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La propuesta del Fénix es resurgir con equidad

Después de cuatro días de sesiones, el Plan Fénix presentó sus ideas fuerza para afianzar un modelo de desarrollo con integración social.

 Por David Cufré

“Nuestra principal misión es aportar a la formación de un pensamiento crítico, para dar respuesta a los problemas del país desde una visión nacional”, resumió el economista Aldo Ferrer en el discurso de clausura de las jornadas del Plan Fénix. Desde esa posición, los académicos que integran el grupo destacaron que se aprecia “un cierto cambio de las políticas públicas”, pero advirtieron que resulta “absolutamente insuficiente” para consolidar un proyecto de desarrollo con equidad.
El salón Borges de la Biblioteca Nacional, adonde se llevó a cabo la sesión de cierre, estuvo repleto. El público mostró un fuerte interés a lo largo de los cuatro días de conferencias por conocer las opiniones de economistas y pensadores que ofrecen una visión diferente de la realidad nacional de la que dominó la agenda pública durante la última década. Los integrantes del Fénix celebraron la posibilidad de generar otros temas de debate, distintos de los de la ortodoxia económica. Ferrer valoró la importancia de “aportar un pensamiento crítico desde nuestra propia perspectiva”.
El economista dijo que “el Fénix pone su mayor énfasis en el pedido de equidad”. “La equidad es condición necesaria para la cohesión social”, indicó. Sin cohesión, dijo, no hay posibilidad de desarrollo sustentable. Si bien los miembros del grupo reconocen algunos gestos del Gobierno para avanzar en esa dirección, sostienen que los cambios son todavía muy tibios. Ferrer recordó que se puede obtener un fuerte crecimiento económico con una distribución regresiva del ingreso. Eso fue lo que ocurrió durante los primeros años de la convertibilidad, cuando el modelo le regalaba a Domingo Cavallo altos índices de expansión y al mismo tiempo se hacía trizas el tejido social. “No nos interesa que aumente el Producto Bruto sólo para ponernos contentos con las estadísticas”, apuntó. “El objetivo debe ser el desarrollo y el bienestar social”, agregó.
Los economistas del Fénix y Ferrer en particular tienen una buena relación con Roberto Lavagna. Su discurso también denota apoyo a las principales líneas de la política económica. Pero a la hora de establecer diagnósticos y proponer medidas, queda clara su insatisfacción y, en algunos casos, su desencanto. La principal objeción es a la pesadez oficial para producir transformaciones de fondo en la distribución del ingreso.
El grupo Fénix se formó en el año 2000 y en septiembre de 2001 hizo la presentación de su primer documento. Allí estableció sus bases fundacionales. La primera, recordó Ferrer, era promover el desarrollo con equidad. La segunda, generar un proyecto para la educación. En la mesa en que se debatió el tema se reclamó la derogación de las leyes Federal de Educación y de Educación Superior. Ferrer mencionó el ejemplo de los países asiáticos. “El énfasis que pusieron en la educación es uno de los factores que explican su éxito”, aseguró. En contraposición, sostuvo que “nosotros formamos gente que después no podemos retener”. Por caso, recordó la situación de los profesionales que forma el Instituto Balseiro, que terminan emigrando ante mejores propuestas.
La tercera de las tareas del Fénix es lograr que el país participe de la globalización “de una manera simétrica y no subordinada”. “La globalización es un sistema de poder estructurado en redes comerciales, financieras y tecnológicas”, describió Ferrer. “La Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario y el régimen de patentes están pensados a medida de los países centrales”, añadió. “Pero eso no significa –concluyó– que debamos sumarnos de una manera subordinada.” El economista sentenció que “cada país tiene la globalización que se merece de acuerdo a las respuestas que da”. En ese sentido, dijo que durante la década del ’90 “dimos las peores respuestas imaginables y ahora estamos pagando las consecuencias”.
Por último, Ferrer –quien además de referente del Fénix es director de Enarsa y precandidato a diputado por el radicalismo porteño– afirmó que “la Argentina tiene los recursos necesarios, tanto humanos como de ahorronacional y naturales para ponerse de pie por sus propios medios”. “Es hora de hacerlo”, completó.

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“Sin equidad social no hay desarrollo”, advirtió Aldo Ferrer.
 
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