EL PAíS › OPTIMISMO KIRCHNERISTA PORQUE ACHICO LA DIFERENCIA EN DISTRITOS EN LOS QUE ES PERDEDOR

Los que miran la mitad del vaso lleno

 Por Daniel Miguez

Imagen: Télam.

Ante cada circunstancia de la vida siempre se puede orientar la mirada hacia la mitad vacía del vaso o la mitad llena, y el kirchnerismo por estos días ya no sólo subraya las provincias donde está seguro de que va a ganar: también trata de buscar datos positivos en los lugares donde va perder.

El Gobierno confía en que va a ganar las elecciones del 28 de junio y se va a imponer al menos en dos tercios de los distritos. Pero los que ven la mitad llena se entusiasman que aun donde la mayoría de los votantes les darán la espalda, sus candidatos están mucho mejor posicionados que en el pasado cercano.

De los distritos grandes se le auguraban inevitables derrotas en Capital Federal, Santa Fe, Córdoba y Mendoza. De esos cuatro lugares, sólo en Córdoba sigue la moral baja. Veamos caso por caso.

En la Ciudad de Buenos Aires se descuenta que la candidata del PRO Gabriela Michetti saldrá primera, y que el Acuerdo Cívico y Social de Elisa Carrió y la UCR terminará segundo. El tercer puesto será para algún candidato de los tres frentes que se presentan representando al centroizquierda. Hasta hace un mes, antes del cierre de listas, parecía que ese lugar estaba destinado al ex jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra, al que seguiría el candidato de Proyecto Sur, Pino Solanas, y luego quien representara al kirchnerismo.

Con tanta certeza se configuraba ese escenario que el kirchnerismo hizo todo lo posible para subirse a la lista de Ibarra, quien rechazó el acuerdo marcando sus diferencias con el proyecto del gobierno nacional. Como los negociadores de ese sector del peronismo, Daniel Filmus y Alberto Fernández, no pudieron convencerlo de hacer una campaña centrada en las críticas a Mauricio Macri y omitiendo hablar del kirchnerismo, no llegaron a nada.

Pero la campaña se nacionalizó. Néstor Kirchner impuso la idea de que están en juego dos modelos de país y Elisa Carrió la nacionalizó tanto para menguar su derrota en Capital como para mantener en pie su candidatura presidencial hacia el 2011. Sin nacionalizarla, también la sacaron fuera de las fronteras porteñas Mauricio Macri y Gabriela Michetti, al salir de gira con Francisco de Narváez por el conurbano y el interior de la provincia de Buenos Aires.

La nacionalización de la campaña y su traspié mediático en Telenoche hicieron que el ex jefe de Gobierno porteño perdiera posiciones. Y no las perdió todas ante Solanas, que parece acaparar el perfil preferido de los progresistas críticos, sino también ante el candidato oficialista Carlos Heller. En varias encuestas Heller aparece tercero, siempre parejo con Solanas. Así, tiene buenas perspectivas de colocar dos diputados nacionales, cuando hasta ahora la expectativa se achicaba a una banca.

También el candidato del kirchnerismo en Santa Fe, Agustín Rossi –más allá de la amargura por las tres agresiones que recibió de grupos de productores agropecuarios en los últimos tiempos–, mira con optimismo su segura derrota. Cuando no se terminaba de definir si iba a haber o no lista de unidad con el senador Carlos Reutemann, su intención de voto estaba casi al fin del precipicio con un 5 por ciento. Pero desde el cierre de listas, con los dos sectores del peronismo santafesino claramente separados, comenzó a subir en los sondeos. Hoy asegura que tiene en su haber dos dígitos, que seguirá escalando y que su tercer puesto detrás de Reutemann y el socialista Rubén Giustiniani será considerado más que digno.

En Córdoba, en cambio, el intendente de Villa María, Eduardo Acastello, anda batallando, hasta ahora sin grandes resultados a la vista, para emparejarle el tercer puesto a Eduardo Mondino, el candidato del gobernador Juan Schiaretti. Los dos están muy lejos de Luis Juez, que va primero en las encuestas, y del radical Ramón Mestre hijo, que está segundo. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner estuvo el viernes en Córdoba tratando de ayudar a levantar un poco a sus candidatos.

La Presidenta había ido el día anterior a Mendoza, donde el kirchnerismo trata de dar una de las batallas electorales más importantes, ya que allí se juega el futuro político del vicepresidente Julio Cobos. En esta provincia se dio un fenómeno totalmente inesperado para el kirchnerismo. Las primeras encuestas de este año daban a los radicales cobistas una ventaja de 15 puntos sobre los peronistas. Tanta era la diferencia que Cobos se había dado el lujo de anunciar públicamente que no haría campaña porque por cuestiones éticas su investidura de vicepresidente se lo impedía.

Pero el amesetamiento de la intención de votos del cobismo, sumado a un ingreso activo en la campaña de los intendentes peronistas y a un perfil bajo del gobernador Celso Jaque (de mala imagen), empezó a emparejar la balanza. Tanto que hoy las encuestas que maneja el Gobierno le indican que sólo están dos puntos abajo, lo que los llena de euforia. Esos números asustaron lo suficiente a Cobos para dejar de lado sus argumentos éticos y empapelar las provincias con afiches donde aparece fotografiado con sus candidatos y hasta participar personalmente en los actos proselitistas. La estrategia se debe a que las encuestas indicaban que los mendocinos no identificaban a los candidatos cobistas con Cobos.

De esta forma, la mitad del vaso lleno para el kirchnerismo equivale a que toda la diferencia que pueda achicar en sus derrotas le servirá para sumar más votos al total general del país y en, algunos casos, sumar dos o tres diputados inesperados que atenúen la pérdida de bancas en la Cámara baja.

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