Página/12 mostró el lunes una secuencia de fotos e imágenes en las que se ve nítidamente a un grupo de aduaneros y policías cobrándoles coimas a pasajeros que llegaban a Ezeiza. En la Aduana se produjo una verdadera conmoción. La causa judicial, instruida por el juez federal Alberto Santamarina, exhibió en vivo y en directo la forma en la que principalmente once aduaneros recaudaban casi 9000 dólares, 9000 pesos, 250 euros y 20 dólares australianos en muy pocas horas.

En las imágenes se aprecia, por ejemplo, a un aduanero indicándole a un pasajero el baño. Instantes antes sus valijas pasaron por el scanner y es obvio que el aduanero ya sabe lo que trae. El hombre va al baño y vuelve con algo colocado dentro del pasaporte. El aduanero toma el documento, lo mete en el cajón del mostrador por cinco segundos, parece evidente que ahí saca los billetes que fueron colocados en el pasaporte y luego toma el documento y se lo devuelve al pasajero. En la imagen siguiente se ve al viajero pasando sin problemas con todas sus valijas.

Escenas como éstas se repetían en las secuencias publicadas por este diario. En algún caso lo que parecía una coima se colocaba en un bolso, otras veces en una camiseta, muchas en el pasaporte y no faltaban las visitas al baño y a la oficina de la Aduana. En base a esas imágenes, el juez Santamarina ordenó un operativo en el que fueron detenidos once aduaneros y un integrante de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). En la operación se secuestraron los casi nueve mil dólares, los pesos argentinos, euros y dólares australianos.

Desde la Aduana respondieron el propio lunes señalando que las imágenes fueron un armado de la PSA y hubo un conato de defensa de quienes aparecían involucrados en la coima. Sin embargo, las secuencias –que este diario vio en forma íntegra– resultan nítidas y categóricas. No faltó quien, desde la Aduana, sugirió que la revelación iba a alimentar el clima tenso respecto de Echegaray. Fue un diagnóstico premonitorio.