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Un emblemático de la vieja política anunció su retiro

Augusto Alasino debió dejar el senado salpicado por las sospechas y el desprestigio. Ahora renuncia a la política. Su historia, su patrimonio, las frases que lo autorretratan.

Sobrevivió al peso de ser uno de los doce apóstoles que llevaron a Carlos Menem al poder, salió indemne del escándalo por las coimas en el Senado y sobrellevó sin mayores sobresaltos una causa por enriquecimiento ilícito. A pesar de esos “logros” y de una trayectoria que de acuerdo a los cánones del menemismo sería calificada como “exitosa”, ayer Augusto Alasino anunció el fin de su carrera política. “Me dedicaré por completo a mi familia”, dijo y para que no queden dudas aseguró que su retiro es “definitivo” y que “cuanto antes voy a presentar la renuncia a la titularidad del partido”.
Ahora se retira de la política, hace quince días tuvo que retirarse a los apurones, abucheado y con la marca de una patada en su trasero, de una confitería céntrica de Concordia, su pago chico. El mismo del que para ubicarlo en el mapa, alguna vez se dijo que quedaba en el patio trasero de su casa.
Su entorno señaló que se alejaba de la política para acompañar el complicado embarazo de su mujer. El mismo lo insinuó: “Mi mujer se bancó todas las denuncias. Entonces es justo que ahora la banque a ella”, dijo. Si alguien conoce las lides de la política ese es “el Choclo”, como suelen llamarlo los suyos. Por eso explicó que “la política es una actividad que insume todo el tiempo y todos los tiempos. Se llega tarde a la casa, se mantienen reuniones hasta la madrugada”.
No podía ser de otra manera. Se retiró criticando y opinando. Hablando del gobierno de Eduardo Duhalde, señaló “no le ha encontrado el agujero al mate”. Para graficarlo, dijo “está atacando donde no debe”. Luego de tirar algunos de sus dardos envenenados, tuvo un momento para la autocrítica: “El gran error nuestro ha sido permitir las grandes concentraciones económicas”, dijo como quien ve pasar una mosca. O varias moscas.
Por primera vez en 16 años no ocupaba un puesto público. Atrás deja una larga carrera que comenzó en Tacuara, ese grupo que en los ’60 se definía como nacionalista pero que tenía un discurso netamente fascista y antisemita. Como la mayoría de los grupos nacionalistas en la Argentina. Alasino reconoce esa militancia como un error de juventud y a la hora de definir su ingreso a la política prefiere recordar su participación en el Cordobazo. La universidad y la oleada de los ‘70 lo encontró participando de la juventud peronista de las regionales. Concretamente de la segunda regional, la que supo comandar el actual diputado Jorge Obeid. Cuando llegó la apertura democrática se encolumnó con Jorge Busti, con quien rompió amarras en el ‘89 cuando el peronismo se debatía entre Antonio Cafiero y Carlos Menem.
El menemóvil y el posterior triunfo de Menem marcaron el ingreso de Alasino a la política grande, a las ligas mayores. Años en los que siempre estuvo en el centro de la tormenta, en los lugares claves. Aquellos desde los que se manejaba la llave.
Quienes conocen su historia afirman que “nunca fue un hombre de fortuna”. Este antecedente y los reducidos sueldos de la función pública no fueron un obstáculo para que construyera una casa valuada en 700 mil dólares. En los 500 metros cuadrados de su casa se destacan 10 habitaciones y 5 baños. Además de una piscina de 10 x 20. Todo en estilo gótico. Muy de magnate de otros tiempos y de otras latitudes. Una denuncia del diputado radical Adolfo Lafourcade dio inició a una causa en su contra por enriquecimiento ilícito. Caso del que salió indemne luego de que el juez federal Juan José Papetti hiciera lugar al dictamen de la fiscal María Squivo que sostuvo que “su incremento patrimonial tuvo una evolución razonable”. Para defender sus propiedades, alguna vez dijo “la gente me quiere, pero los ricos me tienen bronca. Tienen bronca de lo que logré con mi esfuerzo”.
A la hora de mostrar su “esfuerzo” declaró tener 12 propiedades valuadas en casi 850 mil pesos. Pesos que al momento de su declaración equivalían a dólares. También dijo tener un Ford F 100, una lancha y un Fiat por un monto de 28. 360 pesos. Admitió ingresos profesionales y agropecuarios por 101.693 pesos anuales. A todo esto hay que sumarle una generosa tropilla de pura sangre. Sumas nada despreciables para quien supo vivir casi exclusivamente de los ingresos públicos. Luego de leer su declaración jurada, se podría coincidir con una vieja frase de Raúl Alfonsín y decir “a vos no te fue nada mal”.
Llegó a la presidencia del bloque de senadores Justicialistas luego del Pacto de Olivos. Su paso por el senado quedará asociado al del radical José Genoud. Un tándem que manejaba al Senado y mucho más. Estuvo en la picota luego de las denuncias por los sobornos vinculados a la reforma laboral. Sin embargo, mostrando su capacidad para salir de los escándalos, continuó en su banca hasta el pasado 10 de diciembre. No deja grandes leyes, no deja grandes conquistas, ni proyectos, pero si algunas frases que pintan su estilo:
- Luego de que Jorge Matzkin defendiera una opinión del entonces ministro de Economía, Roque Fernández, diciendo “lo que dijo el ministro es una verdad más grande que una casa”, Alasino preguntó “¿más grande que tu casa o que la mía?”.
- “La ampliación del número de miembros de la Corte Suprema es necesaria para agilizar la tarea del Poder Ejecutivo, perdón del Poder Judicial”.
- “La libertad de prensa es un delito que debemos defender”.

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Augusto “el Choclo” Alasino, militante de derecha en los ‘60, de la JP en los ‘70, senador en los ‘90.
Su casa en Concordia le valió ser acusado por enriquecimiento ilícito. Pero pudo zafar.
 
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