EL MUNDO › HABLA JUAN EDUARDO FAúNDEZ, DIRECTOR DEL INSTITUTO DE JUVENTUD DE CHILE

“Buscamos un discurso juvenil”

Después de la “revolución de los pingüinos”, el sociólogo y funcionario del gobierno de Bachelet señala que hay dos proyectos pendientes: la creación de un ministerio de las nuevas generaciones y la sanción de una ley general.

 Por Martín Piqué

Desde Santiago

Los pingüinos aquí no son los funcionarios que llegaron del sur junto a Néstor Kirchner. En Chile, hablar de las simpáticas y torpes aves marinas equivale a hablar de los jóvenes y de los estudiantes. “La revolución pingüina” es el nombre que la prensa y los políticos le han puesto al movimiento de los alumnos secundarios por mejorar la calidad de la enseñanza. Un movimiento que puso en aprietos a un gobierno progresista. Juan Eduardo Faúndez es director nacional del Instituto de Juventud de Chile. Sociólogo y ex funcionario de la Cepal, Faúndez integró el consejo asesor de la presidencia de Ricardo Lagos y fue titular de la juventud del Partido por la Democracia, la fuerza política fundada por el ex mandatario. La función de Faúndez en el gobierno de Michelle Bachelet parece ser reparar la grieta que se abrió entre los jóvenes y el Ejecutivo a partir del conflicto por la igualdad de oportunidades en la educación. Faúndez cree que el distanciamiento con la juventud viene de antes, del desencanto con la recuperación de la democracia. Para empezar a saldar viejas deudas, Faúndez está impulsando la creación de un ministerio de la juventud.

El Instituto Nacional de la Juventud de Chile (su sigla es Injuv) fue una de las entidades organizadoras del encuentro de periodistas iberoamericanos “Juventud, Derechos y Medios de Comunicación”. En el foro participaron cronistas de toda América latina, entre ellos PáginaI12. Uno de los temas de discusión fue la posibilidad de que los países de América latina, España y Portugal aprueben una Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes. La iniciativa, en caso de ser aprobada, obligaría a los Estados a darle el mismo rango que a los tratados internacionales. Como sucede en todos lados, el futuro de estos proyectos depende del rumbo político de la región. Por eso Faúndez, cuando le preguntan por las próximas elecciones en Chile, vaticina un triunfo de la Concertación. Hasta se anima a pronosticar quién será el candidato. “Lagos es un capital político, se fue con el 75 por ciento de apoyo.”

–Este encuentro sobre jóvenes y medios se produce luego de la aparición del movimiento social de los pingüinos. ¿Qué autocrítica tiene para hacerse el gobierno de la Concertación, que se proclama progresista?

–El movimiento pingüino emerge en los primeros meses del gobierno de la presidenta, por lo tanto, este ambiente y esta organicidad de los estudiantes secundarios antecede por lo menos dos años la revuelta de 2006. No se generó una revolución institucional como se esperaba a principios de los ’90, lo que derivó en un distanciamiento progresivo entre la clase dirigencial y la masa, el pueblo. Estamos tratando de generar un discurso, un código, una interpretación de la realidad que exprese a la masa social juvenil. Este es el desafío. Ahora, le voy a contar una infidencia. Nuestro gobierno, a través del Instituto Nacional de la Juventud, generó un proyecto de ley de inscripción automática para promover el voto voluntario. Y la elite más conservadora, que trasciende a la derecha porque está permeada de otros sectores, votó en contra. Le tienen miedo al concepto de incertidumbre que podría significar que de la noche a la mañana pudieran emerger más de 2 millones de electores jóvenes. Nuestro gobierno quiere dejar una impronta fuerte en materia juvenil. Son dos proyectos de inclusión. Uno es la institucionalidad de la juventud, queremos poner a los jóvenes a la altura de las grandes instituciones. Y se está evaluando la creación del ministerio de la juventud. Y segundo, queremos sancionar una ley general de la juventud para que, independientemente del color político del gobierno de turno, sepan que hay un sector específico que tiene que tener un tratamiento determinado de políticas públicas. Por otro lado, hay que recordar que la creación de centros de alumnos y escuelas de dirigentes fueron a mediados de la gestión del presidente Lagos. Los pingüinos que se levantaron en el 2006 fueron los que capacitamos dos o tres años antes. En la década del ’90, el debate ciudadano era que faltaban colegios e infraestructura. En 2006, fue la calidad de la educación. Eso significa que hay un avance.

–Los años de crecimiento económico y consumismo generaron un cierto conformismo en los jóvenes. ¿Comparte esa idea?

–Yo creo que sí. No se olvide que cuando retornamos de la democracia el PBI por cápita de Chile no sobrepasaba los 2500, los 3000 dólares. Ahora, cifras reales del 2008, estamos superando los 14 mil dólares PBI per cápita. Estamos entrando a un nivel de desarrollo mucho mayor. Por lo tanto, ¿qué es lo que ha ocurrido con este capitalismo salvaje? Los patrones de consumo se han exacerbado y se han situado sólo al concepto individual. Por dos motivos. Uno, la clase pudiente, la ganadora del sistema, que requiere medios de consumo para satisfacer sus necesidades, y por otro lado una clase media, media baja, que ve patrones de consumo mediante los mass media y los quiere imitar. Y por lo tanto trabaja incesantemente en su proyecto personal dejando de lado los proyectos más colectivos. Pero eso no quiere decir que ese sujeto social no quiere una transformación. Pero en términos sociológicos, las demandas pasan a ser corporativas. Las demandas del sector pingüino era la rebaja de la tarifa escolar, el tema del alimento, la calidad de la educación. Pero no se planteaba un cambio sistémico a los abuelitos, a la salud pública. Por eso, el desafío que se tiene es construir liderazgos que puedan recoger las distintas demandas corporativas, y reunirlas con las distintas realidades. Estamos hablando de inclusión social juvenil.

–¿La derecha va a ganar las próximas elecciones?

–Como joven político de la Concertación, tengo la plena certeza de que va a ganar nuevamente el gobierno. Por una cuestión muy sencilla. Porque la derecha aún no es capaz de dar un proyecto de gobernabilidad. Si usted revisa los periódicos de los últimos días se dará cuenta de que el líder de la derecha, Sebastián Piñera, no es capaz aún de generar un ente aglutinador que tenga una raigambre popular, social. La derecha sigue siendo asociada a grupos de elite económica, aunque trate de maquillarse desde luego para llegar al sector popular. Pero representa a intereses de lo más conservador y exacerbado de la elite económica de nuestro país, que no quiere cambios profundos. sobre todo para los sectores desfavorecidos. Y Lagos es un capital político, es una de las cartas, se fue con el 75 por ciento de apoyo. Sobre todo en su sentido de gran estadista aglutinador de la Concertación que también puede peinar otros sectores políticos de nuestro país.

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“El desafío es construir liderazgos que puedan recoger las distintas demandas corporativas”, dijo Faúndez.
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