EL PAíS › BATAHOLA FRENTE AL CONGRESO ENTRE DUHALDISTAS Y LA IZQUIERDA

Un comienzo a todo bombo y palazos

Un grupo traído desde la provincia para vivar por Duhalde y varias agrupaciones de izquierda se enfrentaron en los alrededores del Congreso. Los peronistas atacaron primero.

 Por Irina Hauser

A falta de legitimidad, Eduardo Duhalde llevó a la plaza del Congreso, desde la provincia de Buenos Aires, una multitud que le garantizara gritos, bombos y petardos de apoyo. Nada de cacerolas ni palmas de la clase media. Antes y durante la Asamblea Legislativa, hubo marcha peronista, batucadas con canciones de “Duhalde presidente”, globos celestes y blancos, avalanchas repentinas y una guerra de piedras entre peronistas y manifestantes de varios partidos de izquierda que terminó con represión policial y varias decenas de heridos. Izquierda Unida (IU), el Partido Obrero (PO) y otras corrientes que habían ido a manifestarse acusaron al gobierno entrante de inaugurar “una nueva metodología de represión usando grupos de provocadores”.
“Apenas me llamó un consejero del PJ de mi zona me preparé para venir”, relató Elsa, 50 años, un rato después de bajarse del ómnibus que la transportó desde Ezeiza y que estacionó en fila en la avenida Entre Ríos con otros tapizados con banderas de Alberto Pierri y Osvaldo Mércuri. Ella había recibido la indicación, contó, de llevar por lo menos cinco personas y de ir a gritar a favor de Duhalde “cosa que no me molesta nada, porque yo soy una ex menemista”, se jactó mientras su marido asentía en señal de aprobación y hacía flamear una bandera argentina.
El vallado y el cordón policial se extendían hasta la mitad de la plaza y una cuadra hacia cada lado. Cerca de las seis de la tarde la avenida Callao estaba casi desierta y silenciosa. Los cánticos y las bombas de estruendo del PJ sólo sonaban frente al Congreso, bajo la batuta de los hombres de La Matanza. “Se siente, se siente, Duhalde presidente”, entonaba un grupo. “El que no salta es radical”, complementaban otros. Una pareja de turistas rubios vestidos con pantalones cargo, y equipados con una guía Trotamundos, contemplaba a la muchedumbre con expresión de miedo y desconcierto a la vez.
Sobre Mitre había quedado un reguero de piedras, vidrios y sangre, después del enfrentamiento que alrededor de una hora antes habían mantenido militantes peronistas y de izquierda en la intersección con Rodríguez Peña.
–Este Duhalde ni asumió y ya le empezó a pagarle a la gente para que haga estas cosas, será posible –se agarraba la cabeza un hombre de remera y jean negros que había bajado de su departamento después de recibir un cascotazo en la ventana del living.
–Pero si éste fue cómplice de Menem, lo que pasa es que ahora se tiene que defender de la derecha peronista de (José Manuel) De la Sota –lo interrumpió un vecino, con la oreja pegada al teléfono celular.
–¿Qué culpa tenemos nosotros? Que se vayan a La Matanza a apoyar a Duhalde. Acá el que labura es el que se jode, no queremos violencia, no puede ser que para llegar al poder tengan que hacer esto –gruñó Sandra Azar, 38 años, señalando los destrozos sufridos por el bar La Tayuela, en la esquina.
Un militante peronista de San Fernando con chomba Lacoste y el rostro regordete transpirado, se presenta como Ricardo y se defiende, sin que nadie le pregunte, de la teoría de las prebendas. “Acá vinimos en una camioneta que conseguimos nosotros –dice señalando a sus amigos–, nadie nos trajo, vinimos a bancar a Duhalde porque si no lo hacemos nosotros no lo hace nadie”. Parado sobre Rivadavia, cuestiona los cacerolazos “propios de la clase media ahora que les tocaron el culo”, a su entender. “Y estos de la izquierda que no digan pavadas, que lo de recién no fue nada, sólo una insignificante riña”, comenta sobre el enfrentamiento.
Al mediodía una columna de Izquierda Unida, el PO y el Frente Obrero Socialista, entre otros, se había plantado en Callao y Mitre. Llevaban pancartas alentando la fórmula Luis Zamora presidente-Patricia Walsh, vice. Proponían, explicó la legisladora porteña Vilma Ripoll (IU), “un gobierno provisional de la izquierda para que llame a elecciones para unaasamblea constituyente, porque el pueblo está pidiendo que se modifique todo”. “La asunción de Duhalde es una nueva trampa”, planteó.
En plena tarde se desató la batalla de piedras, botellas y palazos. Los partidos de izquierda aseguran que una patota de unas 200 personas se les avalanzó. Al verse agredidos, dicen, respondieron. Tiraron más piedrazos y con ayuda de gomeras lanzaron bulones y rulemanes. Al final del día contabilizaban unos 30 heridos en sus filas. “La represión de la policía con gases fue dirigida especialmente a nosotros”, describió Christian Rath, del PO. “El gobierno de Duhalde ha inaugurado una nueva metodología de represión contra las agrupaciones políticas”, coincidió con otros dirigentes. Izquierda Unida y compañía se retiraron hacia el Obelisco, donde hicieron un acto. Las masas de Duhalde se adueñaron de la plaza.

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Las formaciones duhaldistas circunvalaron el corralito de la Federal y atacaron a la izquierda.
 
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