Martes, 16 de febrero de 2010 | Hoy
ECONOMíA › PESE A LA SUBA DEL PRECIO DEL GANADO, LOS RURALISTAS AMENAZAN CON UN NUEVO LOCKOUT
Eduardo Buzzi aseguró ayer que Federación Agraria, que hoy realizará una protesta en Chabás, propondrá a la Mesa de Enlace impulsar un cese de comercialización de hacienda. El objetivo es amenazar para que no se les ponga freno a las subas bloqueando las exportaciones.
Por Fernando Krakowiak
En lo que va del mes, el kilo vivo de vaquillona en el Mercado de Liniers aumentó 36 por ciento, el de ternero 34 y el novillito 32,2 por ciento. Las tres categorías concentran el 50 por ciento de la faena y marcan con claridad cómo se incrementó el margen de ganancia de los ganaderos. Pese a ello, el titular de Federación Agraria, Eduardo Buzzi, aseguró ayer que su entidad, que hoy realizará una protesta en la localidad santafesina de Chabás, propondrá en la próxima reunión de la Mesa de Enlace impulsar un cese de comercialización de hacienda. El objetivo es presionar para que no se les ponga freno a las subas bloqueando las exportaciones.
Durante los últimos cuatro años, cada vez que el precio de la carne se disparó, el Gobierno restringió las exportaciones para forzar una baja. La primera vez, en marzo de 2006, lo hizo de manera explícita por 180 días, pero luego prefirió simplemente demorar las autorizaciones para embarcar la mercadería en el puerto. Lo hizo a mediados de diciembre y volvió a hacerlo ahora.
El presidente de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca), Juan Manuel Campillo, informó el viernes que las exportaciones se encuentran en un nivel similar al del mismo período del año pasado. De ese modo, buscó desmentir supuestas demoras, pero el dato clave está en la composición de esos envíos. Lo que se está exportando son fundamentalmente cortes Hilton, para cumplir con la cuota, y menudencias, mientras que el resto recién se destraba cuando los frigoríficos se comprometen a enviar medias reses a las grandes cadenas de supermercados a precios rebajados. Los productores temen que esta medida les ponga un techo a los aumentos y por eso protestan.
Buzzi calificó ayer de “disparate” que se responsabilice a los productores por las recientes su-bas, tal como lo hizo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner la semana pasada. Sin embargo, la evolución de la cotización de las principales categorías en el Mercado de Liniers no deja dudas respecto de que los ganaderos están entre los principales beneficiados. Los terneros se vendieron ayer a 6,4 pesos en promedio el kilo vivo, 34 por ciento más que en enero y 60 por ciento más que a comienzos de diciembre. Con esas valores pierde consistencia la denuncia de los ruralistas respecto de que el Gobierno está destruyendo “la fábrica de terneros”.
Moreno fijó los precios en Liniers durante más de tres años, pero las recientes subas son la muestra más evidente de que ya no lo hace, pues nadie en su sano juicio puede argumentar que se está “pisando” el precio de un producto que aumentó 60 por ciento en dos meses. Los ruralistas tienen razón cuando dicen que la suba es consecuencia de una caída en el stock de cabezas, pues la especulación de los que retienen ganado en sus campos sólo es posible en un escenario de escasez, pero una mayor producción no necesariamente garantizaría un precio más bajo, como ayer sostuvo Buzzi.
Esa situación podría darse si el Gobierno subsidiara a los ganaderos, pero si el incentivo llega vía precios es justamente un aumento en la cotización del ganado lo que daría lugar a un incremento del número de cabezas. Además, los ruralistas piden que no se frenen las exportaciones ni se pongan retenciones. Por lo tanto, en ese contexto es muy difícil esperar que en algún momento haya más oferta que demanda, una condición indispensable para esperar una baja de precios. Lo más probable es que en un escenario de liberalización del mercado la producción aumente y los precios suban. En ese caso, los beneficiados no serían los consumidores sino los ganaderos.
Durante los últimos años, el Gobierno optó por garantizar una oferta de carne a precios populares. La consecuencia fue un aumento del consumo y una caída del stock de cabezas, porque los productores se volcaron a la soja, que les daba más rentabilidad. Para revertir esa situación se intentó combinar el control de precios con subsidios a la producción, pero allí estuvo el talón de Aquiles de la política oficial. Los productores afirman que los subsidios nunca llegaron, pues el Gobierno prefirió negociar con la industria antes que con ellos. La consecuencia fue una mayor caída del stock que ahora se quiere revertir dejando que la cotización del ganado mejore. Los productores son los principales beneficiados en este nuevo contexto, aunque sus dirigentes se desentiendan y digan que no tienen nada que ver con la suba del precio de la carne.
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