EL PAíS › IBARRA APOYO LA DESIGNACION, PERO ESPERA LAS MEDIDAS CONCRETAS

El Frepaso no pudo tener un voto único

Unos pocos minutos de Asamblea Legislativa le alcanzaron al Frepaso para desnudar su fractura interna. La senadora Vilma Ibarra se hizo cargo de la postura “oficial” –que esbozó su hermano y jefe partidario, Aníbal Ibarra– al apoyar la designación de Eduardo Duhalde como presidente, aceptando la anulación del llamado a elecciones, pero sin dar cheques en blanco hasta tanto no divulgue su plan de gobierno. Le siguió en el uso de la palabra el tucumano José Vitar, que funciona como jefe del bloque de diputados disidentes, para sostener lo contrario: reclamó comicios, anticipando que no apoyarían a ningún gobierno provisorio que se prolongara hasta el 2003. Antes había aclarado que tendría una posición común con el ARI de Elisa Carrió, quien aspiraba a presentarse como candidata. En el medio, sobrevoló la versión que daba a Juan Pablo Cafiero como seguro integrante del gabinete de unidad de Duhalde, pero en el Frepaso no estaban nada seguros de los beneficios de sumarse al nuevo gobierno si no tienen alguna idea de lo que puedan encontrarse.
El único contacto directo con Duhalde lo mantuvo el lunes Ibarra cuando fue convocado al maratón de reuniones de Lomas de Zamora. Básicamente, Ibarra le pidió a Duhalde que busque que la mayoría de sus medidas salgan por consenso, que se rodee de colaboradores intachables y que mantenga abiertos los canales de diálogo. Como medida concreta, el jefe de Gobierno porteño planteó la necesidad de hacer algo con la Corte Suprema, uno de los pedidos que surgió en el último cacerolazo. Ibarra consiguió allí el primer acuerdo porque Duhalde le prometió que iba a buscar la vía institucional para remover a los actuales ministros.
Luego Ibarra se dedicó a recorrer el espinel frepasista para tantear el clima con el que habían sido recibidas sus declaraciones posteriores a la renuncia de Adolfo Rodríguez Saá, en las que reclamaba un gobierno de consenso similar al que surgió ayer. La posición era sutilmente diferente a la que había mantenido la semana anterior, cuando había dado a entender su predisposición a que hubiera elecciones al tiempo que anticipaba un apoyo a Carrió presidente. En los llamados que hizo ayer, Ibarra coincidió con varios diputados –Darío Alesssandro, Rodolfo Rodil, Nilda Garré, Fernando Melillo, Carlos Raimundi– que un endeble gobierno de sesenta días podía llevar al país a la anarquía.
“El tema de los ahorros y de la deuda externa no lo puede resolver un gobierno tan débil”, le dijo Alessandro, quien en la Asamblea Legislativa se encargó de explicar el voto a Duhalde como jefe de los diputados de la Alianza. En estas circunstancias, coincidieron, la opción que planteó Vitar era “una irresponsabilidad total”. Lo que no quedó en claro fue cuál salida prefería el ex vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez. Quienes se comunicaron ayer con él explicaron que la respuesta que recibieron de Chacho fue lo suficientemente ambigua como para que les quede la duda si estaba más cerca de la opción electoral o de la unción de Duhalde.
La otra duda revoloteó alrededor del futuro cercano de Juampi Cafiero. Desde temprano corrió el rumor sobre un ofrecimiento de dirigentes duhaldistas para que volviera a ocupar el Ministerio de Desarrollo Social como lo hizo durante unos meses de la gestión delarruista dejando una buena imagen. Con quienes habló, Cafiero dijo que nadie le había ofrecido nada. Después se mencionó que había sido “tanteado”, sin más especificaciones. Lo que se encargaban de aclarar cerca de Ibarra era que en la conversación con Duhalde habían acordado que todo ofrecimiento se lo harían llegar primero a él en su carácter de jefe partidario y que no habría respuestas individuales sin una discusión interna previa.

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Aníbal Ibarra.
Apoyo con cautela.
 
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