EL PAíS › DECLARACIóN DE LA IGLESIA SOBRE LA CRISIS EN JUJUY Y LOS JUEGOS DE AZAR

“Un método de sometimiento”

La Pastoral Social de la Conferencia Episcopal manifestó su preocupación por la situación social en Jujuy y la problemática pesquera en Mar del Plata. También advirtió sobre los riesgos implícitos en la extensión del juego.

 Por Washington Uranga

La “grave crisis social” que se vive en la provincia de Jujuy debido a los bajos salarios y a los conflictos sociales fue denunciada ayer por el Equipo de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina, cuyo presidente es el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto. A través del mismo comunicado, el equipo social de la Iglesia Católica advirtió sobre la problemática que atraviesa el sector pesquero de Mar del Plata, con empresarios y trabajadores con grandes ingresos mientras que otros no perciben ni lo necesario, y sobre la extensión de los juegos de azar que “hoy se torna como un método de sometimiento y esclavitud” haciendo “más vulnerables” a los pobres.

El comunicado, emitido por solicitud de los delegados participantes, es el resultado de la reunión celebrada en Buenos Aires el pasado sábado. Del encuentro participaron delegados de todo el país, el obispo Casaretto y el secretario ejecutivo, sacerdote Jorge Lagazio.

Respecto de la situación en Jujuy la comisión señaló como “detonantes” los “salarios muy bajos e incumplimiento del 82 por ciento móvil de jubilados transferidos a Nación”. Se agrega que “hay muchos planes sociales en una ciudad con una población de aproximadamente 300 mil habitantes” para agregar que “el 80 por ciento de los jubilados está bajo la línea de pobreza; sus ingresos no cubren la canasta alimentaria; hay escuelas en mal estado, hospitales sin medicamentos, se visualiza debilitamiento y vacío de poder”. Denuncia también la Comisión que “los medios de comunicación están concentrados en manos de pequeños grupos de poder”.

Tras describir el conflicto que viven trabajadores de diferentes gremios, se informa de la ocupación del Salón Blanco de la Casa de Gobierno que, antes del acuerdo salarial alcanzado este lunes, mantuvieron “dirigentes del frente estatal, de la multisectorial, organizaciones sociales, CTA y CCC con gran apoyo de la comunidad y de la CGT”.

Respecto del sector pesquero de Mar del Plata se asegura que coexisten allí “empresarios que han obtenido ganancias fabulosas y trabajadores calificados con ingresos muy superiores a la media nacional y, por otro lado, un inmenso sector de trabajadores en tierra percibiendo salarios insuficientes (cuando hay trabajo) en condiciones sumamente precarias de trabajo y agrupados en cooperativas, que en realidad son seudocooperativas”. Agrega la Pastoral Social que “la problemática se agrava con la escasez del recurso pesquero, producto de la sobrepesca de muchos años y de la ausencia o debilidad de los controles”.

Se apunta al mismo tiempo que “un principio de solución estaría en la asistencia clara y transparente de cuotas de pesca a los armadores, en función de la cantidad de personas con trabajo decente, registrado y dignamente remunerado, que tengan bajo relación de dependencia en las plantas que procesan el pescado en tierra”. Según el organismo eclesiástico, la situación en Mar del Plata tiene un desarrollo similar al del sur argentino, Golfo San Matías, en San Antonio Oeste y Puerto Madryn.

A pedido de la representación de la diócesis de Villa María (Córdoba), la Comisión hizo suya su preocupación por la extensión de los juegos de azar. “El juego como expresión lúdica siempre existió, pero hoy se torna como un método de sometimiento y esclavitud, y está generando una fuerte adicción en amplios sectores de la comunidad”, sostiene. Y agrega que “hoy el juego se extendió en todo el país, sin límites de distribución territorial”. Con “fuerte presencia del sector privado en la actividad del juego, se ha popularizado la instalación de máquinas tragamonedas, del juego de azar tradicionalmente conocido se pasa a tener juego con planificación de premios. A los lugares donde hay máquinas tragamonedas se accede fácilmente, son accesos gratuitos, se puede jugar con monedas de bajo valor” y “todo esto hace más vulnerable la situación de los más pobres”.

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El obispo Jorge Casaretto, presidente de la Pastoral Social.
Imagen: Rafael Yohai
 
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