EL PAíS › PAUL O’NEILL, SECRETARIO DEL TESORO, MOSTRO SU CINISMO

“Esperaron en vano el rescate”

En un tono por demás despreciativo, el secretario del Tesoro de Estados Unidos entendió la renuncia de Remes Lenicov como una confirmación de lo correcto de su inflexible posición sobre Argentina.

La renuncia de Jorge Remes Lenicov vino a confirmar las sospechas que la comunidad financiera internacional tenía de Argentina. Esa es la explicación que dio ayer ante un comité del Senado estadounidense el secretario del Tesoro de ese país, Paul O’Neill. Si antes Argentina era el alumno modelo, ahora no se cansa de demostrar que es el peor de la clase. En ese tono de amonestación permanente transcurrió el comentario de O’Neill, al analizar los últimos acontecimientos en el país. El funcionario recalcó que el gobierno de Duhalde no se merece la ayuda del FMI porque “no ha creado un conjunto sostenible de condiciones para que cualquier asistencia vaya a crear un futuro mejor”. Por el contrario, afirmó, su actitud ha sido la de “esperar en vano que se lo fuera a rescatar”.
El secretario del Tesoro dijo sin rodeos que la renuncia de Remes se debió a la incapacidad del Gobierno para adoptar las reformas que –según él– le exige toda la comunidad financiera. Sin embargo, la administración Duhalde dedicó sus primeros cuatro meses a conseguir como fuera un acuerdo con el Fondo, para lo cual afrontó complicadísimos desafíos políticos, abandonó sus propias ideas y abrazó las de Washington, y esperó todo lo que pudo por una señal favorable que nunca llegó. Aun después del alejamiento del hombre que encarnó esa política, Duhalde ratificó ayer que seguirá trabajando para cumplir con las exigencias del FMI. Pero nada de eso parece suficiente para el gobierno de Estados Unidos, que se muestra casi ofendido por la obstinación de la dirigencia argentina en negarse a adoptar las medidas que se le indican.
“Francamente, pienso que el motivo de la renuncia de Remes Lenicov es que no pudo convencer al sistema político de su país para que emprendiera acciones que él sabe que se requieren para avanzar”, puntualizó O’Neill. También dijo que para el ex jefe del Palacio de Hacienda “estaba claro que no había cambios en (la postura de) la gente con la que se reunió aquí”. La referencia fue a los encuentros que Remes Lenicov mantuvo el último fin de semana en Washington, durante su participación en la asamblea de primavera del FMI. Allí el ministro comprendió que seguía lejos de un acuerdo.
“No vamos a pagar a alguien que ha estado esperando en vano que se lo fuera a rescatar”, enfatizó O’Neill, con desprecio por la supuesta falta de esmero del Gobierno para obtener la ayuda. “La razón por la cual Remes renunció refleja también el hecho de que se dio cuenta de que el FMI, el Grupo de los 7 y Estados Unidos mantuvieron un frente unido para reclamar esas reformas a Argentina”, agregó luego. El apriete de O’Neill tuvo su impacto en la reunión que Duhalde y los gobernadores mantuvieron ayer en Olivos. En el acuerdo de 14 puntos que presentaron como conclusión, se repite la voluntad de cumplir con las demandas del FMI. Se menciona que habrá convenios bilaterales entre la Nación y las provincias para que éstas expliquen cómo harán el ajuste fiscal, se ratifica que habrá cambios a la ley de Quiebras y se derogará la ley de Subversión Económica.
En coincidencia con O’Neill, desde la Unión Europea se expresó que Argentina debe seguir haciendo méritos para conseguir asistencia financiera internacional. “Todos estamos dispuestos a ayudar al país de manera de llegar a un plan que permita resolver los problemas”, indicó el comisionado para Asuntos Monetarios y Económicos, Pedro Solbes. Sin embargo, sostuvo que esto “requiere la existencia de un sistema institucional que permita que el plan que se acuerde pueda luego ser aplicado: una parte del problema es precisamente que esta posibilidad no existe”. Por su parte, el diario financiero The Wall Street Journal lamentó la salida de Remes Lenicov, quien era “la voz de la razón en medio de un gobierno populista impredecible”. El matutino considera como la voz de la razón a todo aquel que aplique las recetas del FMI.

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Paul O’Neill, secretario del Tesoro de EE.UU., junto al presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan.
 
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