EL PAíS › OPINION

Una luz en medio del túnel

Por Cristian Ritondo *
Nuestro país, ya lo sabemos, está atravesando una de las peores crisis de su historia, que tiene efectos devastadores en todos y cada uno de los pilares fundamentales que hacen al buen funcionamiento del Estado y sus instituciones. Frente a este escenario, la sociedad demanda insistentemente a sus representantes cambios, gestos, actitudes con el objetivo de visualizar una salida consensuada, sólida y al mismo tiempo rápida y definitiva de este túnel en el cual por el momento sólo se ve oscuridad e incertidumbre.
A menudo sucede que, en medio de un marco tan adverso, no reparamos en las cosas buenas que ocurren y nos limitamos a sobrellevar el día a día. Y nuestra visión de las cosas se vuelve demasiado pesimista no dejándonos ver que en la Argentina de hoy, a pesar del descrédito de la política, algunas cosas se empiezan a hacer bien.
Hace unos días, el Congreso sancionó la nueva ley orgánica de los partidos políticos. Esta ley introduce una serie de cambios con respecto al desarrollo de las campañas electorales, acotando el tiempo y la forma en las que éstas deben llevarse a cabo. Pero la innovación más importante es la realización de internas abiertas generales y simultáneas.
¿Qué significa esto? El hecho es por demás alentador. Este cambio implica que todos y cada uno de los partidos, sin excepción, que decidan participar en la próxima contienda electoral deben someterse a una interna abierta junto con el resto de los partidos, al mismo tiempo y para todos los cargos en cuestión, al estilo de las primarias estadounidenses.
Esta reforma es un acontecimiento trascendental en la vida político-electoral argentina, comparable con la primera vez que se estableció el voto obligatorio o la conquista del voto femenino con Evita.
La reforma a la ley orgánica de partidos políticos viene a salvar, en parte, una tendencia particular de los partidos argentinos. Debido a sus características organizativas los políticos se ven obligados a ocuparse por lograr el apoyo partidario interno y local desatendiendo los asuntos generales. Con las modificaciones a la ley de partidos políticos, deberán escuchar a un electorado que se amplía, que es cada vez más volátil, ya que en las internas abiertas generales y simultáneas no sólo votarán los propios adherentes sino también los independientes, los indecisos y aquellos que no se sientan identificados con algún partido en particular.
Alexis de Tocqueville rescataba a los partidos políticos como uno de los principales resortes para el mantenimiento de un sistema democrático. Los definía como “grandes partidos”, ligados a principios más que a sus consecuencias; a las generalidades y no a los casos particulares; a las ideas y no a los hombres. Esos partidos –nos dice– tienen, en general, rasgos más nobles, pasiones más generosas, convicciones más reales y una actuación más franca.
Los partidos políticos no escapan a la situación crítica que viven las instituciones del país. Y así las cosas, resulta imperioso que piensen en su reforma puertas adentro y entonces estarán en condiciones de dar alguna respuesta puertas afuera. La aplicación de internas abiertas generales y simultáneas implica un gran avance en este sentido. Sin embargo, estas reformas pierden sentido si no se impulsan otras, como complemento que contribuyan a ampliar los canales de participación de la ciudadanía y no se ubiquen en el marco de una reforma política profunda, consensuada y a largo plazo.

* Subsecretario de Interior.

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