EL PAíS › UN REPRESOR QUE ACTUO EN LA CACHA SIGUE LIBRE EN ISRAEL

Una extradición complicada

Teodoro Aníbal Gauto, ex agente de Inteligencia del Batallón 601, está acusado por delitos de lesa humanidad. Fuentes judiciales aseguraron que se busca consolidar la prueba, porque para extraditar al represor hay que iniciar un proceso en Israel.

 Por Adriana Meyer

Gauto está imputado por homicidio, secuestro, tormentos y sustracción de menores.

Revistó en el campo de exterminio La Cacha, está imputado por delitos de lesa humanidad, prófugo de la Justicia argentina y reside en Israel desde 2003. Las autoridades argentinas ofrecían hasta hace poco 500 mil pesos a quien aportara datos sobre Teodoro Aníbal Gauto, ex agente de Inteligencia del Batallón 601, imputado por homicidio, privación ilegal de la libertad, tormentos y sustracción de menores, delitos cometidos durante la dictadura. La presencia de Gauto fue dada a conocer en forma masiva por un informe difundido por el Canal 1 de la televisión israelí, donde Gauto dijo que “en aquella época tenía 20 años y me interesaba tener pilcha nueva, por eso entré ahí”. Página/12 pudo saber que a nivel judicial buscan consolidar la prueba en su contra porque para detener al represor hay que iniciar un proceso en Israel. En tanto, se está desarrollando una campaña de presión pública hacia el Ministerio del Interior israelí para que tome intervención en el caso.

“Mientras yo esté en este país (Israel) y medianamente pueda estirar el tema, es decir, jugar con el tema de la extradición, seguiré acá. Si voy a Argentina, me van a encerrar en un calabozo y, obviamente, no estoy preparado para eso”, admitió Gauto en la entrevista que concedió en febrero al periodista argentino Shlomo Slutzky, quien dio con el paradero del prófugo “en el marco de las investigaciones por la desaparición del primo hermano de mi padre y del juicio de La Cacha”, según explicó.

Gauto cambió su nombre por Yossef Karmel, identidad con la que es conocido en ese país, salvo por la colonia argentina de la ciudad norteña de Kiriat Bialik, adonde se trasladó al salir de la Argentina en 2002 con su familia. Su esposa tiene ascendencia judía, y en ese momento gran cantidad de emigrados poblaron la ciudad por las facilidades de radicación ofrecidas a los inmigrantes de ese origen. Ahora vive en la ciudad costera mediterránea de Haifa.

El ex agente de Inteligencia había accedido a dar la entrevista en persona, pero luego sólo accedió a mantener un diálogo telefónico con Slutzky, en el que manifestó: “Yo no tengo ideología, mi trabajo era confeccionar fichas con nombres y apellidos de una lista que me llegaba, en algunas decía comunista, en otras marxista-leninista y todos los datos que podían tener estas personas, esa fue mi única tarea”.

Gauto sigue imputado en la investigación por los delitos cometidos en el centro clandestino denominado La Cacha, por una parte de los cuales ya se dictó sentencia. Según explicaron fuentes judiciales a Página/12, al no existir un tratado de extradición simple con Israel, que no requeriría el envío de las pruebas, es necesario someter la totalidad de las evidencias en su contra ante jueces israelíes. Algunas de las víctimas que fueron querellantes en el juicio de La Cacha sostuvieron que nunca fueron informadas por escrito de que la Justicia argentina haya requerido la captura internacional del represor, más allá de un comentario en forma oral. Sin embargo, las fuentes judiciales afirmaron que una parte de la investigación sigue abierta y, en ese marco, está abierta la posibilidad de reforzar las pruebas existentes con miras a un eventual proceso en Israel.

En una reciente publicación del portal de noticias Nodal, el activista por los derechos humanos Saúl Feldman expresó que “el trabajo de Slutzky fue fundamental para ubicar a Gauto y difundir las implicaciones morales del hecho de que un criminal acusado de delitos de lesa humanidad haya encontrado refugio en un país que justifica su creación por la necesidad de tener un ‘hogar nacional’ para el pueblo judío, víctima de persecuciones antisemitas especialmente, después del Holocausto (de hecho el prófugo se amparó en la Ley de Retorno)”. También dijo que “es de esperar que el gobierno israelí se apure por colaborar con la Justicia”. En el informe televisivo hay testimonios de quienes fueron vecinos y amigos de la “aparente inocente y simpática pareja formada por Gauto y su mujer Silvia”, quienes mostraron su “conmoción e indignación ante la verdadera identidad que salió a la luz”.

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