EL PAíS › EDUARDO DUHALDE AVANZA EN SU ARMADO POLITICO CONTRA EL KIRCHNERISMO

Al acecho de los desenKantados

El ex presidente aspira a contener a los peronistas disidentes. En su entorno aseguran que hay provincias donde hoy son mayoría los que ven negocio en pasarse a la oposición. Sus contactos con Busti, Solá y Das Neves.

 Por Fernando Cibeira

Como cazador al acecho anda Eduardo Duhalde esperando que flaquee el ánimo de cualquier kirchnerista para acercarse y ofrecerle cobijo en su nido opositor. La excusa se la proporciona el Movimiento Productivo Argentino (MPA), donde está claro que el principal requisito para dar un curso es ser un disidente del oficialismo, cuanto más reciente mejor. Esta semana estuvo con José Manuel de la Sota y Jorge Busti, en un publicitado café en un bar de tenis, le prometió darse una vuelta pronto. Pero Duhalde no se conformó: también invitó al gobernador de Chubut, Mario Das Neves, y hasta se animó con un ex archienemigo, Felipe Solá. Ambos reconocieron conversaciones con el ex presidente pero aseguraron que no respondieron a la invitación que, maquinan, puede transformarse en un punto de no retorno al redil K. “No es que nosotros hagamos mucho por atraerlos, es en el otro lado donde hacen mucho por expulsarlos”, aseguraba, irónico, uno de los dirigentes duhaldistas acerca de las pretendidas incorporaciones al armado, inimaginables hasta unos meses atrás.

De repente, teléfonos que hacía años no sonaban volvieron a funcionar y dirigentes de los que poco se sabía han revivido con el entusiasmo de sus mejores épocas. La pelea del kirchnerismo con las entidades agropecuarias va dejando heridos y Duhalde, con su declarada intención de no presentarse a ninguna candidatura, es apto para el rol de contenedor. “Al dejar de lado sus aspiraciones políticas, permitió que todos lo tomen como referencia y termine siendo el jefe”, analizaba un duhaldista.

El espacio opositor por ahora es informe e incoloro. No hay una línea política ni ideológica que unifique, más allá de las menciones a “la producción” y la disconformidad con el rumbo “confrontativo” del Gobierno. “No nos une el amor, sino el espanto K”, bromeaban cerca del ex presidente. Al rato de hablar, largan una lista de legisladores, intendentes o simples dirigentes que supuestamente llaman en busca del abrazo paternal de Duhalde. Aseguran que en provincias donde en octubre ir en contra del Gobierno era equivalente a suicidarse, hoy son mayoría los que ven negocio en pasarse a la oposición.

Esa realidad, auguran, se verá más pronto que tarde en los bloques de legisladores del justicialismo, en los que pronostican –¿o auspician?– fracturas. Por ejemplo, dan como un hecho que Solá y Graciela Camaño dejarán de pertenecer a la bancada mayoritaria, algo que los mismos interesados no confirman.

Solá, en las declaraciones de ayer, se mostró cauto. “Hablo con Duhalde, pero hasta ahí”, aclaró. Cerca suyo abundaban: “Por ahora, Felipe no va a formar parte de un espacio político creado por Duhalde”. Explicaban que el ex gobernador se sentía cómodo junto a peronistas críticos como Busti, Carlos Reutemann o Juan Schiaretti mientras que a Duhalde y De la Sota prefería mirarlos de más lejos. “Nuestra oficina queda a veinte metros del MPA, si Felipe hubiera querido ir a dar una charla ahí ya hubiera ido”, añadían.

En las filas duhaldistas no se inquietaban. “Solá siempre fue así, muy cauto. En algún momento va a encontrar alguna manera de decir que la mejor forma que tiene de ayudar al Gobierno es romper y vendrá con nosotros”, respondían.

La postura de Das Neves no está muy lejos de la de Solá. Aunque es bastante probable que el gobernador de Chubut acepte exponer en los cursos duhaldistas, no está de acuerdo con el armado político que teje el ex presidente. “No hay que crear un poder paralelo al kirchnerismo”, repiten en su entorno. Con todo, tanto Das Neves como Solá consideran que el manejo que ha tenido Néstor Kirchner del conflicto agropecuario abrió una brecha con ellos. Por si hacía falta, Das Neves puntualizó ayer que no estaba de acuerdo con el acto convocado por Kirchner para el martes.

En el duhaldismo repiten que el objetivo son las elecciones legislativas del año que viene. Nada antes, como sugieren desde el kirchnerismo, que adjudicaron hechos sucedidos la última semana como la fláccida toma de la sede del PJ y la creación de una nueva central obrera por parte de Luis Barrionuevo como nuevos indicios del afán desestabilizador que campearía detrás del armado de Duhalde. “Nada que ver”, responden desde la trinchera duhaldista. “Los que tomaron el PJ son amigos, pero están todos referenciados en Rodríguez Saá y lo que hicieron fue una pelotudez. Lo de Barrionuevo, en cambio, es otra muestra de fractura lógica que produce Kirchner en la sociedad”, sostienen.

Si la mira está puesta en 2009, como aseguran, el objetivo ahora es sembrar la semilla de la discordia en las provincias chicas. “El kirchnerismo corre riesgo de salir tercero en Córdoba, Santa Fe y Capital”, se ufanan. El objetivo es corroer sus bases en la provincia de Buenos Aires –tarea de la que se hizo cargo Duhalde– y los distritos más chicos, para lo que están contactando dirigentes opositores en provincias como Misiones, Chaco o San Juan. Un paso más allá, los planes aún son difusos. “No se va a lanzar una línea interna. El objetivo es que cada uno gane su distrito en 2009, después se verá quién queda mejor parado como para 2011, pero para eso falta mucho”, esquivaban.

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