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“La candidatura de Kirchner no se define por los apoyos que recibe”

El juez Eduardo Luis Duhalde, ex defensor de presos políticos y socio de Rodolfo Ortega Peña en los ‘70, renunciará a la Justicia para incorporarse a la campaña del santacruceño.

 Por Martín Piqué

Por esos caprichos del destino, Eduardo Luis Duhalde comparte el apellido con quien es hoy el principal sostén de la candidatura de Néstor Kirchner. Al igual que su casi homónimo –que se llama Eduardo Alberto–, este Duhalde, que es camarista en los Tribunales Orales de Capital Federal, quiere que el gobernador de Santa Cruz llegue a la Presidencia. Esa parece ser la única coincidencia con el senador que ocupa la Rosada. Eduardo Luis Duhalde es abogado, defendió a miembros de las organizaciones armadas en los ‘70, fue socio del diputado Rodolfo Ortega Peña –asesinado por la Triple A–, con quien dirigió la revista Militancia peronista para la liberación, que tenía simpatías con el Peronismo de Base.
Veinticinco años después, Duhalde fue nombrado en la Justicia, y desde allí le tocó actuar en algunos casos mediáticos, como el del ex concejal José Manuel Pico. Ahora, con el lanzamiento de Kirchner como candidato, Duhalde decidió renunciar a su cargo para intervenir en la campaña como presidente del partido Memoria y Movilización Social, que se incluirá en el frente que apoya a Kirchner. Duhalde ya participaba de un equipo que asesora al patagónico en cuestiones políticas y económicas, el Instituto de Diseño de Estrategias Argentinas (Idear). En una entrevista con Página/12, Duhalde distancia a Kirchner del duhaldismo, le reclama al gobernador Felipe Solá que “juegue con más entusiasmo” e invita a Aníbal Ibarra a que se “incorpore” al espacio renovador que postula a Kirchner.
–¿Ya tomó la decisión de abandonar la Justicia?
–Lo voy a hacer en lo inmediato. Soy juez de Cámara en los Tribunales Orales de la Capital Federal, pero sigue siendo de la Justicia que tiene carácter nacional y no traspasada a la ciudad de Buenos Aires. En mi decisión ha pesado la actividad realizada por la Corte Suprema, contraria a lo que yo entiendo como el funcionamiento independiente y transparente que debe tener la Justicia.
–¿Qué opina de la designación de Juan Carlos Maqueda en la Corte?
–No quiero considerar los méritos de Maqueda como tal. Creo que no ha sido feliz el procedimiento, que no ha habido sistema de consultas previas, y apareció ante los ojos de la sociedad como un nuevo avance de los sectores políticos sobre el Poder Judicial.
–¿No ve como una contradicción que sea el Presidente quien impulsó la designación de Maqueda, cuando también es el impulsor de la candidatura de Kirchner, a quien usted apoya?
–La candidatura de Kirchner no se define por los apoyos sino por su propuesta y su programa. Y en este sentido, seguramente (la designación de Maqueda) no es lo mayor que yo criticaría del duhaldismo.
–¿Y qué es lo que critica?
–Muchas de sus viejas tácticas y viejas prácticas políticas. Pero también puedo tener acuerdos y diferencias con otros sectores que apoyan a Kirchner, porque en una construcción plural y frentista son muchas las miradas que convergen en el candidato.
–¿Es un error o un acierto de Kirchner aceptar convertirse en el referente de la “corriente renovadora” impulsada por Duhalde?
–Es un fuerte desafío. Sin duda en un punto de vista electoral esto fortalece su candidatura. Ese apoyo no condiciona su proyecto político, no es una subordinación al PJ bonaerense, sino aceptar un apoyo dentro de una estrategia electoral para derrotar a Menem.
–Si el acuerdo es derrotar a Menem, ¿no se repetirá lo que fue la Alianza? ¿Que convivan sectores antagónicos y que después eso explote?
–No lo creo por los términos en que Kirchner está conformando la aceptación de este apoyo.
–Cuáles son esos términos?
–Que él no ha resignado el liderazgo del proyecto presidencial. Entonces, no sé si efectivamente terminará concretándose el apoyo de estefrente renovador del PJ. Espero que sí. Pero de todos modos, con ese apoyo o sin ese apoyo, la candidatura de Kirchner va a seguir adelante.
–El eslogan de Kirchner es “un país normal es posible”. Lula, en cambio, pese a las presiones, nombró a José Dutra, del PT, en Petrobras.
–Tiene que ver con las historias de cada país. Y con el uso y abuso que ha habido en nuestro país de todo lo que ha significado interpelaciones a la sociedad y consignas triunfalistas. Un ejemplo de lo que no hay que hacer es el estilo de campaña que utilizan Menem y Rodríguez Saá, de promesas y soluciones mágicas. Ya tuvimos muchos “Síganme, que no los voy a defraudar” o “Se acabó la fiesta para pocos”.
–¿Por qué Kirchner no termina de cautivar a los dirigentes del PJ, aún a los sectores más cercanos a su perfil como Felipe Solá?
–Felipe Solá es un hombre que yo respeto pero que se encuentra en un complejo escenario que es el PJ bonaerense. Solá debería jugar con mucho más entusiasmo porque su propia proyección está ligada a un proceso de renovación no sólo del PJ sino de la política en general.
–Ya que habla de renovación, ¿cuál es el futuro de Menem y Duhalde?
–Forman parte de una antinomia del pasado, pero no veo que estén en retiro. Menem hoy encarna el proyecto de la clase dominante y el establishment. Tiene su correlato en la administración Bush, cuya apuesta es constituir un partido de derecha con base social. Y Menem tiene una cierta base social innegable. Aquellos que, por las malas experiencias posteriores al menemismo, dicen que “con Menem vivíamos mejor”.

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Eduardo Luis Duhalde, ex defensor de presos políticos y camarista en los tribunales orales porteños.
“Ese apoyo no condiciona su proyecto político, no es una subordinación al PJ bonaerense.”
 
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