EL PAíS › RECLAMOS DE LOS HABITANTES DEL EDIFICIO DERRUMBADO Y SUS VECINOS

El drama de quedar sin techo

A algunas familias se les derrumbó la vivienda, mientras otras no podrían volver a vivir en lo que quedó en pie. Empieza el reclamo de indemnizaciones. El gobierno porteño envió a algunos a paradores para indigentes y tuvo que reubicarlos.

 Por Carlos Rodríguez

“Yo vivía en el edificio. Ya no vivo más, porque el edificio no existe más.” Acompañado por su esposa y su hijo, Carlos Vaca, propietario del departamento del 1º “B” de Bartolomé Mitre 1232, sintetiza su presente en pocas palabras, luego de corregirles el tiempo verbal a los periodistas que le habían preguntado: “¿Usted ‘vive’ en ese edificio?”. Vaca habla con increíble serenidad y asegura que fue él quien dio el primer aviso a Defensa Civil sobre las extrañas ondulaciones que comenzó a experimentar el viernes la mole de cemento. “A eso de las tres de la tarde escuché un golpe y me di cuenta de que la retroexcavadora que estaba en la obra en construcción vecina había dado contra los cimientos de nuestro edificio.” Además del ruido, Vaca se dio cuenta porque las paredes “se movían como un péndulo”. Bajó a dialogar con los ingenieros a cargo de la obra, mientras veía que los obreros “se iban rápidamente en un camión que rozó a un coche y casi se choca con otro”. Según Vaca, “los ingenieros me dijeron que no había problema, pero yo, a las 16.01, llamé a Defensa Civil”. El vecino salió de su casa y cuando volvió, descubrió que se había convertido en “un hombre de la calle que ya no tenía donde vivir. Ahora estamos esperando que alguien se haga cargo de todo esto”.

El drama de la familia Vaca se repetía ayer, a cada paso, entre los vecinos que en forma definitiva perdieron el departamento donde vivían hasta el viernes a la noche o los que alquilan habitaciones en hoteles de la zona –algunos como turistas, otros como residentes habituales– y que ahora también quedaron a la intemperie. El ministro de Justicia y Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, advirtió ayer que todos los damnificados “sólo podrán regresar cuando no haya ninguna duda de que no corren peligro de vida”. Según el funcionario, fueron evacuadas 220 personas “que no son todas del edificio derrumbado”.

Anoche, en la esquina de Salta y Rivadavia, un grupo de jóvenes que no puede retornar a las piezas que alquilan en el hotel familiar de Libertad 55, realizó una manifestación golpeando palmas y entonando consignas contra el gobierno porteño. “Nadie nos escucha. Desde el sábado a la noche estamos en la calle y no tenemos dinero porque lo dejamos en nuestra casa, a la que ahora no nos dejan entrar”, le dijo a Página/12 el costarricense Iván Pérez, quien estudia danzas en Buenos Aires. “Vengan los adultos, no nos manden a estos chicos”, gritaban los manifestantes, en alusión a los jóvenes de Defensa Civil y de Buenos Aires Presente (BAP), los únicos con los que podían hablar “porque los funcionarios están escondidos ahí”, decían mientras señalaban un trailler estacionado en esa esquina.

Montenegro, que ayer recorrió el lugar, aseguró que se trabaja “a conciencia para tratar de evitar riesgos” porque “hay peligro” de que se derrumbe la parte del edificio que todavía sigue en pie. No se puede entrar “porque el edificio se quedó sin escaleras”. Cuando se pueda ingresar “lo harán por la parte de adelante, llevados con una grúa”. Según el funcionario, “se está trabajando con las familias, explicándoles. La gran mayoría de los habitantes del edificio están agradecidos por el hecho de estar con vida. Tengamos claro que hubo un muy buen trabajo desplegado por la Subsecretaría de Emergencias con los bomberos y la Policía Federal en lo que hace a la evacuación temprana”.

Ayer seguía evacuada, convertida en una manzana fantasma, la formada por Mitre, Libertad, Rivadavia y Talcahuano. En ese marco se registró el dramático peregrinar de Mariano Madueña Rubio, hijo del hombre de 74 años que vivía en el edificio que colapsó y cuyo paradero se desconoce desde el viernes. El padre, Isidoro Madueña Rubio, vivía en el 3º B. El portero declaró que cuando llamó a ese departamento para advertir sobre el derrumbe nadie contestó. El joven dijo que su padre estaba “casi sordo”. Se presume que podría estar bajo los escombros y por eso la familia hizo una presentación judicial para que se suspendan las tareas destinadas a demoler lo que resta del edificio y que se intensifique la búsqueda del hombre. “No se censó a la gente que bajó del edificio, una locura. Ahora hay un desaparecido cuya existencia es negada por las autoridades”, sostuvo Madueña Rubio hijo. El ministro Montenegro dijo que “se está trabajando con verificación de cámaras, tenemos fotos del señor para tratar de identificarlo en la zona. Desde el miércoles no se sabe su paradero”, afirmó el funcionario, mientras la familia señaló que está desaparecido desde el viernes.

Sobre Bartolomé Mitre, llegando a Cerrito, un grupo de personas hace vigilia sobre la vereda. Están sentados en el piso, rodeados de valijas. Jorge es peruano y vive desde hace seis años en un pensionado de Mitre 1213 que fue evacuado el viernes. “Primero nos llevaron a La Boca, a un lugar para indigentes. Nos quejamos y ahora nos trajeron a un lugar en Piedras al 1500, que está mucho mejor, pero queremos volver a nuestra casa, ya nos quedamos sin ropa y sin dinero. Tenemos todo en ese hotel.” Lo mismo repiten Julio, Reynaldo y José Luis Abreu, que viven en el mismo lugar con sus familias. Abreu duda en volver al hotel: “No nos avisaron nada. Cuando escuché el ruido de la caída salí para ver. Me llené de polvo. Mi hijo dormía a metros de donde se cayó todo. Dudo si vamos a volver”.

Mirta Sotelo, oriunda de Tucumán, vive en una pensión de Rivadavia 1227. “Mi hija de 15 años tiene cáncer y nos tuvimos que ir a una casa en Flores, con familiares. Necesito volver a mi hogar porque tengo que hacer atender a mi hija y no tengo plata para viajar en taxi y ahora todo me queda lejos. Alguien me tiene que escuchar.”

En la Legislatura porteña, la concejal Silvina Pedreira presentó un proyecto para que se les otorgue un subsidio de 50 mil pesos a los propietarios del edificio de Mitre 1232 que quedaron sin techo. Esto, al margen de los juicios por indemnización en los que ya trabajan los damnificados y sus abogados. Por lo pronto, Montenegro anunció que el gobierno estudia una “solución definitiva para los afectados que perdieron su vivienda”, lo que podría leerse como una indemnización.

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Muchas familias quedaron en la calle, a la espera de poder volver a buscar sus pertenencias.
Imagen: Daniel Dabove
 
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