EL PAíS › COMO Y POR QUE HABLARON LULA Y KIRCHNER DE UNA ESTRATEGIA COMUN

Plan B para un frente unido ante el Fondo

No fue planificado: el argentino le dijo al brasileño que era un problema la actitud de sus representantes ante el FMI.
Lula atendió, y el tema se transformó en centro del viaje a Caracas. La reunión y el poco entusiasmo del canciller brasileño Amorim.

Por Pablo Feldman

La estrategia común argentino-brasileña para negociar frente a los organismos multilaterales de crédito anunciada ayer en Caracas, no fue producto de una elaboración premeditada. Fue la respuesta a una situación que, lejos de desembocar en el “acuerdo histórico” anunciado por la Argentina, hubiera podido enfriar las relaciones bilaterales entre los principales países del Mercosur. El cruce de datos acerca de la actitud del representante del Brasil frente al FMI y la reacción de sectores vinculados al mundo de los negocios en aquel país motivaron al presidente Néstor Kirchner a cambiar su agenda en la cumbre del G-15 y “encarar el acuerdo con Brasil” como objetivo central de la gira. “Se puede decir que se aprovechó la oportunidad para pasar a la ofensiva”, dijo a Página/12 una alta fuente del Gobierno que describió que “el presidente Kirchner, después de saludar a Lula, le dijo que ya era tiempo de juntarse para hacer valer el peso de lo que deben entre ambos países para negociar en condiciones razonables, sin posiciones prepotentes pero con determinación”.
La respuesta a la iniciativa argentina fue un relato del presidente Lula en el que incluyó su pesar por el escándalo que involucra a funcionarios de su gobierno, su preocupación por las elecciones municipales que afronta este año y su intención de no abrir más frentes al reconocer que “yo no tengo la cohesión política que tenés vos, no puedo tener un enemigo más”. Eso ocurrió la mañana del viernes, después de sacarse la foto con Hugo Chávez en el Palacio de Miraflores. Por la tarde comenzaron las negociaciones.
Reunión en el Hilton
Hugo Chávez ya tenía su foto con Lula y Kirchner, y a pesar de la crisis institucional que atraviesa esa nación, el tema central para la Argentina pasó a ser el acuerdo con Brasil, que frente al mandatario anfitrión Kirchner le anticipó a su colega. Tres horas más tarde, mientras Kirchner y Bielsa participaban del plenario del Grupo de los 15 en el Teatro Teresa Carreño, dos funcionarios de Cancillería se cruzaron al Hotel Hilton con la declaración que posteriormente difundió Rafael Bielsa, y se la entregaron a Marco Aurelio García y a Celso Amorim por separado. “Marco Aurelio la recibió con entusiasmo; Amorim, en cambio, no parecía muy convencido”, sostuvo la fuente.
Después de los saludos de rigor, con los papers y agua mineral sobre la mesa y las puertas vidriadas reflejando un pelotón de guardias venezolanos, Amorim abrió el fuego haciendo explícitos sus reparos: “No piensen que nos vamos a poner de acuerdo en todo ahora”. Bielsa se levantaba a servirse un café cuando fue reconvenido por su jefe: “Dejá el café, quedate sentado que desconcentrás a todos”, le dijo Kirchner, marcando el clima del encuentro. Luego, tomó la palabra por varios minutos para hacer un desarrollo en el que ratificó su decisión de no subordinar el crecimiento del país al pago de la deuda, sosteniendo que “el FMI es un organismo que trae más problemas que soluciones, y no sólo con relación a nuestros países, sino en la consideración de los Estados Unidos y de algunos países de Europa”. Luego contó el ejemplo del presidente egipcio, que había empezado a activar en contra del acuerdo con la Argentina para obtener un mandato que le permitiera plantearle a Horst Köhler “que prefiere una Argentina en default antes que una Argentina victoriosa después de una extorsión”, sostuvo la fuente.
Al tomar la palabra Lula, el mandatario hizo eje en la “elaboración de un plan que atienda las necesidades de la economía real de nuestros países”.
Eso fue interpretado por Kirchner como la aceptación sin retaceos de la propuesta y casi sin esperar que Lula termine dijo “bueno, entonces fijemos ya mismo una fecha para empezar a hablar del tema”. “La fecha elegida fue el 10 de marzo y viajarán el ministro de Infraestructura, Julio de Vido, y de Economía, Roberto Lavagna, ya que Bielsa ese día estará en la ciudad del Vaticano. Habrá más adelante –la fuente no precisó la fecha– una segunda reunión en la que se consolidará la Unión Sudamericana”, como la denomina Eduardo Duhalde, que la semana pasada estuvo reunido con los presidentes de Perú y de Bolivia para avanzar en su conformación.
Este mediodía, Lula recibirá al titular de FMI con un asado y tras el encuentro se conocerán las primeras declaraciones del titular del organismo de crédito en torno a la “estrategia conjunta”. “Lula nos dijo que le va a adelantar a Köhler el contenido de la reunión de Caracas”, dijo el funcionario argentino.
Por su parte, el canciller Amorim, antes de regresar a su país, se refirió al futuro de las negociaciones bilaterales con mayor cautela. “En San Pablo, los presidentes van a evaluar las negociaciones comerciales bilaterales, los proyectos de infraestructura relacionados con la integración de entre los dos países y también la posibilidad de afrontar conjuntamente los diálogos con los organismos financieros internacionales”, dijo el responsable de Itamaraty, reconocido por la precisión con la que elige los términos de sus declaraciones.
“De ahora en más comienza un trabajo en varios planos”, anticipó la fuente, “hay un trabajo político con los embajadores, hay que evaluar la repercusión mediática, que es lo que genera opinión pública tanto aquí como en Brasil, y si esto sale bien estaremos frente a un hecho histórico”, concluyó el relato.
El tenor de las declaraciones de los participantes de la reunión de Caracas no fue la única diferencia en torno a lo acordado. El rostro alegre de los funcionarios argentinos –en especial el del presidente Kirchner– contrastaba con el gesto adusto de Lula y la salida tardía de Amorim. Los periodistas que acompañaban la delegación del Brasil lo atribuían a la enfermedad del vicepresidente José Alencar –afectado de una neumonía–, razón por la cual la comitiva anticipó su regreso a Brasilia.
El funcionario argentino que habló con Página/12, sin perjuicio de aceptar la versión oficial del retiro anticipado de los brasileños, sostuvo que “se lo notaba preocupado por los temas de denuncias y las elecciones. Lula le dijo al presidente que se ha iniciado una guerra y que van a aparecer cosas peores que la denuncia que involucró a un secretario de su amigo y ministro José Dirceu”.
Otra versión, menos comprometida, pero también del campamento argentino, lo explicó en términos contractuales: “Es lo mismo que si Adrián Suar se reúne con Steven Spielberg y arreglan para verse en Hollywood y hablar de una película. El que va a salir corriendo a contarlo es Suar”, graficó el delegado, que remató diciendo “esta vez la alegría no fue brasileña”.

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Las caras de Bielsa y Amorim contrastaban: el argentino feliz, el brasileño no tanto. Pero cerca de Lula gustó la idea.
 
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