EL MUNDO › A HORAS DEL VOTO, LA DERECHA PREPARA MAS DENUNCIAS CONTRA LULA

Alckmin gasta sus últimos cartuchos

Mientras las encuestadoras señalan que el presidente brasileño estiró su ventaja a por lo menos 20 puntos, crecen rumores de una supuesta bomba informativa que comprometería a un ex funcionario del gobierno petista en prácticas corruptas. Lula no se confía.

Fiel a su pasión por el fútbol, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva utilizó la jerga deportiva para minimizar la ventaja de por lo menos 20 puntos que le adjudican las encuestas a nueve días de la segunda vuelta de los comicios presidenciales. “El partido está empatado 0-0”, aseguró, al comentar el resultado de un sondeo del Instituto Vox Populi divulgado el jueves por la noche. Esa encuesta afirma que si las elecciones se realizaran hoy, el mandatario ganaría con un 61 por ciento de los votos válidos, frente al 39 por ciento de su rival socialdemócrata, Geraldo Alckmin. El comentario de Lula puede ser un indicio de lo que sabe que puede pasar, ya que hace dos días circulan rumores de que nuevas denuncias en torno del llamado “dossiergate” podrían ser publicadas este fin de semana una importante revista política.

Meintras tanto, el presidente concedió una extensa entrevista al diario Folha de Sao Paulo, en la que defendió su gestión, fue conciliatorio con su predecesor Fernando Henrique Cardoso y elogió a socialdemócratas que compiten con Alckmin por el liderazgo de ese sector, como José Serra y Aecio Neves, en una nueva jugada política de cara al ballotage.

El sondeo de Vox Populi confirma la tendencia dibujada por una investigación divulgada el martes pasado por el Instituto Datafolha, que previó que Lula, del Partido de los Trabajadores (PT), será reelegido el 29 de octubre con un 60 por ciento de los votos válidos, frente al 40 por ciento de Alckmin, del PSDB.

A pesar de la ventaja de Lula en las encuestas, no hay espacio para la tranquilidad, ya que este fin de semana se podrían revelar nuevos implicados en el caso del dossier. Uno de los nombres que comenzó a barajar ayer la prensa es el del ex ministro jefe del Gabinete Civil de la Presidencia brasileña, José Dirceu. El ex ministro, mano derecha de Lula en los primeros dos años y medio de gobierno, renunció en junio del año pasado, después de ser acusado de comandar un esquema ilegal de pago de sobornos a legisladores aliados.

Dirceu desmintió ayer que haya tenido cualquier vínculo con el escándalo de espionaje político, llamado “dossiergate”, que desde hace cinco semanas sacude al PT. “Rechazo la ola de rumores que se apoderó del país”, afirmó Dirceu en un mensaje difundido a través de su blog en Internet después de que la prensa local lo apuntara como uno de los sospechosos del caso. Según esos informes, las sospechas en torno de Dirceu se basan en supuestos contactos telefónicos que habría sostenido el ex ministro con uno de los implicados en el escándalo, el ex coordinador de inteligencia de la campaña de reelección de Lula, Jorge Lorenzetti. Lorenzetti es uno de los petistas implicados en la compra de un “dossier” con acusaciones de corrupción –al parecer falsas– contra dos destacados políticos de la oposición socialdemócrata, el gobernador electo de Sao Paulo, José Serra, y Geraldo Alckmin, el rival de Lula en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Ayer fue además “el día después” del debate televisado que Lula y Alckmin sostuvieron por la cadena SBT. Las opiniones acerca de quién resultó ganador se dividieron entre quienes optaron por un empate y quienes le dieron al victoria a Lula. El senador Sergio Guerra, jefe de campaña de Alckmin, consideró ayer que el debate “fue equilibrado”. En tono un poco más triunfalista, el jefe de campaña de Lula, Marco Aurelio García, dijo que si hubo un empate “fue un buen resultado”, aunque matizó que, en su opinión, Lula “fue mejor”.

A diferencia del primer debate, en el que Alckmin había adoptado un tono muy agresivo, el candidato socialdemócrata no se mostró tan confrontativo en el segundo encuentro, aunque siguió insistiendo en conocer el origen del dinero que sería usado para comprar el “dossier”. Lula también se abstuvo de atacar directamente al rival, y se concentró en destacar los logros de su gobierno en los campos económico y social. “Más de ocho millones de personas salieron de la miseria, y siete millones ingresaron en la clase media”, enfatizó el presidente y candidato a la reelección.

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El presidente de Brasil se prepara en la sala de maquillaje antes del último debate.
 
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