EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER DECIDIó DESPLAZAR AL TITULAR DE LA AFIP, ALBERTO ABAD, Y AL DE ADUANAS, RICARDO ECHEGARAY

Botón rojo para los dos antagonistas de la historia

La disputa que hace meses tiene entreverados a Alberto Abad y a Ricardo Echegaray terminó con ambos afuera. Un funcionario de carrera, Carlos Rafael Fernández, será el nuevo titular de la AFIP.

La disputa pública por espacios de poder entre Alberto Abad y Ricardo Echegaray, hasta ayer titular de la AFIP uno y director nacional de Aduanas el segundo, terminó haciendo saltar por el aire a ambos. La presidenta de la Nación, Cristina Fernández, les solicitó la renuncia a ambos ayer a última hora de la tarde, por intermedio del jefe de Gabinete. Abad le había reclamado en reiteradas oportunidades a la Presidenta la renuncia de Echegaray, pero su actitud de responder a través de los medios a los embates de su subordinado, en lo formal, terminó agotando la paciencia de la titular del Ejecutivo. Para evitar que el desplazamiento de Abad se convirtiera en una definición de la puja a favor de su contendiente, anoche se decidió que Echegaray corriera la misma suerte. De inmediato se anunció que Carlos Rafael Fernández, actual subsecretario de Evaluación Presupuestaria de la Jefatura de Gabinete, reemplazará a Abad como administrador federal de Ingresos Públicos.

La pelea de Abad por controlar la Aduana se inició casi con el comienzo de su gestión, en enero de 2002, acompañando el gobierno transitorio de Eduardo Duhalde. El entonces diputado chubutense Mario Das Neves fue puesto al frente de la Aduana, con un alto perfil después de las denuncias sobre la Aduana paralela hechas desde el Congreso durante el gobierno anterior. Abad nunca logró tenerlo bajo su total control, lo cual terminó desatando un conflicto entre ambos. A Das Neves lo reemplazó José Sbatella, un kirchnerista bonaerense que, pese al más bajo perfil y el mayor disciplinamiento que su antecesor, no pudo evitar chocar con Abad. Por segunda vez, el titular de Aduanas resultaría el fusible en el conflicto.

La llegada de un “pingüino” al cargo, Ricardo Echegaray, sólo cambió las características de los cruces con su “superior” en el organigrama. Abad, confiado en el respaldo de Alberto Fernández, intentó seguir avanzando sobre el control de los pasos fronterizos. “Tenía un guiño para consolidar su proyecto de agencia única”, aseguraron anoche desde las filas del ex titular de la AFIP. Pero Echegaray no estaba dispuesto a ceder en su autonomía. Y no lo ocultó ni siquiera en público.

Iniciada la gestión de Cristina Kirchner, Abad creyó llegado el momento de concretar la operación de conquista de espacios. En pocas semanas, reemplazó a cinco funcionarios de áreas clave de la gestión de Aduanas. Incluso a la “número dos” de Echegaray, María Tirabassi, una íntima del funcionario, por Ivana Bronzovic. Esta última, una funcionaria de Aduanas de no muy buena relación con Echegaray, “parecía elegida a propósito para molestarlo”, fue la lectura que se hizo del cambio.

La disputa por la modificación del Sistema María, el sistema informático de control de Aduanas, fue la última excusa. Existía un acuerdo generalizado en que el Sistema necesitaba una renovación. Se estima que su costo ascendía a unos 80 millones de dólares, dinero que ya estaba en disposición de la Aduana. La discusión se limitaba a si se compraba un software como paquete cerrado, que dejaba en la Aduana el control exclusivo de las claves de acceso, o si la AFIP intervendría en el armado del sistema con equipos propios. Aunque no era una disputa menor, esta pulseada dio lugar a todo tipo de especulaciones que eran alimentadas, además, por la disputa real de espacios de poder entre los dos funcionarios.

La disputa por la licitación de las últimas semanas no fue más que una puesta en escena más de la pelea de arrastre. Las posiciones ya eran irreconciliables. Y aunque cada uno preveía el posible desenlace, resistieron sin moverse de su posición hasta el final. Abad insistió hasta el cansancio frente a la Presidenta reclamando el desplazamiento de Echegaray. Este, en tanto, buscó el respaldo de un viejo aliado, Néstor Kirchner, quien desde sus oficinas en Puerto Madero le reiteró un mensaje simple: “Quedate tranquilo, tené paciencia”.

Abad, sin respuesta a su reclamo por la cabeza de Echegaray, se fue el miércoles 12 al Sur, a relajarse anters de la definición inminente. Volvió el lunes a Buenos Aires a la espera de novedades. Se produjeron anoche, tras un encuentro tenso en el despacho de la Presidenta, con la presencia de Alberto Fernández y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zaninni. Hubo un diálogo tenso entre el jefe de Gabinete y la Presidenta. Cristina fue tajante: “Abad se tiene que ir”. A esa altura, ya Alberto Fernández ni siquiera intentó defenderlo. Pero replicó que sería una mala señal política que permaneciera Echegaray en su cargo. Evaluaron políticamente la mejor salida, intercambiaron opiniones, Zaninni incluido –de los tres, el que mejor conoce a Echegaray–, y finalmente decidieron que también sería desplazado.

A las 20 exactamente, Alberto Fernández llamó al titular de Aduanas para comunicarle la decisión del Ejecutivo. Casi no hubo necesidad de explicar las razones. Menos de una hora después, el jefe de Gabinete iba a la Sala de Prensa de la Casa Rosada para hacer pública la “renuncia de ambos por razones personales”. Capítulo cerrado.

Anoche, en el Gobierno se lamentaban de haber perdido dos buenos alfiles. Un recaudador cuya eficiencia difícilmente reconozca parangón entre sus antecesores y un controlador de Aduanas que también supo ejercer con eficiencia el cargo. “Abad es de los pocos administradores que conoce a la perfección la normativa bancaria, el funcionamiento de las tarjetas de crédito, y toda una cantidad de condiciones tecnológicas que hacen a una moderna concepción del control impositivo”, señaló anoche un especialista que trabajó muy cerca del ex titular de la AFIP. Pero lo cegó su ambición de poder, dicen también. Una ambición que le hizo ganar más de un enemigo en distintas filas del Gobierno.

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Ricardo Echegaray, ex titular de la Aduana. Alberto Abad, ex titular de la AFIP. Destrucción mutua.
 
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