EL PAíS › DOLARIZACION VS. HIPER

Los dilemas de Duhalde

Blejer se comprometió con el Presidente a frenar al dólar. Pero, al igual que Lavagna, desconfía del cambio fijo.

 Por Maximiliano Montenegro

El candidato a ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien hoy a las 8 de la mañana aterrizará en Ezeiza y desde allí se trasladará a Olivos, comprende al Presidente: “El piensa que, si se escapa el tipo de cambio, los precios se escapan y entonces habrá mucha presión sindical por recomponer salarios. Y así nos vamos a la hiperinflación”, le dijo a este diario antes de partir de Bruselas. Pero también descree de la posibilidad de establecer un tipo de cambio oficial, un proyecto que anoche en Olivos se daba por seguro: “Podríamos terminar en un dolarización de facto”, reflexionó. Lavagna coincide con un alto funcionario del Banco Central, a quien casi no conoce personalmente, pero con quien deberá trabajar codo a codo en los próximos días si finalmente es ungido ministro de Economía. “El Presidente está convencido de que hay que fijar el tipo de cambio. Dice que hay que poner un límite a la flotación del dólar porque así nos vamos a la hiperinflación. Yo soy consciente de que no podemos dejar que el dólar se escape más. Pero no sé si el Presidente es consciente de que, en las actuales condiciones, un tipo de cambio fijo puede terminar en una dolarización desordenada. Nos van a llevar todas las reservas que entreguemos a ese valor”, explicó a este diario el funcionario. “Yo me inclinaría por intervenir potentemente la semana que viene en el mercado cambiario, pero sin una regla. Las reservas están para jugarlas en la crisis, para frenar una corrida, y éste es el momento”, completó la fuente.
¿De quién son los 12.000 millones de dólares de reservas que todavía quedan en el Banco Central? O, de otro modo, ¿para qué están esas reservas? A partir de esos interrogantes pueden explicarse los dilemas que el Presidente discutió con economistas de distintas vertientes ideológicas en los últimos días.
- Para el Fondo Monetario las reservas del Central están para garantizar a los acreedores extranjeros y a los organismos internacionales el pago de la deuda. Por eso, Washington presionó desde enero por un tipo de cambio libre, que busque sin intervenciones de la autoridad monetaria su “nivel de equilibrio”.
- Una posición diametralmente opuesta a la del Fondo es la que acercó a Duhalde el economista de la CGT Daniel Carbonetto, quien planteó fijar el tipo de cambio con estrictos controles de capitales y echar mano de las reservas para motorizar el mercado interno, financiando subsidios a la demanda (desocupados, sectores de menores recursos) y actividades productivas.
- Otros creen que las reservas deben ser utilizadas exclusivamente para estabilizar el tipo de cambio, bajo un régimen de “flotación sucia”. En este último partido se enrolarían tanto el presidente del Banco Central, Mario Blejer, como el aspirante Roberto Lavagna.
Ambos escucharon en las últimas horas al Presidente insistir con que hay que ponerle un techo al dólar. Y compartieron su temor por el peligro hiperinflacionario. Más aún, Blejer había reconocido a mediados de marzo que con un dólar arriba de 2,80 se corre el riesgo de estar a las puertas de una híper.
Sin embargo, ambos piensan que un tipo de cambio fijo, en el actual contexto de desconfianza generalizada, es un arma de doble filo. Porque, además de disparar instantáneamente un mercado paralelo –como ocurrió cuando se fijo el dólar en 1,40– que todos tomarían como el “dólar verdadero”, podría convertirse en el huevo de la serpiente y dar vida a la dolarización.
“A partir del lunes, tenemos que dar la señal de que no dejamos caer a los bancos nacionales y vamos a tener que dar redescuentos para que devuelvan cuentas a la vista. Es inevitable que haya corrida cambiaria y este es el momento para que salgamos a vender fuerte las reservas. Pero con tipo de cambio fijo podemos perder muchos más dólar que interviniendo sin avisar, porque nadie corre ningún riesgo al comprar dólar”, se sinceró ante este diario el funcionario del Central. Blejer habría planteado esta posición al Presidente. Pero también habría manifestado su compromiso para ponerle una correa al dólar abajo de los 3,50 pesos. “Si planchamos el dólar a 2,50 no nos van a alcanzar las reservas”, le habría dicho al Presidente.
La cuenta que hacen algunos técnicos del Central es la siguiente: en los próximos meses podrían “gotear” al dólar unos 15.000 millones de pesos, entre la emisión necesaria para devolver ahorros atrapados en cuentas a la vista y parte del circulante, incrementado por el financiamiento del déficit fiscal. A 2,50 habría que vender unos 6000 millones de dólares, la mitad de la reservas, para defender la paridad.
Sin embargo, anoche, en Olivos, insistían con fijar el tipo de cambio (entre 2,60 y 3,50) y restablecer un riguroso control de cambios, de modo tal que no se puedan adquirir libremente dólares, sino sólo en caso justificado, como importaciones de primera necesidad.
Lavagna tendrá que zanjar, personalmente, en ese debate durante el fin de semana.
El otro escollo grande de la fijación cambiaria o de una fuerte intervención del Banco Central es que, como bien sabe Remes, el Fondo se opone abiertamente. Sin embargo, el vocero presidencial fue el encargado de hacer la consulta del caso con Washington, después de que Blejer allanara el camino. Eduardo Amadeo se comunicó con Anne Krueger para explicarle la decisión del Presidente y su temor a la híper. La respuesta de la conservadora número dos del Fondo fue positiva, siempre que sea “una estrategia temporaria, no más de 3 o 4 meses”, aclaró.
La venia de Washington llegó después de que Duhalde enviara señales inequívocas de que “no hay plan alternativo” y lograra el consenso de los gobernadores para cumplir con las condiciones del Fondo: ajuste en las provincias, derogación de la ley de subversión económica y modificación de la ley de quiebras.
Lavagna también sintoniza esa onda: “El documento firmado con los gobernadores es muy interesante. Se llegó a un acuerdo con las provincias que parecía imposible. Ahora no podemos quedarnos esperando el acuerdo con el Fondo. Pero si caminamos en la misma línea del Fondo, vamos a llegar a un acuerdo”, aseguró.

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El Presidente quiere un tipo de cambio fijo en un valor entre 2,60 y 3,50.
 
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