EL PAíS › LAVAGNA SE PLANTO EN NO PAGAR HASTA QUE EL FMI DE SEÑALES EN FAVOR DEL ACUERDO

Sentado sobre la caja y atento a que suene el teléfono

El ministro dio una conferencia de prensa para informar que no cambió su postura: no paga la deuda con el BID, el FMI y el Banco Mundial hasta que no le reestructuren los vencimientos. Es una pulseada a distancia con Washington.
Ayer, el Fondo “creó” nuevas exigencias a la carta de intención.

 Por David Cufré

La señal llegó, pero invertida. El Gobierno esperaba recibir ayer una confirmación del FMI de que el acuerdo con Argentina estaba aprobado, pero en lugar de ello escuchó una nueva exigencia. La respuesta de Roberto Lavagna, como anticipó Página/12, fue cuidar las reservas, dejando impago un vencimiento con el Banco Interamericano de Desarrollo. La decisión será mantenida mañana, cuando debería efectuarse un desembolso en favor del FMI por 1065 millones de dólares. La única posibilidad de evitar el default también con esa entidad es que sus autoridades modifiquen drásticamente su posición y den garantías de que se firmará el convenio. Ese fue el mensaje que transmitió el jefe del Palacio de Hacienda en conferencia de prensa, medio que utilizó para asegurarse de que la postura oficial llegue clara a todos los actores de la negociación, especialmente a Horst Köhler y a Anne Krueger.
A pesar de que los funcionarios de Economía están acostumbrados a los sinsabores con el FMI, ayer varios de ellos estaban desilusionados. Esta vez tenían grandes expectativas de que se llegaría a un entendimiento, sobre todo después de que el último lunes quedaron acordados los términos del convenio. El Gobierno, sin embargo, consideró prudente esperar a una aprobación final de las cabezas del staff del Fondo sobre lo expuesto en la Carta de Intención para definir el pago al BID. Esa era la señal que esperaba Lavagna. Sin ella, el Gobierno no se arriesgaría a afectar las reservas del Banco Central. Como la señal no se produjo, el Gobierno no pagó.
Lavagna se comunicó telefónicamente con el presidente del BID, Enrique Iglesias, para explicarle la situación. Más tarde, Economía informó oficialmente que no cubriría el vencimiento. La respuesta del organismo fue disponer “la suspensión de sus desembolsos a la Argentina mientras ese país permanezca en atraso con sus obligaciones”. El vencimiento impago, precisó la entidad, era por 681 millones de dólares. En otro párrafo de su comunicado subrayó que Lavagna había expresado su esperanza de que “el retraso ocurrido sea breve”. Oscar Tangelson, viceministro de Economía, se encuentra en Washington desde el lunes, adonde fue a negociar con el BID cómo se reintegraría el dinero que Argentina le pagaría dos días más tarde en caso de haber acuerdo con el FMI. La gestión ahora quedó en suspenso.
La nueva objeción que planteó la misión del Fondo que se encuentra en Buenos Aires se vincula con las metas del programa monetario. Página/12 pudo saber que John Dodsworth y John Thornton reclamaron reducir la emisión proyectada para el año en 3000 millones de pesos. El equipo económico considera que aplicar una política monetaria contractiva hará subir las tasas de interés y afectará severamente la reactivación. El programa monetario, afirman, es de por sí conservador y no corresponde ajustarlo más. “El Gobierno no firmará un acuerdo que no pueda considerar compatible con la política económica”, sentenció Lavagna al respecto.
John y John reclamaron que se achique la emisión sin dar mayores explicaciones de por qué cambiaron de opinión de un día para el otro. El lunes se habían mostrado de acuerdo con el programa monetario y ayer, sin fundamentos precisos, expusieron una posición distinta. El argumento central fue que la pauta oficial de emisión conlleva riesgos inflacionarios. Lavagna hizo varias referencias a estos temas en la conferencia de prensa, para rebatir a los técnicos del Fondo. Por ejemplo, sostuvo que si se anualizara la inflación del último cuatrimestre, el Indice de Precios al Consumidor de 2003 se ubicaría en 6,8 por ciento.
En términos políticos, la lectura del ministro es que Köhler y Krueger hicieron una demostración de fuerza. El staff del FMI se sigue resistiendo a un acuerdo con Argentina, a pesar de la presión del Grupo de los Siete. La estrategia del Gobierno será movilizar los contactos con esos países, porque es la única vía que considera posible para superar la barrera que le pone la conducción del FMI. “El G-7 no se sorprendió porque sabe perfectamente cuál es nuestra situación”, puntualizó Lavagna, y luegoreiteró la explicación que dio cuando el Gobierno dejó impago un vencimiento con el Banco Mundial en noviembre pasado, según la cual no se pueden utilizar las reservas para cumplir con los organismos porque se agotarían antes de que Duhalde abandonara el poder.
Pero su declaración más trascendente fue la siguiente: “Argentina sólo puede pagar en el contexto de un programa de refinanciación de deudas acordado”. El mensaje fue muy claro: si el FMI persiste en negarse a dar una señal de que acepta el convenio, Argentina no le pagará mañana.
Cerca del ministro dijeron a Página/12 que la negociación no está cerrada, y que “así como sacaron de la galera esta nueva exigencia sobre el programa monetario, con la misma velocidad la pueden levantar”. En este momento no parece que esa sea la posibilidad con mayores chances, pero en Economía remarcan que la experiencia enseña a que “no hay que dar nada por cierto hasta que se produce”. Ayer reconocían que “nos volvieron a correr el arco”, y que ahora hay que esperar a ver cómo siguen los acontecimientos.
El Gobierno trabajará intensamente hasta mañana para buscar que el FMI revierta su posición. “Nosotros estábamos satisfechos con los términos de la Carta de Intención que acordamos el lunes y mantenemos nuestra palabra”, enfatizó Lavagna. “Pero la discusión se reabrió por la expansión monetaria y ahora esperamos los comentarios que puedan venir de Washington sobre ese tema y cualquier otro”, terminó. Si el FMI insiste con las señales que envió a lo largo de un año, el Gobierno deberá olvidarse de firmar un acuerdo.

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Roberto Lavagna, preciso y sin vueltas. Hasta que no haya garantías de reprogramación de la deuda, no sale un pago más.
 
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