de los disidentes, que cada vez son más, y reclaman la salida de José Dirceu y la expulsión del ex tesorero Delubio Soares, acusado de orquestar los sobornos a diputados aliados. Ex ministro de cabecera de Luiz Inácio Lula da Silva y tres veces presidente del PT, Dirceu, y otros seis correligionarios están entre los 18 diputados acusados de ilicitos por dos comisiones parlamentarias que pidieron sus desafueros y la anulación de sus derechos políticos por ocho años.

Estrella rota

Pese a estar cercado de denuncias y con su vida política hipotecada ayer Dirceu ratificó su insubordinación al actual líder partidario, Tarso Genro, y, a pesar de los rumores, sigue integrando la lista de candidatos del Campo Mayoritario, corriente hegemónica que intentará reelegirse en las próximas internas. Con ese desplante, Dirceu minó la autoridad de Genro que, impotente, nada hizo para imponer al Directorio Nacional la expulsión de Delúbio Soares, luego de recibir una orden judicial, emitida ayer, impugnando el fallo de la comisión de ética del PT donde se recomendaba su expulsión.
La exoneración de Soares y la salida de Dirceu eran demandas compartidas incluso por dirigentes oficialistas. “No soy de guardar mis opiniones, aunque molesten. Me reitero favorable a la salida de Delubio y a que Dirceu se aparte de la lista, lo que no significa un juicio definitivo sobre él, que tiene derecho a ejercer su defensa. Planteo esa posición por motivos de principios y porque, reconozco, si Dirceu continúa integrando nuestra boleta, eso podrá quitar alguna fuerza a nuestra candidatura en la elección. Igualmente creo que estamos en condiciones de ganar”, dijo a Página/12 Ricardo Berzoini, postulante a presidente del PT por el Campo Mayoritario.
El comentario de Berzoini transparenta las incertezas de una corriente que sólo tres meses atrás ostantaba un poder incontestable y ahora estaría analizando impulsar una nueva candidatura, la tercera en una semana, según lo informó ayer Genro. Lo más grave es que la fragilidad de ese sector interno, donde también militan Lula, la ex alcaldesa paulista Marta Suplicy y el senador Aloisio Mercadante, no resulta sólo de la crisis ética: se está trabando una feroz disputa donde priman ambiciones personales como la candidatura a la gobernación de San Pablo.
Completa esta doble tracción de fuerzas la presión de varios diputados federales que rompieron con el bloque en la Cámara y amenazan dejar el partido. Algunos de ellos apelan a una perorata izquierdista para solapar sus ambiciones electorales, que temen se devalúen junto con el PT. Muchos ya negocian su cambio de sigla antes del 30 de septiembre, fecha tope para quien quiera postularse en los comicios nacionales del 2006. Al analizar esa constelación de conflictos, la revista Carta Capital se preguntó: “¿Podrá el partido aguantar ese tranco?”, ilustrando la nota co una estrella petista partida en dos.

Después de hora

“¿Usted va a venir solo? Tenga cuidado, este barrio es un ‘poquinho’ peligroso a la noche, no traiga mochila, no ande por Plaza da Sé, no camine por la vereda de la Catedral.” La guía de recomendaciones hechas telefónicamente a este cronista por el sereno del Sindicato de Bancarios de San Pablo, Osasco y Región no tiene nada de falsa alarma. El centro de San Pablo es un suerte de “zona” con sus propios códigos: de día es un hormiguero de consumidores comprando baratijas a los ambulantes. Al anochecer el gentío sume y el barrio se puebla de chicos de la calle, mezclados con punguistas y muchachas ofertando sexo.
Allí, en la calle Tabatinguera 132, se encuentra el club donde el viernes debatieron seis de los siete candidatos que disputarán la presidencia petista el 18 de setiembre, fecha confirmada pese a las maniobras de la dirección partidaria con acuerdo del gobierno preocupado en que la agitación electoral acabe en una guerra fraticida o derive en una migración masiva de dirigentes y militantes. Ese fue el primer debate que contó con la presencia del oficialista Berzoini, contra quien dispararon sus críticas los otros cinco postulantes. Ex ministro de Previsión y, luego, de Trabajo, Berzoini criticó el izquierdismo ingenuo de los que impugnan acuerdos con partidos de centro sin los cuales, dijo, sería imposible garantizar la gobernabilidad de Lula.
Salvo matices, los candidatos opositores coincidieron en exigir una purga de la dirección burocrática (personalizada en Dirceu) y en censurar las alianzas con fuerzas “conservadoras y sabidamente corruptas como el Partido Liberal y el Partido Progresista”, dijo Valter Pomar de la lista “La esperanza es de izquierda”, a quien la prensa del fin de semana indica como un candidato en ascenso. Otra marca recurrente en los discursos fue la remisión a la experiencia chavista en Venezuela. Markus Sokol, candidato por la agrupación “El Trabajo”, la citó para demostrar que apostar en la confrontación contra “las clases dominantes” suele dar buenos resultados: “A ellos les fue mejor que a nosotros, que elegimos no confrontar”.Raúl Pont, ex intendente de Porto Alegre y candidato por la “Democracia Socialista”, también tocó la tecla bolivariana y repartió carpetas mostrando que el modelo de “democracia participativa” de su gestión había sido importada por Venezuela.
Unas 2000 personas caben en el salón al que sólo acudieron 300, entre ellas miembros de la Juventud del PT que corearon consignas contra el oficialismo y por la refundación partidaria. Otro grupo de jóvenes mostró su rechazo al “estalinismo” de Dirceu y sus conmilitones poniendo cabeza abajo una bandera con la estrella petista.
–¿Piensan dejar el PT? –les preguntó Página/12.
–Vamos a pelear para que haya otra política económica, para que las alianzas sean con partidos afines y con los movimientos populares. No pensamos irnos... pero, como dice nuestro candidato Plinio de Arruda Sampaio (economista ligado a los Sin Tierra y la Iglesia), nada es definitivo.

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Delubio Soares (izq.) obtuvo ayer una orden judicial impugnando su expulsión.
 
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