EL PAíS › EN LA CHACARITA FUERON CREMADOS LOS RESTOS DE PASQUINI DURAN

Adiós al amigo y al periodista

En una breve ceremonia, Gabriel Pasquini, su hijo, y su amigo Tito Cossa despidieron sus restos. El periodista José María Pasquini Durán, el familiar, el amigo y el hombre comprometido con su tiempo fueron recordados en ese último adiós.

“Hemos leído entre ayer y hoy todas las virtudes del Negro Pasquini, como maestro de periodistas, como hombre ético, valiente, pero yo quiero centrarme más en el amigo que en el periodista”, afirmó el dramaturgo Tito Cossa al despedir los restos de su amigo, José María Pasquini Durán. “He tenido en la vida tres situaciones realmente graves, de esas que son difíciles de superar, y en las tres, la persona que estuvo a mi lado, con su presencia cálida, siempre solidario, fue el Negro”, recordó. Gabriel Pasquini, su hijo, no quiso hacer un discurso. “Mi viejo era un tipo poco afecto a los ritos”, señaló para agradecer a los presentes. Fue una ceremonia muy corta en el atrio de entrada al cementerio de la Chacarita donde el veterano periodista, columnista y uno de los fundadores de Página/12 recibió el último adiós de familiares, amigos, compañeros y lectores.

Entre las columnas de la entrada al cementerio, bajo un cielo encapotado, apenas se escuchó el breve discurso de Cossa, dicho con la emoción contenida y con una voz tan baja que parecía no querer perturbar el descanso de su amigo. Fueron apenas un par de minutos antes de llevar el cuerpo hacia el crematorio. En la puerta de esa sala el cortejo se cruzó con otro que estaba concluyendo otra ceremonia, en el cual había algunos militares que no se sintieron muy cómodos con los periodistas y las cámaras.

A su esposa Sonia, a sus hijos Claudia y Gabriel, su nuera Graciela y Tito Cossa los acompañaron sus colegas Stella Calloni, Mónica Guitérrez, Chiquita Constenla, Isidoro y Abel Gilbert, Ezequiel Fernández Moore, la Madre de Plaza de Mayo Laura Conte, el escritor Diego Paszkowski. En representación de la dirección de Página/12, se sumaron Jorge Prim y Ernesto Tiffenberg, que encabezaron al contingente de quienes fueron sus compañeros durante los últimos veintitrés años.

José María Pasquini Durán nació en Salta, en 1939, y se forjó como periodista trabajando como redactor freelance para periódicos sindicales. En el diario de la CGT de los Argentinos compartió redacción con otros “maestros de periodistas” –así lo definió ayer Co-ssa– como Rogelio García Lupo y Rodolfo Walsh. En la década del setenta, antes del golpe de Estado que inauguró la última dictadura militar, se desempeñó como prosecretario de redacción en la revista Panorama y luego en el diario La Opinión, dirigido por Jacobo Timerman, donde fue secretario de redacción de la sección política.

El exilio lo llevó a Roma, donde trabajó como director latinoamericano para la agencia de noticias IPS. A lo largo de su vida residió por cuestiones laborales en una docena de países (aunque casi todos ellos, con la sola excepción de Italia, fueron en América latina), publicó libros, fue docente de universidades públicas y consultor de muchas organizaciones internacionales, entre las que se destacan la Unesco, el Pacto Andino y el Fondo de Población de la ONU.

Con el retorno de la democracia, Pasquini Durán volvió a la Argentina, donde, tras un paso por la revista El Periodista, fue uno de los fundadores de este diario. Y desde el comienzo escribió el panorama político semanal de Página/12 que empezó a salir los sábados porque en sus inicios el diario no se editaba los domingos.

De familia peronista, empezó su militancia juvenil en el Partido Comunista. Ligado desde el inicio de su carrera a las luchas gremiales colaboró luego con el periódico de la CGT de los Argentinos que dirigía Rodolfo Walsh. Más tarde, en la década del ’90, respaldó con entusiasmo la creación de la CTA, que se oponía desde el movimiento obrero al desguace neoliberal del país. El domingo, por pedido de su familia, su cuerpo fue velado en la sede de esa Central.

Como se indicó en la nota del domingo, en este mismo diario: “En las palabras que usó para describir a Soriano se reflejaba en forma fiel su pensamiento y sus prioridades: ‘Venimos a despedir a un hombre de izquierda, a un luchador por la justicia y a un hombre honrado, y en esta época el calificativo es casi revolucionario’.” Las tres expresiones sirven, a la hora de la despedida, para pintarlo de cuerpo entero.

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El dramaturgo Roberto “Tito” Cossa despidió a su amigo. A la izquierda lo escucha Sonia Freites de Pasquini.
Imagen: Rolando Andrade
 
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