EL MUNDO › EVO MORALES REVIRTIó LA RELACIóN CONFLICTIVA CON LA REGIóN MáS RICA DE BOLIVIA

Seducción de la llamada Media Luna

Según los expertos consultados por Página/12, el gobernante MAS supo ocupar el centro político y derrotó a los movimientos autonomistas del Oriente. A esto se sumó la puesta en marcha de un exitoso modelo económico.

Desde su llegada al poder en 2006, el presidente Evo Morales viene consolidando un liderazgo reconocido incluso por sus adversarios. El mandatario boliviano revirtió en los últimos años una relación conflictiva con la región más rica del país, la llamada Media Luna –compuesta por los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando–, epicentro de los intentos desestabilizadores contra su gobierno. “Desde el inicio de su campaña, Evo se propuso ‘enamorar a Santa Cruz’, la plaza electoral más importante de Bolivia y la locomotora económica. Para ello, el MAS –el oficialista Movimiento al Socialismo– ha logrado acuerdos de largo alcance con el sector empresarial de Santa Cruz, que recibirá del gobierno créditos y protección legal para desarrollar sus actividades. Esto ha implicado el fin de la polarización porque el MAS ha ocupado el centro del campo político”, señaló a Página/12 Jorge Komadina Rimassa, analista político y sociólogo de la Universidad Mayor de San Simón.

En 2008, las aspiraciones autonomistas de la región oriental desembocaron en una crisis política, que incluyó un intento de golpe de Estado para derrocar a Morales, quien había sido ratificado en su cargo en el referendo del 10 de agosto de ese año con el 67,43 por ciento de los votos. Para terminar con los enfrentamientos, el presidente prometió entonces un mayor margen de maniobra a los gobiernos regionales.

“Los movimientos autonomistas han sido derrotados políticamente por el gobierno y la propia demanda de emancipación ha sido procesada por medio de la Ley de Autonomías y Descentralización, que establece los procedimientos para que las regiones logren formar sus gobiernos autónomos. Basado en la Constitución, que reconoce el régimen autonómico, el gobierno ha dado una respuesta relativa a la demanda, que está aún en proceso y debe sortear muchos escollos burocráticos. Este hecho ha desarticulado a los movimientos autonomistas de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, que estaban dirigidos por los sectores más conservadores de la burguesía agroindustrial”, explicó el especialista.

En este punto coincidió Hugo Moldiz, director del semanario La Epoca e intelectual cercano al gobierno de Morales, que marcó el fin de la crisis de 2008 como el momento en que el liderazgo del mandatario comenzaba a expandirse por todo el país. “Este momento de expansión hegemónica lo hace a partir no sólo de la derrota de la derecha en todos los niveles, sino de la imposibilidad de la oposición de presentar algo alternativo a lo que se ha logrado desde 2006. El exitoso modelo económico boliviano, que ha colocado al país en el primer lugar de la región en 2014, y que es la combinación de generación de excedentes y la redistribución a través de distintos mecanismos a favor de la mayor parte de la población, ha logrado seducir a los sectores sociales hasta hace poco reticentes al proceso de cambio. Bolivia tiene un nivel de inversiones, exportaciones, PBI, reservas internacionales y redistribución de la riqueza que nunca se dio en su historia”, aseguró a este diario.

“La derecha abandonó sus posiciones, la toma de instituciones y el corte de las rutas. Y el gobierno tomó las suyas, restableció el orden y los dirigentes más radicales de la derecha fueron huyendo del país ante los procesos judiciales que se les abrió”, subrayó Moldiz.

Por su parte, Komadina Rima-ssa afirmó que desde entonces Morales no tiene una oposición unida capaz de competir con el MAS, lo que explica el éxito electoral del oficialismo. “Es difícil hablar de la oposición en singular, prefiero hablar de oposiciones. De hecho, las oposiciones conforman un archipiélago de fuerzas y sensibilidades políticas desconectadas entre sí. No conforman un campo unificado en torno de un líder y un programa, como es el caso del MAS. Su carencia más importante es la ausencia de un programa alternativo. Las oposiciones se han limitado a glosar el discurso de Morales. Estas fuerzas no han logrado unirse por las disputas entre los diferentes líderes”, dijo.

Sin embargo, la popularidad del presidente radica esencialmente en la inversión pública realizada en sus dos gobiernos y en su trayectoria personal y política, un elemento que genera empatía con la sociedad boliviana. “Los recursos públicos han sido destinados principalmente a financiar una política social rentista, políticamente exitosa, que incluye bonos y subvenciones que benefician a los sectores más vulnerables de la población (mujeres, ancianos y niños), pero también han sido destinados a la construcción de escuelas, hospitales y caminos en todo el territorio nacional”, apuntó Komadina Rimassa.

“Morales es un líder cuyo carisma no ha sido erosionado por los conflictos sociales que se produjeron en su gobierno. Los bolivianos, sobre todo los de origen campesino, que son la mayoría de la población, se sienten identificados con él. Morales tiene la imagen de un hombre fuerte, providencial”, agregó el sociólogo boliviano.

La profundización del modelo económico y la extensión de la protección social, que neutralizaron cualquier descontento ciudadano de magnitud en los últimos años, son las claves para otro tercer mandato exitoso del MAS. “En el plano económico, el reto es mantener el ritmo de crecimiento económico de los años precedentes. Una de las promesas electorales ha sido el desarrollo industrial y la vertebración caminera del país. En el terreno social, el reto es profundizar la redistribución de la riqueza y consolidar un Estado que provea servicios de calidad a la población. Asimismo, es necesaria una profunda reforma del sistema de justicia, articulada a una estrategia de seguridad ciudadana y lucha contra el narcotráfico. Las instituciones públicas bolivianas –evaluó Komadina Rimassa– son frágiles y deben ser fortalecidas.”

Informe: Patricio Porta.

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Los bolivianos, sobre todo los de origen campesino, se sienten identificados con Evo.
Imagen: EFE
 
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