EL PAíS

Dos preguntas, tres economistas

1 ¿Qué puede pasar con el dólar?
2 ¿Qué puede pasar con los precios?

Jorge Carrera.
(Iefe)
“Dólar irreal”
1 Esta es una nueva convulsión, como otras que hemos tenido. En este caso, por dos razones: los ruidos por el alejamiento de (Mario) Blejer y un recrudecimiento del contagio en el nivel regional. El precio del dólar sigue siendo irreal y refleja la incertidumbre. No tiene que ver con una emisión exagerada ni con un gasto público exagerado. Es un tipo de cambio que intenta cubrir una eventual apertura del corralito.
2 No creo que haya hiperinflación por la sola liberación del corralito. La híper en forma clásica es con varios meses de inflación por encima del 50 por ciento. En estos brotes, que ya hubo cuatro a lo largo de enero, los formadores de precios no toman inmediatamente el tipo de cambio. Justamente, una sorpresa es que el trasvasamiento a precios ha sido relativamente bajo. Hasta ahora, los aumentos dependieron básicamente de los insumos o la posibilidad de colocar la producción en el exterior. Los no transables, como trabajo o servicios, no se movieron. No habrá una corrección inmediata y, la que haya, seguirá esa misma regla.

Claudio Lozano.
(Idep-CTA).
“Dólar sin techo”
1 Con una economía dolarizada en los hechos, con un régimen de flotación y escasez de divisas, el dólar no tiene techo. Tal vez si hubiera acuerdo con el FMI y se resolviera la crisis financiera, bien sea inhibiendo redescuentos o el goteo, podría haber un freno a la suba del dólar. Pero esto no generaría reactivación ni supondría solución para un gran sector de la sociedad argentina de los excluidos. Así no hay techo. Habría que intentar soluciones de fondo modificando drásticamente la política en su conjunto, administrando el precio del dólar y reconstruyendo el perfil productivo, para depender menos de los insumos importados.
2 Con los precios de mayo y primeras semanas de junio se suponía que estábamos en un punto de inflexión, sobre la base de un dólar a 3,6. Pero todos los elementos que inciden en precios están fuera de control. Entre ellos, los mercados oligopólicos. Si a esto se suma la alta dolarización de la economía, es previsible que sigan las subas. Esta situación, sumada a la caída del 45 por ciento en el poder adquisitivo de los asalariados, llevan el cuadro recesivo al límite.

Carlos Perez.
(Fundación Capital)
“Dólar de equilibrio”
1 Está claro que la dinámica con la que opera el mercado sufrió un giro fenomenal. La histórica tenía que ver con el tipo de Convertibilidad, que comparaba circulante con reservas. Hoy, sobre esa base, el tipo de cambio debería ser de 2,60. ¿Pero, cómo razona el mercado?: relacionando la oferta potencial de dólares con la demanda potencial de dólares. La oferta llega a 10 mil millones y la demanda a 40 mil, el tipo de cambio a 4 es de equilibrio. Pero esto es dinámico. Si no se postergan vencimientos con el FMI, con la consiguiente pérdida de reservas, y no se limita la evasión transaccional, la depreciación del peso será mayor.
2 En junio seguirá un tipo de cambio de un dígito, ya que el arrastre estadístico de mayo fue bajo. Pero esto se modificará a partir de julio, ya que aquí se alcanzarán los dos dígitos. Para moderar el impacto es fundamental un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. De cualquier modo, aún estamos lejos de una híper, ya que no hubo indexación de salarios ni tarifas. Tampoco hubo una emisión demasiado importante y, en cierto sentido, existió una absorción por la venta de dólares o Letras del BC.

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